CAPÍTULO DIEZ: La calma luego de una pequeña tormenta.

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Habíamos salido del cementerio, en silencio, cada uno metido en sus propios pensamientos. No me gustaba esto, sentía que estábamos distanciados y a estas alturas, sentía una necesidad de tenerlo cada día más cercas, es tal y como lo describía Linn...

Una vez que aceptas que te gusta, la sensación de necesitarlo crece de manera descontrolada.

Pero no voy a tocar ese tema ahora. El asunto es, que él termino con nuestro silencio de manera repentina, con un murmullo.

—Nos están siguiendo —aseguró en voz muy baja. Eileen se alertó al instante.

—¿Estás seguro? —cuestiona con hilo de voz.

—Sí, nos observaban desde que estábamos en el cementerio.

—¿Qué y me lo dices apenas ahora?

—Shh, baja la voz, tranquila —pasó su brazo por encima de los hombros de ella y la atrajo más a él.

—No me pidas que este tranquila —comenta en voz baja, pero su voz delata sus nervios.

Tenía miedo. Miedo de que pudiera perder esta vez... Inesperadamente, frente a nosotros, tres hombres salieron de detrás de un carruaje, portando cuchillas y nos obstruyeron el paso. En un segundo, ya teníamos a otros tres hombres detrás de nosotros, estábamos acorralados entre una pared y seis hombres armados, en un lugar poco transitado de noche.

—Ey, amigo —llamó uno de ellos, aparentemente el líder, dirigiéndose a Undertaker— No tenemos nada en contra tuyo, solo queremos a la chica.

El hombre dio un paso más al frente que los demás, a diferencia de los otros, tenía una pistola. Todos ellos median entre 1.70 y 1.90, eran imponentes y tenían pintas de saber pelear, pero a Undertaker no parecía intimidarse en lo más mínimo.

—¿Para que la quieres, te debe algo acaso? —interroga de lo más tranquilo. El hombre ríe con sorna.

—Sabes para que la quiero y no hablo de sexo —aclaró.

—Me temo que no sé a qué te refieres —dice sincero con una sonrisa.

—Jefe, creó que él no sabe quién es, recuerde que usa otro apellido —le murmuró uno de los hombres. El jefe sonrió con burla.

—Mira, solo danos a la chica y podrás irte —propuso. Undertaker dejó de sonreír, mostrando aquel lado serio que tanto le inquietaba a Eileen.

—¿Y si no quiero? —cuestionó con una voz grave y autoritaria con un toque de burla.

—Bueno, bueno, está claro, ¿no? —alzó su mano con el arma lista para disparar y apunto a su cabeza— Te haré un agujero en el cráneo y mis hombres te abrirán esas cicatrices de nuevo.

—Solo vete —le murmuró ella a Undertaker, pero la ignoró. Estaba muy nerviosa. Undertaker parecía muy molesto y ella no sabía que podría pasar. Comenzó a prepararse por si acaso.

—Dime para que la quieres —insistió.

—Solo voy a pagar una pequeña deuda. Ahora lárgate que mi paciencia y la de mis hombres está agotándose —guardó silencio por unos largos segundos.

—No puedo —fue lo único que respondió.

El jefe hizo un movimiento con la cabeza, señal para sus hombres, quienes se fueron contra Undertaker. Eran cinco hombres armados contra uno sin arma alguna, se defendió al nivel más humano posible, no quería hacer algo que hiciera dudar a Eileen de su persona, pero en el mínimo descuido, ya habían capturado a Eileen. El hombre más alto la tiró al suelo, ella lo insultó con rabia, obteniendo como resultado un golpe en el torso. La hizo poner de rodillas, mientras la sostenía por el cabello.

Las notas de Eileen 『Undertaker』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora