Capítulo 3

486 79 7
                                    

Cada vez que me miro al espejo y me veo distinto
Me pregunto si debo esperar o pasó mi momento

...

Los pasillos están vacíos o al menos lo estaban hace varios minutos, antes de que cerrara los ojos y comenzara a besar esos labios que hace tiempo dejaron de ser de Blas y comenzaron a ser de Gabriel.

Sólo escucha la respiración entrecortada de Gabi necesitando aire para seguir besándole y el sonido de sus labios frotándose mientras sus lenguas juegan la una contra la otra.

Las manos de Gabriel aprietan sus caderas por debajo de su remera a rallas, esa que se pone porque sabe que le encanta al mayor, y él no puede evitar soltar un gemido cuando siente que Gabriel da un paso al frente y lo apoya contra la pared, frotando ligeramente sus entrepiernas.

Renato se separa un segundo de él, con las manos en sus mejillas, posesivo, y mira hacia los lados, comprobando que realmente el pasillo sigue vacío.

-Te extrañé.

Vuelve a mirar a Gabi y se muerde el labio al escuchar esas dos simples palabras. Porque desde que terminaron las grabaciones sólo quedan los ensayos para poder verse, para tener una excusa para mirarse, para tocarse a escondidas o para susurrarse palabras tiernas al oído cuando creen que nadie los ve.

Aunque saben que todo el elenco lo sabe y prefieren no decir nada. Desde hace tiempo hay un acuerdo tácito y silencioso por parte de todo el mundo y nadie dice una palabra cuando los ven demasiado cerca como para ser solamente amigos. Pero ellos agradecen ese silencio.

Porque las preguntas les aterran y las respuesta a todas esos interrogantes son inexistentes. Ni ellos mismo saben qué carajos están haciendo en aquel pasillo vacío, apoyados en la pared el uno con el otro y diciéndose todo sin decir nada.

Gabriel junta sus frentes y Renato vuelve a cerrar sus ojitos, respirando profundo.

No sabe cuándo el olor avainillado de su compañero se volvió tan conocido, tan cotidiano. Tan real cerca suyo que sabe perfectamente cuándo se está acercando a él sin necesidad de mirarle.

-¿Qué pasó?- Pregunta inocente.

-Sos un caradura...

Renato esconde una sonrisa y lo acerca más a él por la cintura.

-¿Qué hice?

-Sabés que te extraño y no dejas de lanzarme miraditas e intentar rozarme.

-¿Sí? No me di cuenta.

Vuelven a besarse. Porque los dos se necesitan y sus labios también extrañan ese calor que sientes cuando están juntos. Da igual si Renato lleva todo el ensayo provocándole a propósito o si Gabriel lleva su remera de Boca sólo para fastidiar al menor. Todo da igual cuando por fin se quedan solos en aquel pasillo que vacío al que han llegado hace un rato desesperados por sentirse.

Gabriel le da un último beso y le guiña un ojo antes de largarse de allí, caminando despacio hacia la sala de ensayos mientras Renato suspira y mira al techo. Sabe que en esos momentos tiene una sonrisa de boludo enorme en la cara y realmente no se acuerda cuándo fue la última vez que se sintió así. Cuándo fue la última vez que alguien le provocó los mismos sentimientos que le produce Gabriel en su estómago.

Abre la puerta del baño más cercano y se echa agua en la cara. Porque sabe que necesita relajarse y tomarse unos segundos para que su cuerpo deje de estar alterado por la cercanía de Gabriel.

Y mira su reflejo, ese que ahora mismo está rojo y mojado y que sigue sonriendo como si tuviera quince años y acabara de apretarse a alguien a escondidas en el colegio.

Ha cambiado, está diferente y él lo sabe. Se lo dice Valentino y también su madre. Hace tiempo que se mira en el espejo y ve a alguien distinto. Y no sabe si es a causa de Gabriel, de la edad o simplemente siempre fue este que ve reflejado en el espejo pero es ahora cuando empieza a conocerse de verdad.

Pero Gabriel es el causante de su cambio, es de las pocas cosas que tiene una certeza enorme. Y eso le da nervios, le afloja las rodillas y hace que tenga que volver a echarse agua en la cara para calmarse.

Suspirar derrotado. No sabe qué hacer. No sabe si tiene que esperar. Aunque tampoco sabe a qué está esperando. Sólo desea que no haya pasado su momento y pueda descubrirlo pronto.

Amasijo de huesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora