Capítulo 02

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Un móvil comenzó a sonar en medio de la habitación llamando la atención de los tres chicos presentes. 

Rusia revisó el bolsillo de sus jeans y trató de alcanzar su teléfono sin mucha prisa. Cuando por fin lo sacó de entre un montón de facturas viejas, lo deslizó por debajo de su gorro peludito y con una voz amigable contestó.

—¿Hola?

Hey, soy México —se escuchó del otro lado de la línea. Ciertamente se escuchaba bastante ruido de fondo, seguramente el chico estaba en la calle—, ONU no contesta su teléfono... estamos cansados de esperar, así que Argentina y yo vamos a buscar un taxi para llegar allá.

Rusia asintió con la cabeza y se quedó en silencio por un rato hasta que recordó que México obviamente no podía verlo a través de una llamada.

—De acuerdo —dijo el nórdico observando como Estados Unidos revisaba con curiosidad las facturas que había sacado de sus bolsillos—, te veo aquí entonces.

¡'perate, no cortes!lo detuvo el Méxicano y luego continuó con un tono de voz más relajado—, ¿de casualidad tienes algo para el dolor de cabeza?  —preguntó.

—Uh, creo que tengo aspirinas o algo así para la migraña. Realmente no lo sé. Las compré en territorio brasileño y el frasco está en portugués, no puedo entender lo que dice —respondió Rusia levantándose de su silla para comenzar a caminar en círculos por la casa inconscientemente.

La verdad era que todos los países durante su crecimiento debían aprender una especie de «idioma mundial» para poder hablar con otros países sin dificultad. Rusia sólo conocía su idioma natal, ese 'idioma mundial' que le había enseñado su padre en la adolescencia... y el alemán.

¿Me puedes apartar una ahí? —preguntó México— Argentina lleva sufriendo de la cabeza desde que se subió al avióndijo—. Este vato no aguanta nada.

«Cerrá el orto» —se escuchó una voz distinta en el fondo junto con las risas del mexicano.

—No hay problema, puedes contar conmigo —respondió Rusia y el mexicano cortó la llamada luego de despedirse. El nórdico pudo ver como USA delante de él rodaba los ojos con fastidio y luego sacaba la lengua con burla.

—Soy Rusia, blablablá. Me gusta hacerme el buena gente, blablablá —dijo Estados Unidos moviendo sus manos ridículamente en el aire—. Así te escuchas todo el tiempo, ruso estúpido.

—¿Por qué me tienes tanto miedo?

USA se sobresaltó ante la pregunta de Rusia y borró la sonrisa divertida de su rostro para cambiarla por una mirada semi-nerviosa. Pero claro, él era el jodido Estados Unidos de América, no podía permitir que ese tipo de comentarios le afectaran al igual que la palabra 'gordo'.

—Pff, no seas ingenuo —el gringo mantuvo una buena postura y le miró con egocentrismo—, las idioteces que dices en televisión me importan un rábano. Siempre amenazándome como si fueras un mercenario. No eres más que otro país en el mapa que se cree demasiado. ¡Ah! Pero todo piensan que el verdadero orgulloso soy yo.

Rusia bajó su celular y volvió a guardarlo en sus jeans con una expresión de aburrimiento.

—Un pajarito me contó que no te gustó para nada que yo mandara aviones militares a tierra latina —comentó el ruso cruzándose de brazos relajado—. Te pusiste tan nervioso...

—No estaba nervioso, estaba enojado —se excusó USA—; me pareció muy irresponsable de tu parte hacer algo como eso. En américa tenemos reglas que defienden la paz, y tú llegas como si nada, en malditos aviones de combate sin avisar a nadie. Todos se pusieron en alerta, imbécil. México casi alista a sus tropas, Brasil llamó a medio continente para pasar el chisme y Colombia casi se muere de un ataque cardíaco al enterarse que a unos pocos kilómetros de su frontera había movimiento militar europeo.

¡BOOM! ★ Country humansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora