—No lo sé —responde Rissandra, y continúa derramando gotas delgadas de sus ojos—. ¡No lo sé!
Recuerdo el rostro de Bendra, de igual forma que Rissandra. Orión palidece, su rostro semeja un folio sin escrituras. Y ahora ¿Qué? ¿La agente Movissia llevará a Rissandra al Centro Médico?
—Debemos retornar al Centro Médico, jovencita —Su voz se torna de autoridad—. Ustedes dos permanecerán en el Centro de Alojamiento ya que, sus pruebas deben continuar.
Orión emerge del aeromóvil, haciendo caso a su agnado materno, sin embargo, yo me niego a dejar ir a Rissandra sola y dejar que la internen como a Bendra.
—¡No! ¡No puede llevarla! —discrepo. No creo lo que acabo de hacer, resistirme ante un agente.
—Es mi deber hacerlo, ahora, por favor, descienda del aeromóvil y acompañe a Orión.
—Ve, Anders —me ruega Rissandra—, yo encontraré una manera de hacer algo.
Desciendo del aeromóvil y antes que las puertas se cerraran escucho la voz de Rissandra en susurro:
—Yo no estoy enferma.
Yo no estoy enferma. Yo no estoy enferma.
¿Yo también estoy enfermo?
La lluvia continúa sin cesar, cayendo en mi rostro. Orión me observa y por una milésima de segundo veo como se desparraman inmersas gotas de sus ojos que son mezcladas con la lluvia torrencial.
Orión y yo caminamos en un rotundo silencio, y previo de despedirnos, nos miramos a los ojos, más nadie nos veía, no había cámaras de seguridad, ni agentes. Por varios segundos mantuvimos la mirada y sin poder evitar mis ojos se cristalizaron, mi vista se nubla, la garganta se condensa y restringe, y presiono fuerte contra mis ojos, contra mi ser y de mis ojos gotea todo lo que hay en mi garganta, dejándolo salir, dejándome salir. Y antes de reprimir lo que hago, Orión cae en lo mismo, de sus ojos también sale esa lluvia irresistible. Él extiende los brazos hacia mí y tratamos de protegernos el uno al otro.
Veo su cuerpo rígido y erguido irse a su recamara. Él entra y yo hago lo mismo. Mi recamara esta gélida, vacía. En la encimera yace la bandeja de comida por recalentar, la cual llevo directamente al microondas. La comida está muy condimentada con cosas artificiales para su sabor, toda, absolutamente toda la comida es sintética.
Me dispongo a ver la ciudad, tan luminosa, tan grande. Me sostengo sobre la ventana con el antebrazo. Mi mente en una guerra de pensamientos. Bendra, Rissandra, Orión y yo, todos mezclados y molidos por algo inexplicable que, por extraña razón me oprime el pecho y la garganta haciendo brotar nuevamente la lluvia de mis ojos.
Los ojos me arden y lo único que quita ese ardor es cerrarlos, y aunque estén cerrados no logro dormir. Sin embargo, en el momento menos esperado me sumerjo en un sueño profundo.
***
La prueba está por comenzar. Una montaña de alpinismo se encuentra enfrente de nosotros, con una altura de unos diez metros. La prueba es escalarla sin ninguna herramienta, solo las manos y la fuerza.
Antes de lanzarme a escalar, veo alrededor y, a mi vista le hace falta el pelo rizado y abundante de Rissandra. El sonido ensordecedor proveniente del entrenador me saca de mis pensamientos y me hace correr hacia la pared de escalar.
Me aferro a la primera roca que veo, con fuerza intento escalar pero la roca cae conmigo. Comienzo nuevamente, esta vez una roca fornida, de la cual si puedo continuar. Subo cada vez más rápido, apoyando con más fuerza, impulsándome hacia arriba.
No quiero mirar abajo, no quiero.
Veo el final de la pared, veo banderines. Es la última roca, tomo aire y me sostengo ahinco. Ya es el final. Lo logré, me alzo en la meta y diviso aun cuerpos intentando subir, busco a mi alrededor y aún nadie ha alcanzado la meta, soy el primero.
Soy el primero, el vencedor.
Es algo imposible de creer. Estoy dando saltos en mi interior, la sangre me vibra y corre con tal rapidez por mi cuerpo que me siento acelerado. Respiro hondo y exhalo suave, repito el procedimiento un par de veces mientras que el resto llega a la meta.
La última en subir es una chica esquelética, su nombre es Ursa. Todos estamos al borde de la pared, a unos cinco metros del piso. Descendemos por una escalera colgante en la zona trasera.
Supongo que ha culminado el entrenamiento. Nos reunimos en el centro del campo, donde se encuentra en el entrenador. Me otorga un broche dorado que él mismo se encarga de abrochar a mi camiseta.
Antes de intentar salir del recinto se activa una alarma y una luz roja tiñe todo el lugar. El letrero con el inscrito "SALIDA DE ESCAPE" se ilumina abriendo las compuertas automáticamente. Mi instinto, tanto el de todos es salir por las puertas con la más debida precaución.
Una aeronave de emergencias aguarda en las afueras. Caminamos en fila india hasta el interior de la máquina voladora, la cual despega con gran estruendo y rapidez. Y, de pronto, ya no se escucha ruido, solo un pitido ensordecedor que hace que caiga al piso, inconsciente.
Despierto en la misma habitación que he pasado estos días; días en los que no he visto a Asir ni mucho menos a Iris. Recuerdo sus rostros y algo en mi pecho duele, duele tanto que pareciera que se rompiese en mil pedazos y tratara de estar unido.
Es de noche. En la encimera está la comida, aún está humeante, esperando. Me dirijo a ella, pero antes de dar inicio al primer bocado la pantalla holográfica se enciende automáticamente. La imagen de la Presidenta Cassiopeia se muestra al culminar el himno, a su espalda el comité de Ministros y resto de entes gubernamentales, ella como siempre con un traje en tonalidades azules. Esta vez la tonalidad del vestido es tan intensa que se confunde con la negrura de la noche.
—¡Buenas noches, Atlea! Esta noche tenemos que dar un informe muy importante. Nos hemos visto obligados a postergar las pruebas especiales a los jóvenes del Centro de Alojamiento en Capitalia, reformando así sus aptitudes físicas y mentales para su mejor aprovechamiento en el ámbito laboral en las nuevas ciudades, al finalizar las pruebas se darán a cabo el direccionamiento de cada uno de ellos. ¡Gracias!
La pantalla se apaga dejando en un silencio absoluto, donde lo único que se escuchan son mis pensamientos al respecto del enunciado por la presidenta.
Su voz aún continúa escuchándose en mi mente. No hago más que tratar de hacer caso omiso e intento comer. Cada bocado es engullido con fuerza, mirando a la nada. Justo antes de terminar de comer se escucha el ruido...
Toc-toc.
¿Quién será? Estoy comiendo. Ya es como muy tarde para realizar una actividad o prueba, ¿Será Bendra o Rissandra?
Me quedo inmóvil por dos segundos, terminando de comer.
Camino hasta la puerta, rodeo con mis manos la manilla hasta hacer abrirla. El frío penetra en mi habitación tanto como en mi cuerpo. Es un frío denso y ausente de ser.
Busco a diestra y siniestra el causante de los golpes sobre la puerta. Antes de ingresar a mi recamara, la mirada se me desvía por sí sola al piso gélido y ahí, como una mancha en medio del inmaculado suelo se encuentra un trozo de papel recortado asimétricamente.
******
Mis amores preciosos, los he tenido en olvido, lo siento mucho, hasta yo mismo me perdí. Este cap es super corto, ya lo había escrito hace mucho, sólo quise comenzar el años actualizando.
Much love!!!
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Diferentes
Science FictionEn las ruinas del antiguo mundo, nace una nación próspera a expandirse en terreno, con un centro de poderes gubernamentales, Capitalia, la ciudad donde comienza todo. Poco a poco crece demográficamente gracias a la Máquina Madre. Después de nueve m...