04 | Romeo y Julieta

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Brayden me arrebató la lata de pintura roja de las manos y se acercó a la pared para terminar con el último detalle de su mural artístico.

—Ya quedó —dijo alejándose de la pared.

Brayden se detuvo a mi lado y se cruzó de brazos al mismo tiempo que sonreía satisfecho con su trabajo.

Brayden había decidido pintar la mano de un hombre y una mujer entrelazadas. También había una espada en medio que cortaba un poco las muñecas de ambos brazos. Incluso dibujó un poco de sangre.

—Me gusta —comenté.

Brayden se sorprendió y me miró—. Creí que no te gustaba vandalizar.

—Tú fuiste quién lo hizo. Además, esto no parece vandalismo, más bien parece un mural de arte. —Me quedé mirando la pintura frente a mí por unos segundos admirando lo bien que se veía a pesar de que ya había oscurecido—. No sabía que supieras pintar tan bien.

—Siempre me ha gustado el arte. Incluso trabajé con mi primo en su estudio de tatuajes hace un año. Tal vez algún día te lleve.

—Claro.

Eso jamás pasaría.

Ayudé a Brayden a guardar las latas de pintura de nuevo en una bolsa de plástico. Yo tomé la bolsa y comencé a caminar de regreso al estacionamiento para irnos.

—Espera —Me detuve y Brayden abrió la bolsa para tomar la pintura negra y correr de regreso al mural que había hecho. Después, regresó y volvió a meter la lata de pintura en la bolsa—. Había olvidado ponerle mi firma.

Caminamos alrededor de la escuela por casi cinco minutos hasta que finalmente llegamos al estacionamiento. Brayden abrió la puerta del pasajero y tomó la bolsa de mi mano para meterla al auto.

Yo me quedé ahí parada sin hacer ni decir nada por unos segundos.

Brayden, al darse la vuelta, se recargó en el auto y se me quedó viendo—. Chaqueta de mezclilla azul, unos jeans desgastados del mismo color, y una blusa y zapatos blancos —dijo, pensativo.

—¿Qué?

—Estaba pensando que tal vez te verías muy bien en ese atuendo mañana. Oh, y un poco de maquillaje natural y tu cabello planchado. —Asintió con la cabeza.

Fruncí mis cejas y me puse a pensar en lo que acababa de decir.

—No lo sé —dije aún pensando en ello—. Ya veré mañana.

Subí al auto y esperé a que Brayden subiera y arrancara el auto. Estaba un poco cansada, aunque no había hecho nada, y lo que más quería en este momento era estar en mi cama dormida.

•  •  •

—Rayne. —Ahria se acercó a mí en cuanto me vió salir del auto de mi hermano—. Tienes que ver esto.

Ahria me tomó de la mano y me llevó alrededor de la escuela hasta llegar frente a una pared. Estábamos frente al mural que Brayden había pintado ayer por la noche. Habían muchas personas aquí tomándole fotos y otros tomándose sesiones de fotos frente al mural.

—Realmente es hermoso —dije admirandolo aún más que ayer. A plena luz del día se veía mucho mejor.

—¿Podrías tomarme unas fotos?

—Claro.

Ahria sacó su celular y me lo tendió para que yo lo tomara. Esperamos un par de minutos para que unos chicos terminaran y nos dejaran pasar frente al muro para tomarle fotos a Ahria.

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