Qué bonito caminar detrás de ti
llevarte siempre delante.
Cuando giras la cabeza estoy aquí
y nunca voy a marcharme....
Los rulos se le mueven con cada pasito que da moviendo la cabeza y Renato sonríe cuando lo ve bailar torpemente en medio de la calle. Gabriel para en seco, reproduce los primeros pasos de una de las coreografías del show y sin sentido alguno pasa seguido a bailar otra canción sin que los movimientos que está haciendo tengan alguna coherencia.
Agustín rompe en carcajadas al verlo, con el termo bajo el brazo y el mate en la mano. La risa impide que siga cantando las canciones de Simona que estaba entonando y Gabriel se queda sin sonido con el que moverse. Mira al uruguayo con el ceño fruncido, pero arruga la nariz con una sonrisa y vuelve a hacer lo mismo. Sólo que esta vez baila mientras él mismo tararea un mix del show que otra vez hace que todo el grupo ría.
Renato intenta esconder la creciente sonrisa de sus labios al verlo así, haciendo el tonto e iluminando la calle con su luz. Pero Gabriel, cuando termina su numerito, voltea a mirarlo mientras le guiña un ojo y a Renato se le hace imposible no marcar sus hoyuelos.
Hace tiempo que cada vez que Gabriel hace una payasada lo primero que hace es fijarse si él lo mira, si él se ríe, si él está ahí. Y ese pequeño gesto inunda el pecho de Renato de un calor especial que no termina de entender pero que cada vez le gusta más.
Todos siguen caminando entre risas y conversaciones banales hacia el lugar donde van a almorzar y Renato escucha cómo sus compañeros alagan a Gabriel por sus tonterías. Y quiere sumarse a ellos, porque es verdad que Gabriel es especial, es de esas personas que siempre tienen una sonrisa en la cara, de esas que con su sola presencia te alegran el día. Pero no se atreve y se muerde la lengua dejando pasar el momento.
Porque sabe que lo que diga él es distinto. Todo entre ellos dos siempre es distinto.
Fausto deja de lado el teléfono y puede notar cómo le está clavando la mirada de reojo, pero Renato intenta hacerse el desentendido y sigue fingiendo que graba una historia para Instagram o para mandar al grupo de "Sub 30" de la novela. Pero a Fausto no puede mentirle. Lo sabe. Y su amigo también.
En un acuerdo silencioso los dos comienzan a caminar más despacio, alejándose varios pasos del resto del grupo de un modo casi imperceptible. Fausto le pasa un cigarrillo mientras él mismo se enciende uno y Renato sabe que está dándole tiempo para huir de esa conversación que se avecina si eso es lo que él quiere. Pero hablar de Gabriel Gallicchio se ha vuelto uno de sus pasatiempos favoritos desde hace meses. Fausto carraspera y por fin sus miradas se juntan.
-Cada vez es más obvio.
-¿Qué cosa?- Pregunta como si no supiera de qué habla su amigo.
-Lo de ustedes...
Renato mira de reojo a Gabriel y frunce ligeramente los labios, buscando las palabras adecuadas.
-No pasó nada.
No sabe por qué pero siente la necesidad de aclararlo, de asegurarle a todos que entre él y Gabriel no ha pasado nada. Aunque lleve meses soñando por las noches que sí que pasa.
Fausto le da una calada al cigarro y observa caminar a Gabriel delante de ellos junto a Gastón y Agustín.
-Da igual si pasó algo o no.- Dice por fin.- Pero es obvio que hay... algo.
-¿Algo?
-Sí, algo... Llamalo como vos quieras, pero algo.
-Algo...
Renato imita a su amigo y comienza a fumarse el cigarrillo que tiene entre los dodos. Y mil recuerdos de las pasadas semanas con Gabriel llegan a su cabeza. Porque sabe que es verdad que desde hace mucho tiempo hay... algo. Puede sentirlo cuando están juntos. Y puede sentirlo cuando no lo tiene cerca. Hay algo.
Lo observa caminar delante de él, con el paso decidido y gesticulando con las manos. Y no puede evitar que su mirada traviesa vague hasta ese culo redondo y apretado por los jeans que se mueve a cada paso que da. Tiene que darle otra calada al cigarrillo para poder destensar un poco sus nervios por todas las sensaciones raras y nuevas que le produce ver caminar a Gabriel.
Escucha la risita de Fausto al lado suyo y sus mejillas comienzan a sonrojarse al sentirse tremendamente delatado.
-¿Qué pasó?- Le pregunta burlón.- ¿Viste algo que te gustó?
Renato no puede evitar que se le pongan rojas hasta las orejas al sentirse de pronto tan expuesto y todavía se pone más colorado cuando Gabriel gira la cabeza y lo mira, con su sonrisa amplia y su naricita arrugada.
Y de nuevo Renato siente ese calor en su estómago. Ese calor que le dice que ese algo que tienen, sea lo que sea, es especial. Ese algo que le dice que pase lo que pase siempre va a estar ahí para él, detrás de él, y nunca va a marcharse.
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Amasijo de huesos
Romansa"Dícese de aquella persona o ser vivo que amas sin medida, que hace que tu existencia tenga sentido y con quien más deseas compartir tu tiempo, tu espacio y tus buenos y malos ratos de humor. Novios, amantes, mascotas, maridos, padres, suegros, veci...