Lleva tres horas sumergido en aquel juego de criaturas espantosas, balas por doquier y sangre a litros, puso pausa y se dejó caer sobre la alfombra de su habitación, miró el reloj, eran las 20:20 de la noche, Hijo Huevo estaba a su lado, sonriente y sonrojado.
Harry abrió los ojos sorprendido, se había olvidado por completo la existencia del huevo y el fastidioso proyecto que lo mantenía atado al pequeñín histérico.
—Me da igual. —murmuró, cerrando los ojos.
Un segundo después abrió sólo un ojo y observó a Hijo Huevo.
¿Qué diría Louis si supiera que había expuesto a su hijo a casi tres horas de violencia gráfica? Ya sabía la respuesta: le gritaría lo irresponsable que era y su voz aguda le rompería los tímpanos. Se giró hasta que su rostro quedó frente a su hijo.
—Que este quede entre tú y yo, no quiero que tu madre tenga un ataque de psicosis.
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—Es una broma, ¿verdad? —preguntó Louis mientras Harry depositaba en sus manos a Hijo Huevo.
Harry negó con la cabeza, lo que sucedía era que me había tocado hacer la "cuna" de su hijo, en otras palabras, el recipiente que usaría el huevo para mantenerse a salvo y transportarlo, pero la verdad era que lo había olvidado y a escasos minutos de que la clase comenzará había tenido que recurrir al plan B. Louis vio a Hijo Huevo descansar felizmente sobre su nueva cuna: un vaso de unicel con una servilleta azul como mantita. Llorar no era una opción, pero sonaba muy tentadora.
—Sí puedo decir algo a mi favor, buscar esa servilleta fue muy difícil, tuve que esperar por más de diez minutos para que la chica de la cafetería la encontrará —ahora si iba a llorar, por lo menos la servilleta era grande y parecía ser suave y resistente—. Además, está adornado —Harry señaló el vaso, el cual tenía pintado conejitos, nubes felices y un sol radiante, todo con rotulador negro. Louis parpadeó sorprendido, los dibujos de su compañero eran lindos, se mordió los labios para no sonreír. Tenía una debilidad por las cosas tiernas y adorables, justo como aquellos dibujos—. Éste eres tú —Harry se colocó detrás de él y le señaló un conejito con un moño en la cabeza—, y éste soy yo. —agregó, girando el vaso, apuntando a otro conejo pero con una corbata.
Louis rodó los ojos con una pequeña sonrisa ante el rol femenino que había adoptado después de hacer el acta de nacimiento de Hijo Huevo.
—Buena improvisación.
Después de todo y a pesar de lo irresponsable que parecía ser, Harry tenía habilidades interesantes.
Harry asintió sorprendido, era la primera vez que veía sonreír a su pareja y un Louis calmado se veía mejor.
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Ambos chicos estaban sentados en una de las bancas del patio escolar, con Hijo Huevo descansando en paz y tranquilidad dentro de su vaso de unicel. Louis sacó su cámara instantánea y fotografió el vaso, espero a que la foto saliera, después la pegó en el álbum de recuerdos de Hijo Huevo, escribiendo un par de cosas sobre el papel blanco y sacó otro cuaderno de su mochila.
Harry lo miró en silencio, Louis lo fastidiaba un poco con su actitud hiper-responsable, necesitaba aprender a relajarse.
—Ahora es tiempo de ir a tres lugares de la escuela y sacar las fotos... propongo que-.
—¿Nunca te cansas? —lo interrumpió Harry.
—¿Cómo?
—¿Nunca te cansas de vivir estresado?