Capítulo 17 "La explicación"

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Caminamos por un pasillo abovedado con vidrio, parece un material resistente, tanto que a los lados del pasillo se ven personas trabajando en computadoras pero no escuchamos absolutamente nada, ni ellos a nosotros.

Rissandra avanza y toma la delantera. Intuyoque ella ya ha estado antes aquí, no lo sé, pero algo me ha pensarlo.

Al final del pasillo yace una puerta de cristal que al acercarnos a ella, sensorialmente capta nuestra presencia y se despliega abriéndose paso para dejarnos entrar en un salón circular. En medio del salón yace una mesa redonda de metal pulido, tanto así que podemos ver nuestro reflejo en ella; la mesa está acompañada de sillas acolchonadas y en una de ellas, el Doctor Arcturus nos espera. Su dispositivo móvil yace sobre la mesa, apagado.

—¡Hola, Doc! —saluda Rissandra.

Acto seguido, nos sentamos sobre las sillas. El Doctor Arcturus carraspea su garganta.

—¿Cómo están? —pregunta— ¿Qué les ha parecido el lugar?

—Bien, todo bien —responde Creta. Yo asiento en modo de aprobación a la respuesta de Creta.

—Al punto —dice Lerna, con impaciencia. Y torna los ojos en blanco por una milésima de segundo. Entrejunta sus manos sobre la mesa y se acomoda para escuchar mejor toda la información.

El frío del salón se hace cada vez más fuerte, y las cosas metálicas se vuelven gélidas al tacto. Los ojos del Doctor, sin embargo, se notan cálidos.

Él acciona un botón sobre la mesa que, también tiene un teclado táctil y aparece una pantalla holográfica en la zona superior, donde todos podemos contemplar lo que mostrará a continuación.

»El nacimiento de los indeterminados es la nueva tecnología para una nueva nación, donde nadie sentimiento alguno que interrumpa actividades asignadas. Estas nuevas personas, nacerán gracias a la Maquina Madre sin ningún sexo otorgado; crecerán sin dependencias emocionales, su única prioridad será prepararse para en un futuro cercano: trabajar.

El Doctor Arcturus pausa el contenido de multimedia. La imagen queda paralizada con niños naciendo, y vistiendo todos los mismos trajes con el mismo tono.

Recuerdo mi primer día de clases, ese traje tenía que estar tan limpio como se pudiese, sin una sola mancha, por mínima que sea. Teníamos que concentrarnos y estar atentos a cualquier explicación que se diese en la clase. Y, era extraño, pero cierto, no había forma de saber cuánto se había aprendido. No hacían ningún tipo de prueba para medir nuestra inteligencia.

¡Claro! ¿Para qué se haría en ese momento? ¿Por qué no cuando se tiene dieciséis años y se está completamente preparado?

—Trabajar. Palabra clave; para eso fueron creados los indeterminados—El Doctor Arcturus explica e irrumpe mis pensamientos y recuerdos—. Ustedes fueron un error que yo cometí; el mejor error que he cometido nunca.

Se dibuja una expresión en el rostro del Doctor Arcturus, sus ojos se cristalizan y sus labios tiemblan.

—¿A qué se refiere con un error? ¡¿Qué es lo que tenemos de malo?!

Creta enrojece a cada palabra que dice, tensa la mandíbula y sus ojos parecen salirse de su órbita.

—Nada, esa es la palabra. Ustedes nacieron perfectos a su manera, no hay errores en ustedes.

Se reanuda el contenido de multimedia en la pantalla holográfica y se muestran flashes de personas ejerciendo diversas actividades. El Doctor Arcturus pausa el video para dar pequeñas explicaciones sobre lo que hacen esas personas: «Ellos ríen» jóvenes corren con anchas sonrisas en sus rostros, un recién nacido traza una sonrisita sin dientes y lanza una armonioso carcajada que me hace estremecer por dentro «ellos son felices». Una muchacha llora desconsoladamente quién sabe por qué «ella está triste» musita el Doctor Arcturus.

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