Capítulo 10: Explosión

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Me he dado cuenta de que Jackson ha puesto de su parte para que Jane pueda acercarse a mí. De verdad yo no tendría problema con ello pero me molesta que ella sea tan irritante. Me habla, cree que soy su amigo y me muestra cosas que ni siquiera me interesan.

En ciertas ocasiones es agradable y me gusta su compañía pero la mayoría de veces resulta ser muy fastidiosa.

Para la clase de literatura, la maestra nos encargó leer un libro y hacer un extenso ensayo sobre cómo se aplican las situaciones del relato en la vida cotidiana.

La lectura era muy pesada, y más aún teniendo a Jackson y Jane en el dormitorio hablando y riendo. Me estaba costando trabajo concentrarme en la lectura y ellos me lo estaban haciendo más difícil.

—¿Entonces has viajado por todo el país? —preguntó Jackson.

—Algo así, he recorrido gran parte y conozco muchos lugares —respondió Jane.

—Vaya, el trabajo de tu padre debe ser estupendo —exclamó Jackson.

—No tanto —el tono de Jane cambió—. Es difícil cambiar de casa cada tanto, adaptarse a nuevos entornos e iniciar de cero casi cada mes. Tengo que dejar amigos y conocer nuevos. Hasta cierto punto es estresante.

Dejé mi libro a un lado y presté atención, nunca la había escuchado hablar así. No tenía idea de que se sentía de ese modo.

—¿Entonces también te irás de aquí? —preguntó Jackson.

No me lo había preguntado, pero ahora que lo estaba escuchando tuve miedo. Imaginé una vida sin Jane y creo que sería bastante aburrida, de alguna u otra forma era agradable. Tal vez sus intenciones no sean malas y como todos, merece ser feliz. Ella quiere ser feliz y lo noto mucho.

—Sinceramente, no lo sé. Papá siempre promete que no volveremos a mudarnos y al final termino conociendo un nuevo lugar.

—¿Crees que si quisieras quedarte, él te dejaría?

—Lo dudo.

Un sonoro suspiro se me escapó. Ambos voltearon a verme y enseguida aparté la vista. Me levanté de la cama y tomé mi libro. Ignoré sus insistentes miradas y me fui azotando la puerta.

Saliendo del edificio busqué un lugar tranquilo para pensar. Tenía que deshacerme de la idea de que Jane no estuviera. Era ridículo pero me aterraba pensarlo. Intenté concentrarme una vez más en la lectura y una vez que lo logré, me perdí en ella.

No tomé medida del tiempo, pero cuando terminé de leer el libro ya estaba oscureciendo. Observé el cielo anaranjado y me dí cuenta de que hace mucho tiempo, ya no pienso en Kristel, fue extraño pero me sentí más tranquilo.

—... Y aún así te amo. Te amo. Te amoooo —escuché un canto desafinado. Reconocí la voz de Jane pero no quise voltear—. I love You, I love You...

Por un segundo dejé de escucharla, suspiré con tranquilidad hasta que algo hizo que me sobresaltara.

—¡¿Qué haces Markiepooh?! —exclamó tomando mis hombros.

Mi grito le dió gracia y comenzó a reírse de mí.

—¿Estás loca? —le regañé.

—¿En qué tanto piensas? Das tristeza mirando al cielo de esa forma.

—Nada, sólo quiero estar solo —le dije con intenciones de que se fuera.

—Puedo hacerte compañía, a veces nos ponemos melancólicos estando solos.

—No, gracias.

—¿Por qué? ¿Tienes miedo? —insistió.

Comenzaba a hartarme. ¿Por qué no podía irse y dejarme solo? ¿Era mucho pedir? ¿Por qué no respetaba mi petición ni una sola vez?

—Por favor, Jane.

—¿Quieres llorar? No te preocupes, no le diré a nadie y puedo consolarte.

¿Qué rayos se creía? No puede venir a hablarme como si fuera un estúpido niño llorón. Me separé de ella y la miré fulminante.

—¡Déjame en paz de una maldita vez!

Su mirada cambió, entonces se acercó a mí.

—¿A qué le temes? Deja de ser tan... tan... ¡Tan tú! No entiendo porqué te alejas tanto, no deberías. Sólo quiero ayudarte —alzó su tono de voz.

—¿Quieres saber? Bien. ¡Te lo diré! Ya no quiero perder a nadie más, y menos a alguien que amo... No otra vez.

Su mirada se suavizó y eso me desconcertó ¿Acaso no veía lo molesto que estaba?

—¿Eso quiere decir que te gusto?

¿Qué mier-? ¿No escuchó lo que dije?

—¡No! No entiendes. Tú no puedes gustarme —grité—. Ya perdí a quién más amaba y no pienso enamorarme para perderla de nuevo. ¡¿Pero tú qué sabes?! No haces más que meter tus narices donde no te llaman ¡Y no sabes nada! Así que no digas que quieras ayudarme porque no me conoces.

No me excedí. No me excedí.

Su mirada me decía que había hecho algo malo pero yo estaba seguro de que no era así. Ella se lo buscó, no yo. Así que tenía que atenderse a las consecuencias.

—Te equivocas, Mark —murmuró con la voz quebrada. Sus ojos se llenaron de lágrimas—. No eres la única persona que ha perdido a alguien que ama —con el dorso de su mano limpió con brusquedad las lágrimas—. Mi mamá murió el año pasado por mi culpa, no sabes lo mucho que duele saber que por un estúpido capricho, tu madre ya no está. Yo hubiera querido que alguien me ayudara a salir del abismo en el que estaba pero nada más era yo. Mi papá siempre estuvo tan ocupado en el trabajo que no tuvo tiempo para mí.

No siguió hablando porque los sollozos no se lo permitieron. Ahora lo entendía, ella realmente sabía por lo que estaba pasando y de verdad me quería ayudar. El que no sabía nada era yo. Nunca le pregunté sobre ella, cómo se sentía, nada.

Sólo me enfoqué en mí, y no en lo que había a mi alrededor. Lo arruiné, arruiné todo con ella.

—Jane, lo siento. No sabía —me acerqué a ella e intenté abrazarla para consolarla.

—Me gustas Mark. Me gustas mucho y cuando te ví la primera vez supe que algo andaba mal. Quise ayudarte —sollozó.

—Jane —murmuré, ella se alejó.

—Olvídalo, Mark. Si lo que quieres es que ya no te moleste, no lo haré.

—¿Qué? No Jane, lo siento. Perdóname por ser un idiota —le dije—. Empecemos de nuevo ¿Sí?

Quise sonreír pero sólo conseguí hacer una mueca. Ella no me respondió, se alejó de mí y limpió su rostro.

—Perdón, Mark —sorbió la nariz y corrió lejos de mí.

—¡No, Jane! —le grité pero ella no volvió— Creo que también me gustas —murmuré sin saber exactamente por qué lo hice.







El próximo es el final.

STAY WITH ME [마크트안]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora