Capítulo 5

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Cada día me parezco más a ti
y ya no intento evitarlo.

...

Renato pasa distraído las hojas del guión de Simona en vivo mientras escucha a Florencia Bertotti explicar de nuevo cómo va a ser la dinámica de las semanas siguientes de ensayos y cómo se va a llevar a cabo la preparación de cada mínimo detalle de los shows en el Luna Park. Tanta información en tan poco tiempo le está saturando ligeramente el cerebro y sabe que sus pensamientos están comenzando a vagar muy lejos de esa improvisada sala de reuniones donde se encuentran todos.

Se remueve un poquito en su silla intentando buscar una postura más cómoda y Fausto bosteza junto a él. Su amigo también se está aburriendo soberanamente, pero le ha agarrado más de una vez mirando a Agustina con una sonrisa de bobo impresionante. Realmente se pregunta cuánto pasará antes de que esos dos concreten algo.

Un movimiento cerca suyo le saca de sus pensamientos y se fija cómo Gabriel agarra el mate y lo lleva a la boca, bebiendo distraído mientras observa a su directora. Y mira sus rulos perfectamente despeinados, su perfil, su nariz, sus ojos verdes concentrados, su espalda ancha marcada al tener las manos apoyadas en el suelo. Tiene las piernas estiradas a lo largo del piso y mueve los pies, distraído.

Y Renato se distrae en él.

Fausto mueve la pierna y le da un golpecito llamando su atención. Y le cuesta, le cuesta mucho apartar la mirada de Gabriel y centrarla en su amigo.

-¿Qué pasa?

-Dejá de ser tan obvio...

-Vos con Agus sos igual de obvio.

-Sí.- Admite Fausto entre susurros.- Pero a mí no me importa serlo. ¿A vos te importa ser así con él?

Su amigo marca las últimas palabras y Renato se muerde el labio, debatiendo esa pregunta. Hace tiempo que le importa un carajo qué piensen los demás. Incluso cree que hace mucho todos saben que hay algo entre ellos, sea lo que sea, pero prefieren mantenerse al margen y darles su espacio.

Pero él está cómodo así, con ese secreto a voces del que todo el mundo es consciente pero nadie habla.

Y si es obvio, si es descarado en sus miradas o se nota demasiado ese algo que hay entre él y Gabriel... realmente empieza a importarle muy poco.

Le lanza una última mirada significativa a su amigo y baja despacio para sentarse en el piso junto a Gabriel, que lo mira sonriente cuando lo ve a su lado ofreciéndole un mate. Y él acepta. Porque le gusta el mate y porque aceptaría cualquier cosa que viniera de esa persona que hace meses es la razón de su sonrisa por las mañanas.

Y el ensayo sigue, las instrucciones llegan sus oídos y la lectura del guión trascurre como debe. Y de pronto se fija. Se fija en que lleva media hora sentado en la misma posición que Gabriel y haciendo los mismo gestos que él. Y no puede evitar sonreír al darse cuenta.

El mayor le mira interrogativo al ver su sonrisa pero Renato niega restándole importancia. Realmente es una tontería. Simplemente están sentados un junto al otro en la misma posición, nada más.

Pero sus hoyuelos se marcan cuando comienza a enrollar su dedo índice en un mechón de pelo de la nuca y ve de reojo cómo Gabriel está haciendo inconscientemente lo mismo con uno de sus rulos.

Y se ríe todavía más cuando los dos cambian de postura a la vez, distraídos, y acaban más cerquita el uno del otro.

Gabriel vuelve a mirarlo curioso, preguntando con sus ojos verdes cuál es ña razón de tanta sonrisa. Pero se limita a encogerse de hombros y cargar su peso hacia el otro lado, quedando peligrosamente cerca de Gabriel. Tan cerca que si no hubiera gente apoyaría la cabeza en su hombro y se dejaría embriagar por el aroma avainillado que desprende su cuello.

Los aplausos llegan cuando la lectura del guión termina y todos festejan. Y Renato intensifica sus palmadas al darse cuenta los gestos casi milimétricamente idénticos que Gabriel y él producen.

Realmente pasan demasiado tiempo juntos o él se fija demasiado en los detalles.

-¡Blasnior!

La voz de Minerva llega hasta ellos y mueven las cabezas a la vez, girándose a mirar al teléfono que los apunta. Y saludan, saludan al unísono a lo que saben que seguramente se convertirá en una historia para Instagram.

Blasnior. Una palabra que sólo son ellos.

Todo había pasado durante esos meses por esa palabra.

Gabriel vuelve a cambiar de posición y él hace lo mismo. Y esta vez ya no puede evitar soltar una carcajada ante sus ojos perdidos que no entienden nada.

Porque cada vez se parece más a Gabriel. O Gabriel más a él. Pero no quiere ni puede evitarlo.

Amasijo de huesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora