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—Creí que te vería en la escuela—Digo en cuanto bajo del auto, Alec esta en el porche de la casa esperándome.

—Si, bueno, tenia una terrible resaca— Contesta con voz ronca luego de darme un pequeño abrazo.

—¿Vienes por tu auto?— Pregunto en el momento que Dante entra a la casa, Alec le da una leve mirada y luego me mira de nuevo.

—Si pero también tenemos que hablar—

—Bien, entra—Digo sin ánimos de discutir—Siéntate—Le ordeno y tomo asiento junto a él en la sofa, noto que Dante esta en la cocina por los ruidos que vienen de ahí.

—Megui yo se que quedamos como amigos pero simplemente no puedo, te necesito, te extraño tanto como se puede extrañar a una persona y...— Deja de hablar en cuanto nota que alguien entra a la sala para subir las escaleras hacia la planta superior, cuando iba subiendo, escuchamos una pequeña risa.

—¿Cuál es su maldito problema?—

— Ignóralo Alec, escucha— Suspiro y sigo hablando— Lo de nosotros es... Necesitámos nuestro tiempo, es un amor diferente, simplemente no estoy lista, te quiero y sabes que eres mi mejor amigo, eres en la persona que mas confío pero por favor, no estoy lista y eso para nada significa que te quiero alejar, solo creí que ya habíamos hablado de esto y lo teníamos claro los dos, pensé que lo entendías, necesito mi tiempo con todo lo que ha pasado últimamente—

—Yo solo, no te quiero perder— Dice bajando su cabeza y casi en un susurro.

—Nunca me vas a perder, yo tampoco a ti—Tomo su menton y hago que me mire.

Suspira haciendo una mueca—Es que, estoy seguro que te perderé— Toma ahora el mi mejilla cuando yo suelto la de el.

—No lo harás, deja de decirlo— No muy convencido me ignora y se levanta caminando directo a la puerta.

— Me voy, cuídate ¿si?—Se nota raro, lo sé, lo conozco.

— Lo hago, tu igual— Solo asiente ante mi respuesta y sale de la casa.

Me recuesto en el sillón agotada y mirando el techo.

Poco a poco me quedo dormida.

***

Abro mis ojos y todo esta oscuro, la noche invadió la casa, me he quedado toda la tarde dormida en el sillón en el que hablábamos Alec y yo.

No se como sentirme, estoy reflexionando las cosas que hablé con Alec, es que yo lo quiero pero no estoy segura de lo que en verdad quiero.

Si mamá estuviera aquí ella sabría qué decirme, qué hacer y que aconsejarme, la extraño más que a nada en el mundo y es lo único que necesito para ser feliz de nuevo, ella no necesitaba decir ninguna sola palabra, con un abrazo ella lo podía solucionar todo en esta vida, sus besos en mi frente eran lo que me tranquilizaba, recuerdo cuando estábamos juntas viendo películas en su cama hasta quedarnos dormidas esperando a que papá regresara de sus viajes de trabajo, extraño su compañía, sus comidas y los sábados de compras juntas, las veces en que nos escapábamos a la playa y nos sentábamos a platicar por horas hasta cansarnos o ir por algo de comer, extraño que me aconseje sobre lo que sea y que su sonrisa me dé a entender que todo siempre estará bien, la extraño, la quiero de vuelta, la quiero para mi, la necesito junto a mi.

—¿Sigues despierta?—La voz adormilada de Dante me saca de mis pensamientos—Megara... ¿estás bien?—pregunta preocupado al acercarse a mi y notar que estaba llorando.

Ni siquiera yo lo había notado, mis mejillas se sienten calientes.

—Si, lo estoy—Contesto intentando secar mis lagrimas pero no puedo controlar mis sentimientos.

MEGARA (Nueva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora