El reloj marcó las 1:40 de la mañana y aún nadie había vuelto a la casa.
Rusia entrelazó sus manos entre sí y mantuvo la cabeza gacha con vergüenza mientras permanecía sentado en el borde de la cama frente a USA, quien le veía de piernas cruzadas con el codo apoyado en el apoya-brazos de la silla y con su mano se cubría inconscientemente la boca; la verdad era que el norteamericano se sentía un tanto confundido en ese instante y no sabía bien el porqué, simplemente algo no le quedaba claro. Algo en ese momento le tenía extrañamente tranquilo, ligeramente calmado, y pensó en que tal vez se trataba del silencio, o quizá tal vez sólo le hacía gracia lo familiar que le resultaba estar a solas con el eslavo.
Por otro lado, el ruso se sentía... incómodo; ¿estaba Estados Unidos mirándolo a él? ¿o estaba mirando arriba? ¿abajo? ¿a algún lado? ¿cómo diablos iba a saberlo? Si es que el gringo usaba eso desgraciados lentes de sol a cada hora y en todos lados... ¿por qué lo hacía de todos modos? ¿y qué tal si el estadounidense había cerrado los ojos quedándose dormido y él andaba ahí como estúpido sentado al igual que un perrito obediente?
—Lamento haber vomitado tu césped artificial —dijo el chico de ushanka interrumpiendo el silencio presente con la esperanza de que el contrario no le roncara de vuelta.
—No hay problema —contestó el de 50 estrellas con indiferencia.
—Y lamento haberte gritado cuando es obvio que tú no tienes la culpa de que no me encuentre bien —volvió a disculparse el más alto llevando su mirada hacia abajo.
—Está bien —dijo USA alzando la palma de su mano inexpresivo.
—También lamento haberte amenazado con llenarte la boca de mi vómito.
—Ajá, sí, no pasa nad... what? (¿Qué?)
—Creo que debería lavarme la boca, de hecho —Rusia achinó un poco los ojos y demostró que se estaba asqueando a sí mismo al hablar—, ¿crees que podría...? —preguntó a medias no queriendo ser demasiado molesto.
—¿Huh? Oh, sí —respondió Estados Unidos aún con esa extraña sensación que lo tenía medio ralentizado, casi como si estuviese en una especie de «modo automático»—. Hay cepillos de dientes extra en el baño —comentó—, no ensucies.
Rusia murmuró un educado agradecimiento por lo bajo, se levantó de la cama y luego salió de la habitación dejando solo al estadounidense, el cual no dejó de perseguirle con los ojos hasta que este cruzó la puerta hacia el pasillo.
USA suspiró pesadamente llevándose ambas manos al rostro por debajo de sus lentes y después soltó un bufido histérico. Adiós a la paz de la ignorancia; acababa de darse cuenta de la causa de su rarísima tranquilidad espontánea, y era Rusia.
No sabía si se trataba de una estúpida treta con su «yo» del pasado o si tan sólo le hacía sentir nostálgico, pero le gustaba tenerle cerca y eso simbolizaba un problema complejo; un encariñamiento con el enemigo era algo tan absurdo que ni siquiera valía la pena mencionar el porqué. Tal vez sólo el ruso le recordaba a una época que extrañaba, o quizás le hacía sentir culpable por la carga de URSS que le 'pesaba' de cierta forma. ¿O podía ser que había simpatizado demasiado con él? Ya no sabía en qué pensar exactamente, pero era algo malo de seguro.
Y entonces, para cuando Rusia volvió a entrar en la habitación con las manos húmedas, USA ya se había reincorporado y había vuelto a enderezarse como era de costumbre. Como si nada, un 10 / 10 perfecto e inquebrantable.
Actuado.
—Creo que ya me estoy sintiendo mejor —comentó el ruso y luego tosió un poco repentinamente—. Uh, ¡felicidades! ¡buenas noticias! Nadie te culpará por mi muerte y no tratarán de servir tu cabeza en bandeja de plata.
—Enhorabuena —dijo el norteamericano algo perdido en sus propias confusas y obstinantes dudas.
—¡Malas noticias! Sigo vivo así que yo seré seré quién sirva tu cabeza en bandeja de plata.
USA despertó se su limbo y miró en dirección al ruso mostrando una sonrisita maliciosa.
—Ya quisieras, ruso asqueroso —dijo volviendo a sí mismo—, yo seré quién ría al final y tú no serás más que mi marioneta simplona —soltó con voz venenosa pero divertida.
—Pff, si claro como no —bufó risueño el eslavo cruzándose de brazos—. Yo haré que eliminen tu cochino dólar y te obligaré a usar rublos rusos.
—¿A sí? —cuestionó Estados Unidos realmente entretenido— Ya verás que yo te voy a dolarizar pero es que hasta el alma.
—Oh, por favor —el ruso giró los ojos con burla—. ¡Te destruiré! Y ese día vas a rogar y a pedir piedad.
—¡Tú rogarás! —aseguró el norteamericano—, ¡te voy a tener chillando como la perra que eres! ¡no descansaré hasta verte llorando y suplicando!
Y luego de un corto silencio junto con esas últimas palabras, ambos países se tambalearon y rompieron en infantiles risas que trataron de ocultar y disimular desesperadamente.
—Vete al diablo —dijo USA tratando de mantenerse serio mientras se cubría los labios en los momentos que no podía evitar reírse.
—¡Tú vete al dia...! Pff, EJEM, EJEM, TÚ vete al diablo
—¿Q-qué es esto? ¿no se supone que los rusos son tipos serios y rudos? —cuestionó USA.
—¡Es un estereotipo! Si soy serio, pero sólo a veces, ¡es como suponer que soy alcohólico! Y no lo soy —aseguró Rusia risueño—. Tú dijiste que mi hígado era «alcoholizado»...
—¿Entonces no bebes? —preguntó Estados Unidos con una mueca confusa y claramente curiosa, ¿un ruso que no tomaba alcohol? Imposible.
—Sí bebo para relajarme, pero no soy alcohólico. Son dos cosas totalmente diferentes.
—Suena a algo que un alcohólico diría.
—¡Claro que no! —se negó Rusia sonriente y, justo en ese instante, el celular del estadounidense comenzó a resonar en la habitación.
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¡BOOM! ★ Country humans
FanfictionCuando una de las importantes reuniones de ONU es interrumpida por seis imbéciles (Rusia, USA, México, Argentina, Alemania y Venezuela), él decide ponerles a todos un buen castigo: vivir bajo el mismo techo sin comenzar la tercera guerra mundial. En...