° Capitulo 3

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Desperté y me hallaba en una habitación completamente blanca y luminosa, con más o menos diez camillas, Casi no lograba ver, veía un poco borroso, pero luego de un rato acabó. Sentí un fuerte golpe, era la puerta que se había abierto, por la puerta había entrado el paramédico, si es que no me equivocaba. Pensé que iba a verme a mí para ver cómo estaba; es por eso que me hice la dormida, con los ojos entrecerrados, pero se desvió a la camilla de la esquina en la segunda fila. No me había dado cuenta de que en la esquina estaba mi Madre acostada, pálida como la pared de la habitación,  no se movía. Fue en ese instante cuando recordé porque me hallaba ahí. Me levanté de un salto y le dije al paramédico.

- ¡Adónde están todos!

Se sorprendió al ver que yo no estaba inconciente.

- Hola pequeña -dijo acercándose algo confundido- espero que te sientas mucho mejor, sufrieron un fuerte golpe, pues tu madre se quedó dormida manejando, pero estamos trabajando en ello, intentamos que todos se encuentren bien y salgan de aquí sanos y salvos, pero creo que se tendrán que quedar por cuatro días o algo así.

Quise ir donde estaba mi Madre, pero el señor no me lo permitió, me agarró en sus brazos y me condujo a mi camilla, no pude hacerle berrinche ya que me hallaba sin fuerzas. Me acostó en la camilla, pensé que durmiendo todo volvería a la normalidad. Comencé de a poco a cerrar los ojos, pero un ruido hizo sobresaltarme, era otro paramédico que entró muy agitado al cuarto, tenía una cara de asustado y preocupado. Lo miré fijamente, intentando escuchar cada palabra de lo que diría, pero lo único que dijo fue.

- Murió, uno murió, no pudimos con él, no resistió la cirugía, lo siento tanto.

Lo miré con los ojos ojos llorosos, me preguntaba quien era el que había fallecido, y ahí fue cuando me dijeron que fue mi primo Felipe, había recibido un golpe más fuerte que nosotros, pues no estaba con cinturón de seguridad, y su cabeza había chocado contra la ventana del parabrisas. Por lo que alcancé a escuchar, dijeron que se había roto su nariz, y un poco de su rostro, querían ver si lo curaban con una operación, pero no resultó, había muerto mientras lo operaban.

Lloré con todas mis ganas, sentía que era mi culpa, me había dormido y todo fue mi culpa, si no hubiera dormido nada de eso hubiera ocurrido, me maldecia todo el rato, quería retroceder el tiempo, y poder enmendar eso. Me dio mucha fiebre y me salió sangre de mi nariz. Creo que me dormí, de tanto llorar, y además porque me dolía la cabeza de una forma horrible.

Desperté y mi Madre se hallaba al lado mío, tenía su mano encima de mi cabeza, acariciandome el cabello. Cuando desperté se alegró mucho, creo que pensó que me había ocurrido algo. Cuando la vi bien, sus ojos estaban muy rojos, tenía muchas ojeras, parecía como si no hubiera dormido en toda la noche, no me atreví a preguntarle nada, porque era como obvio que ella se encontraba tan mal como yo, o incluso peor.

Lo único que hice fue sonreírle, y ella me devolvió la sonrisa, con un beso en mi mejilla, era la hora de irnos a casa, el doctor me dijo que había dormido por más de dos días, se suponía que teníamos que irnos mañana, pero mejor nos dejaron irnos ese mismo día, para poder descansar más bien. Salimos del hospital, todos muy pálidos y tristes, ese día iban a hacer el funeral de mi primo, así que en ves de ir a casa (que era lo único que quería) mi Madre nos llevó al funeral. Al menos para poder estar, aunque sea una hora...

Leí eso y me dio un fuerte golpe en el corazón, me cayeron unas pocas lágrimas, al recordar todo eso.

Yo, Elena.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora