Delicioso Desayuno

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Me tenía jodidamente desesperado después de una ronda de besos y mordidas interminables por mi cuerpo, frotándose en mi trasero con fuerza sin llegar a entrar, terminando por frustrarme.

— ¿Que esperas? ¿Una jodida invitación? —Solté cuando las ansias terminaron por comerme. Pero es que ¡Joder! Llevaba seguramente diez minutos así, y yo quiero que me folle desde que salimos del departamento...

— ¿Alguna vez dejarás de darme órdenes y simplemente cerraras esa boquita por tu cuenta? ¿O voy a tener que cerrarla yo? —Mierda... Me encanta cuando me habla así, y odio que me encante, es denigrante, pero a la vez me calienta tanto...

Iba a contestarle pero tal como dijo me calló besándome profundamente antes de quitarse un poco de encima para tomar un condón de varios que habían en el cajón de una de las mesitas de noche.

Se lo puso lentamente, mirándome de reojo, y por fin pude ver bien el delicioso y enorme falo que iba a entrar en mi, de solo pensarlo mis piernas se abrían solas y mi cuerpo se retorcía ligeramente, causando risitas en Altin.

— ¿Ansioso bebé?

— Mucho Daddy... —Mi respuesta fue inmediata, retorciéndome en la cama en un intento de llamar su atención y que me tomara de una puta vez.

Por suerte no hubo que esperar más, en menos de un segundo ya lo tenía sobre mi, devorando mi cuello mientras una de sus manos apretaba mi cadera con fuerza, y la otra tomaba su miembro para poder enterrarse en mi lentamente, casi como una tortura.

En respuesta moví mis caderas lo más sensual posible causando estragos en mi interior más que en el kazajo, arañando su espalda con fuerza sin importar lo que pudiera pensar Milenka de todo esto.

Este hombre ahora era mío, y absolutamente nadie me lo iba a quitar.

— Yura... Te vez tan lindo así —Su voz me despertó un poco de mis pensamientos, dejándome sorprendido y haciéndome sentir especial de cierta forma—, Di que eres mío bebé... Sólo mío y de nadie más...

Como buen niño obediente solté un jadeo y lamí su labio lascivamente antes de acceder a su petición.

— Soy sólo tuyo Daddy, de nadie más... Hazme tuyo por completo... —Mis ruegos con voz extremadamente dulce y desesperada terminaron por descontrolarlo, tal como había pensado.

Me tomó de la cadera con ambas manos, enterrando un poco sus dedos en mi piel y comenzó un vaivén rápido y fuerte, causando gemidos de mi parte por un rato, para luego transformarse en gritos de placer y sollozos para siguiera cuando tocó esa zona que me hacía derretir.

Me abrazó y me levantó fácilmente para ponerme contra un pilar, comenzando a moverse con cuidado hasta que encontró mi punto otra vez, arrancándome gritos con fuertes y certeras estocadas.

Mientras sus manos me sujetaban con fuerza y su boca se encargaba de callarme a ratos, mientras no estaba entretenido con mi cuello.

Acabé entre los besándolo desesperado, sintiéndome indefenso entre sus brazos, él luego de correrse a los segundos detuvo sus movimientos poco a poco, dejando dulces besos por mi piel llena de mordidas.

— Yuri... —Su voz después del sexo era demasiado deliciosa, masculina, ronca y algo forzada por los gemidos reprimidos— Estoy loco por ti...

Sonreí con altanería, tenía a ese hombre a mis pies, y lo disfrutaba en demasía. Pero también debía reconocer -aunque solo para mí- que Otabek Altin también me traía loco por él.

Era casi una cosa animal, un instinto desesperado por ser suyo. O tal vez era algo obsesivo y estaba enfermo por querer que me volviera a follar aún más fuerte y delicioso.

— Yo también —Fueron las únicas dos palabras coherentes que salieron de mi boca antes de volver a besarlo, moviendo mis caderas en círculos, arañando su espalda con fuerza, invitándolo a que me partiera en dos de la manera más salvaje que conociera.

Tal vez así saciaba el hambre voraz que tenía ahora por Otabek Altin.

Volvimos entrada la madrugada al departamento, teniendo la suerte de que Milenka estaba dormida, porque así pudimos despedirnos con calientes y sonoros besos que casi terminan en otra ronda en mi cuarto, de no ser por la sensatez del "adulto respo...

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Volvimos entrada la madrugada al departamento, teniendo la suerte de que Milenka estaba dormida, porque así pudimos despedirnos con calientes y sonoros besos que casi terminan en otra ronda en mi cuarto, de no ser por la sensatez del "adulto responsable".

Dormí sintiendo que todo había sido un excitante y maravilloso sueño húmedo, pero a la mañana siguiente al despertar comprobé con mi dolor en el culo y todas las marcas en mi cuello que todo había sido jodidamente real.

Cuando oí que Milenka se despidió para hacer quién sabe qué salí del cuarto y fui a la cocina, donde se oía al kazajo preparar algo, seguramente su desayuno. Lo encontré de espaldas cortando Dios sabe que, de todas maneras no me podría importar menos.

Llegué a su lado en silencio para que que no me oyera y pase una mano por todo su brazo hasta su cuello, logrando que detuviera lo que hacía al instante y me tomara de la cintura, demandando mis labios y registrando mi boca con su lengua.

Devore sus labios, su boca y sobre todo su lengua, quedando con un sabor amargo en la boca, a café.

— Preparaste café... No me hiciste a mi ¿Verdad? —Tenia una increíble cara de idiota, y tardó varios segundos en contestarme, seguramente lo único que rondaba en su cabeza en ese momento era darme en la cocina, y no desayuno precisamente.

— Lo siento, no se como te gusta y pensé que dormirías más así que...

— Shhh... —Con mi dedo índice sellé sus labios y fui bajando por su mentón y su cuello—, Está Bien... —El dedo travieso llegó hasta el borde del pantalón de pijama, jugando un poco con él— De todas formas hoy se me antoja más leche caliente ¿Que te parece?

Pude sentir su erección contra mi pierna, sintiéndolo como un pequeño logro sonreí, mordiendo ligeramente mi labio, consiguiendo que sus manos me apresaran con mayor fuerza.

— Daddy... ¿Me darías leche?

— No... No lo sé. —Me encendí más cuando se puso "difícil" hacerlo aceptar. Seducirlo se estaba convirtiendo en un juego muy divertido.

— ¿Y si te lo pido de rodillas? —Sin esperar ni una respuesta de su parte me arrodillé frente a él bajando el pantalón y dejando su miembro expuesto, agradeciendo porque durmiera sin ropa interior. Mis manos arañaron suavemente su abdomen cerca de su erección mientras lo miraba hacia arriba, sabiendo que ya había ganado—. Por favor Daddy.

El jalón suave de cabello me hizo gemir bajito, relamiendome para tentarlo aún más, consiguiendo un suspiro de su parte.

— Adelante gatito caprichoso, te voy a consentir sólo está vez.

Y con el nuevo apodo me encargué de hacer que sus gemidos retumbaban por toda la cocina y acabara dos veces en mi boca. Un delicioso desayuno.

Mamy's Boyfriend (otayuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora