- Cat ¿me estás escuchando?-. Grita Rebeca. No se había dado cuenta de que ya había llegado y de que le estaba soltando una perorata.
- No, lo siento estaba pensando en otra cosa-. Admite.
- ¿Qué voy a hacer contigo? -. Se enfada poniendo los brazos en jarra.
La Rebeca de antes no es la misma que la de ahora, ha cambiado mucho, ya no se pone ropas holgadas y oscuras, tapando su cuerpo, intentando pasar desapercibida sino que ahora viste con ropa de su talla y se ha teñido el pelo de negro, lo que realza sus ojos claros.
- ¿Quererme y amarme como cualquier ser del universo?-. Pregunta mientras que hace pucheros.
- Que fea te pones cuando haces eso-. Ríe.
- Sí, pero ya no estás enfadada. Venga cuéntame los últimos cotilleos de los altos cargos-. Intenta bromear aunque no le interese nada de lo que venga a continuación.
- Si no fuera porque me ayudas con matemáticas, lo que te hacía...-. Asegura mirando a Caterina pícaramente, lo que hace que estallen en carcajadas - Bueno, corramos un tupido velo. Han cortado-. Anuncia seria.
- ¿Quién ha cortado?-. Pregunta Caterina mientras intenta recomponerse de la risa.
- ¡Pues Miguel y Doña Estúpida! ¿Quién va a ser? ¡Por fin tienes el camino libre!-. Chilla.
- ¡Shhhhhhhhhhhhhhhhh! ¿Es que no puedes ser menos escandalosa? No me contestes, sé que no.- Dice mientras que le pone un dedo en la cara- Pero ¿desde cuándo yo quiero tener algo con ese cretino?-. Interpela Andrea falta de paciencia por su noche en vela.
- ¡Pero si me dijiste que te parecía guapo!-. Exclama aún sin bajar el tono de voz.
- Reconozco que si, dije eso porque el chico no es feo, la verdad, pero de ahí a querer algo con él, es un trecho muy largo-. Hace notar ya molesta de que posiblemente todo el barrio se habrá enterado de la conversación.
- Ya, eso dices pero mi ojo observador ve otra cosa-. Replica Rebeca haciendo reír a Caterina.
- Bueno, me arriesgaré ¿Y qué es lo que ve tu ojo observador, si se puede saber?-. Pregunta Caterina cansinamente.
- Partiendo de la base de que si, Enrique es un cretino, pero habláis y bastante a menudo...
- ¿Cómo no voy a hablar con él, si va delante de mí en la lista y siempre me toca hacer los trabajos con él?-. Interrumpe Caterina. Los profesores no se complicaban mucho la vida y como ha había habido problemas entre los grupos decidieron crearlos por orden de lista, siempre los mismos grupos hasta final de curso- Y la de broncas que me habré llevado de la novia porque según ella "le quito tiempo de estar con su novio"-. Imita la voz ruidosa de Susana.- la odio. El chico es listo no sé que hace con una sin cerebro como ella. Debe de hacerlo genial, porque sino, no me lo explico.- Dice mientras que hace un gesto obsceno.
Las risas continúan hasta que llegan al instituto. Allí se encuentran con toda la clase reunida en la puerta del aula, esperando a que llegase la delegada no oficial, porque aún no se habían celebrado las elecciones, para abrir la puerta. Esperan en un rincón apartado para evitar los gritos.
- No me gusta-. Suelta de pronto Caterina mientras que están sentadas en el pasillo con las piernas extendidas. Rebeca que ya sabe a quién se refiere, toma la palabra.
- Sabes que no me gusta ilusionar en vano.- Caterina asiente- Pero si te digo que he visto a Miguel con bastantes chicas y con ninguna se ha portado igual que contigo. Eso ya tiene que significar algo.
- Puede ser pero también puede que no.
- El no ya lo tienes-. Reconoce Rebeca, sabiendo que Caterina solo se ha fijado en Miguel desde que llegó, a pesar de haber tenido dos pretendientes más, ella siempre ha tenido a Miguel en mente. Posiblemente la virtud de Rebeca sea la imaginación o el ver cosas donde no las hay, que algunas veces acierta y otras veces no.
Desde la primera vez que lo vio en la cafetería no se lo ha quitado de la cabeza. Caterina nunca lo admitiría abiertamente pero vio al chico más guapo de su vida cruzando la puerta y dirigiéndose a la barra para pedirse un bocadillo y un refresco de limón. Lo siguió con la mirada hasta que se fue y así todos los días desde aquel.
En clase no se sentaban cerca, ella estaba en la segunda fila y él en la última pero debido a los apellidos siempre formaban grupo. Lo que no atenuaba la relación era la pedantería de Miguel y los prejuicios de Caterina. Uno creyendo que era oro todo lo que tocaban sus manos y otra pensando de más. No se podría decir que eran amigos, porque en realidad ninguno de los dos se consideraba como tal. Pero si era verdad que cuando se olvidaban de su distancia, formaban un gran equipo. Caterina no soportaba la forma de ser de Miguel y éste tenía miedo de que al acercarse tanto a alguien, se le cayera la máscara. Ella sabía que ocultaba algo y él intentaba, con su actitud, borrar ese pensamiento, que presentía, florecía en el interior de aquella chica nueva.
La delegada llegó unos minutos más tarde; abrió la puerta y los alumnos entraron en estampida. Rebeca se levantó, esperando que Caterina hiciera lo mismo.
- ¿Entramos?-. Pregunta al ver que no lo hacía ningún movimiento por levantarse.
- Entra tú, ahora voy yo-. Dijo y al ver que Rebeca la miraba con el ceño fruncido, explicó-. Tengo que decirle a la profesora de lengua que tengo un problema con el trabajo de lengua.
- ¿Ya estas con el trabajo de lengua y es para final de trimestre?-. Se asombra su amiga.
- Me gustan los trabajos, ya lo sabes. Son entretenidos-. Sonríe Caterina.
- Te espero dentro, entonces-. Ríe Rebeca mientras que entra en el aula.
Caterina necesitaba tiempo para pensar y ahora con las clases no era un buen momento para ello.
Habían terminado. Esa relación había durado más de lo que todo el mundo había pensado. No sabía quién había terminado, ni el motivo de la ruptura pero no le importaba. Nunca se lo había confesado a Rebeca pero de todos los chicos que había conocido en todas sus mudanzas, era el único al que realmente quería conseguir, si bien no supiese por dónde empezar. Había encontrado al que Platón denominaba su media naranja. Lo sentía así aunque no tuviera fundamento alguno.
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Caminando por la Oscuridad
De TodoUna chica común, sin nada que envidiar, con gustos mundanos y vivencias de una adolescente típica, ve que su mundo da un giro de 180° tras un misterioso sueño que lo cambia todo ¿O no era un sueño?