Capítulo XI: Amor Verdadero

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Discordia

No podía llamarla por su nombre, me lo había prohibido. Pero en aquel momento era lo que menos me importaba. Me había besado. Había sentido sus manos sobre mi piel. Y aunque apenas habían sido unos segundos, había subido hasta las nubes con una sonrisa en la cara. Quería perder. Si yo ganaba no volvería a verla. Y mi corazón volvería a encogerse de sufrimiento. Se suponía que yo estaba incapacitada para ser feliz. Sin embargo, allí estaba, en mi habitación, preparando un nuevo ramo de rosas negras.

_ Vaya… y tú qué decías que el amor verdadero no existía.

Me giré y me encontré con Afrodita, que sonreía de oreja a oreja, apoyada en el quicio de la puerta. Estaba claro que llevaba un rato observándome con mirada analítica, para ver qué se me pasaría por la cabeza. No era precisamente un secreto si se me miraba con atención.

_ Ah… cállate._ Le dije, mientras enviaba las flores a su destino con un gesto de la mano.

_ Oh… venga._ Hizo un mohín._ Sólo quiero ayudarte a gustarle a esa chica.

_ Ya le gusto._ Dije, gruñendo.

_ Vale… vale… Pero… Háblame de ella… Anda… porfa…_ Dijo, poniéndose a mi lado.

_ ¿No tienes que ir a intentar ligarte a Ruby?_ Le recriminé.

_ Ya bueno… pero eso luego… cuenta… cuenta._ Dijo, zarandeándome. Parecía una niña pequeña.

_ Bueno… se llama… Amy._ Mentí._ Nos conocimos hace muchos años. Salimos un tiempo. Fue algo… bueno, más pasional que sentimental. Ella hizo algo… algo horrible por mi culpa y… desde entonces le perdí la pista. Al parecer había muerto.

_ Eso suena muy triste._ Dijo, poniendo morritos._ ¿Por eso estabas siempre enfadada?

_ En parte_ murmuré._ La echaba de menos.

_ Mira a la pobre Discordia, sufriendo por amor._ Me dio un beso en la mejilla._ Entonces… ¿Vas a dejarme ganar?

_ No haré nada más… quiero pasar todo el tiempo que pueda con ella, Afrodita. Gane o pierda._ Le dije, sincera. Ella sonrió.

_ Debes quererla mucho._ Se acarició la barbilla._ Era justo lo que necesitabas. Así que no te preocupes… voy a ganar. Y verás que bien lo pasáis juntas.

_ Ahora… si me disculpas._ Le dije._ Quiero invitarla a ir al cine.

Emma Swan

Quería gustarle a Regina. Me había dado una oportunidad, y quería que fuese algo memorable para ella. Era por eso por lo que me había dirigido hacia la Biblioteca, donde sabía que Regina solía pasar bastante tiempo durante los recreos. Pero aquel día, no la encontré… perfecto. Yo no la buscaba ella, buscaba a una de sus compañeras de estudios, como ella misma las había llamado.

_ Hola… ¿Eres Mallory?_ Le pregunté.

_ Sí._ Dijo, sin apartar su vista de su libro de matemáticas._ ¿Querías algo? Eres la nueva, ¿Cierto? ¿Te has perdido?

_ No… yo… bueno._ Me mordí el labio._ Quería preguntarte sobre Regina.

_ ¿Regina?_ Levantó la nariz de su libro y me miró._ ¿Qué es lo que quieres saber de ella?

_ Bueno… me gustaría saber… qué clase de chicas le gustan._ dije, mirándola.

_ Entiendo._ Dijo. Estaba claro que tenía mis intenciones más que claras._ A Regina le gustan las mujeres sofisticadas, elegantes… en resumen, con clase. ¿Lo entiendes?

Una pésima madre, dos curiosas hijas (SwanQueen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora