Luego de una cena llena de risas y anécdotas de su tío, Sana llegó a su casa con energías suficientes como para hablar con Tzuyu toda la noche.
Se recostó en su cama y revisó si su celular tenía alguna llamada perdida y para su sorpresa, su buzón de llamadas estaba totalmente vacío.
Pensó que quizás todavía no era una buena hora para dormir, pero eran las 2:00 a.m, así que descartó inmediatamente esa idea.
Finalmente, decidió cambiarse de ropa y ponerse su pijama, para luego lavar sus dientes y acostarse en su cama, esperando la llamada que nunca llegó.
A la mañana siguiente, la taiwanesa casi lloraba de la alegría luego de haber dormido toda la noche, sin interrupciones, agradeciéndole mentalmente a Sana por su maravillosa voz y sus charlas en la noche.
Estaba tan de buen humor, que casi saluda a su mamá en la mañana. Casi, porque entonces recordó el motivo de su insomnio y se mentalizó en preparar su almuerzo.
—Anoche te escuché hablar por teléfono con alguien —comentó su madre mientras tomaba su taza de café— ¿Quién era?
—Alguien —contestó fríamente, tomando su almuerzo y metiéndolo en su mochila, saliendo por la puerta sin mirar a su madre.
—Recuerda que el viernes vamos a casa de tu padre.
A pesar de lo que la gente pueda decir, Tzuyu tenía muchas razones para odiar a su madre. Razones que hacían que su pecho doliera.
Caminó tranquilamente, tomándose su tiempo en cruzar la calle, deteniéndose de vez en cuando junto a un auto para poder ver su reflejo y chequear su cabello.
Llegó a la escuela con una sonrisa en el rostro, saludando algunos alumnos que la veían con miedo, quienes no sabían si preferían esa faceta de Tzuyu o la de asesina serial.
—Hola —saludó a sus amigas una vez que llegó a su puesto.
—Parece que alguien llegó de buen humor hoy —comentó Chaeyoung— ¿Se puede saber el motivo de tu reluciente sonrisa?
—¿Debe haber una razón para estar feliz? —contestó con una sonrisa, parecía que ni los comentarios irónicos de Chaeyoung iban a arruinar su buen humor.
—¿Deberíamos preocuparnos? —preguntó está vez Momo, quién la miraba con algo de inquietud— La última vez que la ví así fue porque su madre iba a irse de viaje por 3 meses.
—No lo creo —contestó Mina, siguiendo la mirada de Tzuyu, encontrándose con la figura de Minatozaki Sana, riéndose a carcajadas por algo que dijo Dahyun— Creo qué sé exactamente lo que le está pasando.
—¿Sí? —Momo miró a su compatriota con asombro— ¿Eres adivina o algo? Porqué si es así quiero saber porqué le doy tanto miedo a Dahyun.
—Momo, no puedo leer mentes —rodó los ojos— Y estoy segura de que Dahyun no te tiene miedo —Momo, quién la miró sorprendida, sonrió para si misma y miró el piso sonrojada.
Sin embargo, la única que estaba distraída de la conversación entre sus amigas era Chaeyoung, quién miraba escéptica a su mejor amiga.
Las clases pasaron con rapidez, llegando a la clase de Educación Física.
—Odio esto —dijo Momo suspirando— ¿Por qué no hay clases de cocina?
—Hay clases de cocina, pero no te dejan entrar porque te robas todos los ingredientes —Chaeyoung la miró con reproché— Además, no hay clases de música, sólo está ese taller de coro al que a nadie le gusta.
ESTÁS LEYENDO
Insomnio » Satzu
Hayran Kurgu»Me quedaré despierta las horas que sean necesarias para que tú puedas dormir«