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Frota sus manos con la necesidad de producir algo de calor, el clima era algo más que fatal, una persona cuerda y en todos sus sentidos jamás se expondría de una forma tan natural como HoSeok lo hace, caminando de forma ligera, camiseta blanca con cuello en forma de "V", pantalones de mezclilla que con el tiempo se adaptaron a sus anchos muslos y una chaqueta sin gracia que cumplía en parte con su función, protegerlo del frío.

Había decidido salir esa mañana por algo de café, admite que ir a aquel pequeño local un 24 de diciembre tal vez no sea la mejor opción, pero está solo y con un deseo intenso por aquella bebida amarga que tanto le gusta saborear.

Enciende su celular y le envía un mensaje a su mejor amigo, "Si tienes suerte al final de la fiesta me quedo contigo recogiendo el desastre, no es como si tuviera algo mejor que hacer. Te amo" escribe y nuevamente guarda su celular para tener la mirada fija en la calle. Cuando esta a punto de entrar al local llega a abrir la puerta, el olor inunda sus fosas nasales con un exquisito olor a café y cacao, aquella combinación lo hace repasar con la lengua sus secos labios pero entonces se detiene.

Cree estar loco pero lo escucha de nuevo, gira hacia ambos lados buscando de dónde proviene el ruido pero no hay más que silencio.
Se limita a asegurarse por tercera vez, al no encontrar nada se dispone a entrar a la pequeña y rústica cafetería. Pide su café como habitualmente lo hace y espera pacientemente en alguna de las muchas sillas desocupadas con acceso a la ventana.

Su celular vibra y decide ignorarlo, prefiere admirar el paisaje. Las mañanas eran frías, calmadas y si tenías suerte de madrugar te encontrarías con una ligera capa de destellos frescos de nieve, escarcha virgen. Sonríe al recordar momentos de cuando era joven, antes no había tenido el placer de conocer la nieve, pero al verla fue como un amor instantáneo, amor a primera vista.

Su mirada divaga por las calles fuera del local, piensa en cómo será a medio día, las personas tendrán crisis al no encontrar "el regalo perfecto" para esa persona especial y eso fuera de molestarle más bien le genera gracia y un poco de lastima. HoSeok se promete así mismo que si algún día llega a encontrar a su persona especial, jamás le dará algo con un significado material, algo que otra persona pueda tener, no, él quiere algo único, algo que sea tan especial e íntimo para los dos que nadie más tenga el placer de conseguirlo, y aunque la idea parezca algo egoísta y cursi, se lo promete como si fuera una meta de vida.

Sonríe bobamente al darse cuenta de sus pensamientos llenos de miel, se siente culpable pero tiene una faceta romántica que se ha encargado de ocultar por mucho tiempo de sus amigos y conocidos.

—Shin HoSeok.—Escucha su nombre y entonces se dirige a la caja a pagar. Hoy ha decidido ir por el camino largo, casualmente siempre está apurado, necesita ir al gimnasio o al trabajo, pero ahora mismo ninguna excusa parece ser suficiente como para no desviarse un poco camino a casa y disfrutar del día.

Escucha sus pisadas pesadas en la nieve, las pequeñas ramas débiles crujiendo al ser pisadas y la nieve levantándose al ritmo de las plantas de sus zapatos. Admira por un momento sus botas, llenas de escarcha y manchas que han adquirido con el tiempo, antes de darle tiempo a reaccionar su paraíso invernal se ve afectado por un rastro de roja sangre, infestando todo de aquel color intenso tan rápido como una pandemia.

—¿Qué carajos...? —Se pregunta y persigue con la mirada el rastro y entonces lo ve.

Se ve débil, tan débil que no tienes permitido a tocarlo. Es como una pequeña decoración de porcelana muy preciada y costosa. Entonces HoSeok quiere llorar, porque es la cosa más preciosa que alguna vez sus ojos han tenido la dicha de contemplar, pero llego muy tarde, no entiende de dónde salió pero se siente increíblemente culpable.

El escenario es trágico, no puede considerarlo como hombre o tan siquiera como humano, es un ángel, aquello solo lo llena de coraje. Estaba dañado y parecía que cualquier cosa que hicieras por repararlo sólo lograba quebrarlo más, entonces HoSeok desespera. Tira su café tan lejos como puede y él cae de rodillas en la nieve junto a su ángel.

—Despierta, háblame. —Repite una y otra vez, no lo ve reaccionar entonces su miedo aumenta, tiene miedo a entrar en contacto con aquel objeto tan frágil, pero al mismo tiempo esta consiente de que puede perderlo aún sin haberlo conocido.

Después de varios, miles intentos logra hacerlo reaccionar. Tiene una voz somnolienta como si acabara de despertarse de una siesta, HoSeok ha llamado a la ambulancia con urgencia minutos antes y ahora solo se dispone a mantener al chico despierto.

Cuando la ambulancia llega se permite respirar por primera vez, ve como el chico es levantado sin cuidado del piso y siente su corazón arder con fuerza. Quiere protegerlo, siente que no lo están tratando con el cuidado suficiente pero sabe que no es momento para reclamar por algo así.

No sabe por qué lo hace pero entra a la ambulancia, pudo haber dejado que se fuera solo y jamás volver a saber de el, pero hay algo que no se lo permite por nada en el mundo. Toma su mano con fuerza, lo hace únicamente con la intención de no dejarlo solo pero se sorprende al ser correspondido e inevitablemente su corazón bombea con intensidad.

(...)

No obtiene noticias de él hasta tres días después, había llegado a perder la esperanza de volver a verlo luego de que le indicaron que debía irse por no ser un familiar o compañero íntimo, pero entonces todo gira completamente cuando le avisan que no han conseguido ningún tipo de información sobre el chico, nadie ha venido por él y tampoco tienen ni idea de cómo se llama.

—¿Y por qué me llaman a mi? —Le pregunta a la recepcionista del hospital que lo ha llamado.

—Usted parece ser la única persona que hace que el chico reaccione, también por qué fue el encargado de traerlo aquí. —HoSeok asiente  todavía sin enterarse demasiado de lo que pasaba.

—Ya que usted no parece cercano tendremos que hacerle la entrevista, por lo tanto si quiere hacerse responsable solo debe llevárselo y le mandaremos un chequeo semanal para saber cómo se encuentra. —

—Claro, ¿entrevista de qué? —Pregunta curioso y todavía más nervioso, HoSeok juega con sus dedos y responde un par de preguntas más que le hace la recepcionista.

Reacciona únicamente cuando cuelga la llamada, había estado con la cabeza en los cielos tan solo con escuchar noticias sobre aquel singular extraño, pero entonces cae en la realidad. Se acaba de comprometer a cuidar del chico sin saber absolutamente nada de él y todo eso le genera una ansiedad horrible.

Respira hondo y se da una oportunidad, ya no es el niño que solía matar accidentalmente a sus plantitas u olvidaba alimentar a sus mascotas. Sin pensarlo demasiado toma sus llaves y sale del pequeño conjunto de apartamentos en dirección al hospital.

the truth untold-2wonメDonde viven las historias. Descúbrelo ahora