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Chae Hyungwon, soñador, extrovertido, carismático, sobresaliente.

A la corta edad de catorce años aquel precioso niño de cabellos castaños irradiaba tanta energía positiva que era imposible no contagiarse con su risa, su sonrisa o su buen humor. Tenía una preciosa y suave piel, nada extraño para un chico de su edad, modelaba con seguridad sus largas piernas y tenía una gracia impecable al hablar.

Cabe destacar que tenía miles de pretendientes, niños de su edad que encontraban en él un "primer amor" se declaraban de la forma más inocente posible, pero la respuesta siempre sería la misma, un rotundo no. Hyungwon no estaba para nada interesado en aquello, de hecho él esperaba más.

Como todo adolescente espera encontrar su "príncipe azul" alguien diferente, quiere encontrar seguridad y amor verdadero en su primera relación. No es que los niños de su edad estuvieran mal solo...No era lo que buscaba. Y así fue por mucho tiempo hasta que cumplió la edad dieciséis años.

Oh Dios, ni siquiera había palabras para describirlo. Su rostro había cambiado notablemente a uno más maduro para su edad, deshaciéndose de los rasgos infantiles que cargaba antes, su cuerpo se movía de lado a lado con tanta facilidad, sus piernas largas siempre ayudando a verse elegante al caminar. Tenía unos ojos diferentes a los demás, eran grandes y semi-redondos, hipnóticos.

En pocas palabras Hyungwon era un sueño, un trofeo. Si la fila de pretendientes era larga para los catorce a los dieciséis era infinita. Hyungwon simplemente no podía darse el gusto de ir besando de sapo en sapo hasta encontrar a su príncipe, pero un día supo que su espera había terminado, el amor a primera vista lo embriagó de una forma sobrehumana.

Fue en la fiesta de su mejor amiga, ella salía con tipos mayores, demasiado liberal para su edad, en aquella fiesta hubo alcohol, drogas, sexo. Hyungwon no necesitaba nada de eso, únicamente una buena canción y personas que quisieran bailar con él. Jamás pensó que al salir ese día de su casa en el transcurso de la noche encontraría a su primer y único amor.

—Hyungwon, él es YoonOh. —Aquellas palabras quedaron impresas en su cabeza. El chico era notoriamente mayor que él, tenía su cuerpo ya formado, sonrisa deslumbrante, hoyuelos preciosos, voz encantadora.

Salieron durante tres maravillosos meses, los mejores en la corta vida de Hyungwon. Era atento, dulce, leal. Sentía que podría morir de felicidad, pero aquello no duró demasiado. Sus padres se negaron una y otra vez a su relación.

—Ellos me detestan, quieren apartarnos. ¿Acaso no lo ves? —Delante de él estaba su actual novio en aquel momento. Se veía demasiado preocupado, al borde de las lágrimas de solo pensar en que lo apartarían de su lado. —Hyungwon, si de verdad me amas...demuéstralo.

Y Hyungwon no espero más, esa misma noche renuncio a todo, a su familia, amigos y sin saberlo, a su libertad.

Fue un maldito infierno.

Quiero irme. —Dijo aterrorizado, sentía que podía ahogarse en cualquier momento por no saber cómo calmar sus lágrimas.

—¿Y dónde carajos pretendes ir? —Respondió amargamente. El silencio inundó la sala y después una carcajada agria lo preocupó más de lo que estaba. —Adivina cariño, soy lo único que tienes ahora.

—V-Volveré con mis padres, ellos...

—¿Los muertos pueden ayudarte desde el cielo? —Hyungwon se tensó de inmediato, lo único capaz de sentir era la brisa que se encargaba de jugar con su cabello. Aquello no podía ser cierto, debía ser una maldita broma y como si su pareja pudiera entenderlo a la perfección, comenzó a reírse dándole alivio. — Hyungwon, cariño, lamentó haber dicho algo tan estúpido. Por supuesto que ellos no están en el cielo, sino en el mismísimo infierno.

La realidad es dura y se aprende de la peor forma. No existen los héroes, ni las princesas encerradas en la torre más alta, no existe un maldito príncipe azul, ni un caballero dispuesto a dar todo por ti sin conocerte.

¿Por qué las personas se empeñaban en construir un maldito cuento de hadas? Fácil, necesitan inventar alguna mierda para justificar al villano, al monstruo, a la persona sin corazón, al escenario trágico, a los incontables problemas.

Se vio así mismo en la bañera de su hogar, cubierto en sangre y ligeramente ido. YoonOh podría acabar con él si llegara a encontrarlo así, el castigo por intento de suicidio sería aún peor que morir ahí mismo con sus muñecas destrozadas. Se concentro muchísimo en dejar que el agua lo cubriera por completo, en dejar de respirar y esperar pacientemente a que la muerte le otorgará su libertad.

—¡Hyungwon!—¡Abre la maldita puerta!—

Los gritos se podrían escuchar hasta las siguientes tres cuadras, pero Hyungwon sonrió amargamente. YoonOh podría gritarle todo lo que quisiera, de todos modos nadie podría escucharlos y es que Hyungwon se enteró de ello por cuenta propia.

Todo se oscureció luego de unos minutos, YoonOh seguía gritando su nombre pero cuando sintió como su cuerpo siendo arrastrado de la bañera quería creer que ya era demasiado tarde.

—¿Hyungwon? —Aquel tono con el que escuchó su nombre no era igual a como lo recordaba, era distinto, con un ligero aire de genuina preocupación. —Hyungwon, despierta.

Su cuerpo se enderezó por completo y llevo de inmediato una mano a su pecho, su pulso estaba acelerado y su respiración era inestable.

—Me asústate, pensé que te había pasado algo.

Reviso sus muñecas, las heridas ya cicatrizadas. Habían pasado más de dos años desde aquel horrible recuerdo.

—¿Tuviste una pesadilla? Estas sudando frió.—

Vio al hombre junto a él, ¿quién era realmente?
No podía confiar ciegamente otra vez, no después de lo que le sucedió. Pero ahora, estaba solo. Sin amigos, sin familia, sin su amor, y por primera vez en mucho tiempo pudo llorar.

El hombre junto a él acariciaba su espalda con la intención de consolarlo, pero era inútil. Hyungwon estaba solo y de ahora en adelante él mismo debía enfrentarse al mundo por sí mismo. No necesitaba un maldito príncipe azul, el mismo salvaría su propio culo por su cuenta.

the truth untold-2wonメDonde viven las historias. Descúbrelo ahora