Capítulo 1

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Zhou Tzuyu no era la persona más amigable del mundo, pero cuando estaba sola en su habitación tratando de dormir, sin conseguirlo, se volvía extremadamente dócil.

Y eso era algo de lo que Minatozaki Sana puede dar testimonio.

Cuando recibió un mensaje de Tzuyu diciéndole que no podía dormir, Sana pensó que estaba delirando. Sobretodo porque no tenía ningún contacto con ella ni con su grupo de amigas.

Luego de leer varias veces el mensaje, decidió dejar el celular así, pensando que quizás se equivocó de número.

Pero cuando trató de volver a dormir y seguir soñando con cachorros lamiéndole la cara, el sonido del teléfono la hizo volver a despertar.

—¿Hola?

—Minatozaki.

—¿Qué sucede? —Sana bostezó, estirándose en su cama y sentándose al borde de esta, haciendo el menor ruido posible.

—Te dije que no puedo dormir —una somnolienta Tzuyu contestó a través del teléfono, y Sana pensó que podría desvelarse todas las noches sólo para escuchar su voz.

—No entiendo que tengo que ver yo en eso —el asunto seguía sin hacerle sentido a Sana, puesto que si ella estuviera en esa situación, lo último que haría sería llamar a una chica con la que nunca se había hablado.

Sin contar el hecho de que no sabía cómo era que Tzuyu tenía su número.

Luego de eso, un silencio incómodo se hizo presente durante unos segundos.

—¿Sigues ahí? —Sana podía jurar que Tzuyu estaba haciendo un puchero.

—Si —bostezó de nuevo, considerando seriamente cortar la llamada y volver a dormir, pero luego se le vino a la mente el hecho de que Zhou Tzuyu era la que estaba al teléfono y descartó cualquier posibilidad de volver a dormir.

—¿Haz tenido insomnio alguna vez? —dijo Tzuyu de repente.

Sana, al escuchar esa pregunta, se le vino a la mente la cantidad de veces que no pudo dormir por el sonido de la lluvia. Parecía algo estúpido, teniendo en cuenta que ese sonido era casi imperceptible en su habitación, pero al tener el sueño liviano, Sana necesitaba silencio absoluto para poder conciliar el sueño.

—Algunas veces —mintió

—¿Y qué hacías para dormir? —Sana meditó un momento, tratando de recordar, pero en ese entonces, ella corría a la habitación de sus padres y dormía con ellos, así que desechó esa idea.

—No lo sé, supongo que me dormía con el tiempo —volvió a mentir— Si quieres puedo buscar en internet algo que te pueda ayudar.

—Ya busqué algo, pero lo único que sale son remedios caseros —Sana se abofeteó mentalmente, pues lo primero que uno hace en esos casos es buscar en Google— Pero si quieres ayudarme, podemos hablar de porqué viniste Corea.

—Yo podría hacerte la misma pregunta —sonrió.

—Yo pregunté primero.

—Mi padre murió en Japón y mi mamá pensó que sería buena idea venir a vivir con mi tío —suspiró, sintiendo sus ojos cerrarse involuntariamente.

—Siento lo de tu padre —dijo en un susurro Tzuyu.

—Tranquila, fue hace mucho tiempo ya —pero algo en la voz de Sana le decía a la taiwanesa que en realidad si le afectaba— ¿Y tú?

—Pues yo sólo vine porque mis padres me obligaron —se acomodó en la cama— Pero nunca me dijieron el motivo de nuestra mudanza.

Sana, en un silencio incómodo, decidió hacer la pregunta que desde que contestó el teléfono rondaba por su cabeza.

—¿Porqué me llamaste a mi?

Tzuyu río por lo bajo y apoyó su cabeza en la almohada.

—Porque supuse que tú eras la única que me contestaría a estas horas de la mañana —mintió, cerrando los ojos y sintiendo a lo lejos la voz de Sana, pero sin prestarle demasiada atención, puesto que ya estaba conciliando el sueño.

—Tzuyu, ¿Estás ahí? —pero al escuchar la tranquila respiración de la taiwanesa, sonrió con ternura— Supongo que ya te dormiste —se acostó en la cama y cerró los ojos— Buenas noches Zhou Tzuyu.

—Buenas noches Minatozaki Sana.

Insomnio » SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora