CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE: Vías sangrientas.

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El cielo comienza a tornarse oscuro, pronto el frío manto de la noche caerá sobre Londres. El aire se deja sentir extremadamente helado. El tren avanza con velocidad mientras el interior de este se tiñe de rojo. La shinigami avanza entre las uniones de los vagones de la clase media y clase baja, dejando a su paso los cadáveres de aquellos que se atreven a interponerse en su búsqueda. Eileen, a pesar de su desesperación, hilo una posible respuesta a la presencia de aquellos inhumanos de blancos cabellos, largas uñas y extraños ojos; son los resultados de los experimentos de aquel intrigante laboratorio que encontró hace poco tiempo, cuando aún ejercía su trabajo como shinigami. No había otra respuesta, no para ella. Esta segura que esto se trata de un experimento como las muñecas bizarras en el barco, solo que ahora, han decidido tener como escenario un tren, el cual, ha perdido sus frenos. Aunque está más que claro que estos son peor que muñecas bizarras, ha comprobado que tienen una fuerza y rapidez inhumana, además de un violento impulso por consumir carne humana hasta los huesos. Y el mayor misterio, ¿de dónde salen? Los ha visto entrar desde afuera, pero el tren está en movimiento sin detener y estos simplemente parecieran no terminar, ¿cuántas personas fueron tomadas para hacer experimentos en solo seis meses? Tiene curiosidad, por supuesto que la tiene, pero su prioridad en este momento es otra.

Siguió avanzando y decapitando todo aquello que le retrase su paso y sus ropas muestran la prueba de su ensangrentado camino. Quizás un paraguas como death scythe suene algo ridículo, pero en estos momentos resulta de lo más práctico. El forrado negro funciona como escudo, ni las garras más afiladas podrían dañarlo y teniendo como punta una cuchilla, resulta sencillo apuntar a la cabeza y abrir el paraguas antes de ser alcanzada por sus tremendas uñas. Sin mencionar la cuchilla oculta en su brazo izquierdo, aquello le da aún más ventaja al tener que pelear con más de un inhumano. Sus movimientos son precisos y directos, se mueve hábilmente entre aquel siniestro ambiente, avanzado sin perder mucho tiempo.

El último cuerpo pálido cae al suelo con fuerza en medio del rojizo charco. Eileen estaba dispuesta a avanzar y abrir la última puerta del vagón, sin embargo, esta se abrió desde el otro lado. Su primera impresión fue de sorpresa, sin embargo, esta oscureció cuando miro el cuerpo inerte de Linn en los brazos de uno de ellos. Ambos varones le miraron con cierta tensión y alerta.

—Ronald... Othello... tienen tres segundos para devolvérmela o los voy a dejar igual que a ellos —musito con falsa tranquilidad, refiriéndose a los cadáveres decapitados de los experimentos. Su filosa mirada se encontró con la titubeante del joven de cabellera naranja, quien sostenía con fuerza su death scythe.

—Eileen espera...

—Uno.

—Podemos hablarlo.

—Dos.

—Si peleamos no tendré la mínima consideración.

—No necesito tu consideración, Ronald —musito con una mirada fulminante— Tres.

En una fracción de segundo Ronald apenas y bloqueo el ataque de la shinigami. Un molesto sonido se provocó por el impacto de ambas guadañas. El shinigami se sorprendió con la fuerza con la que fue atacado y con dificultad, la acorralo contra una de las ventanas, dejando el pasillo de en medio libre.

—Ve con William mientras la detengo —le dijo a su compañero quien cargaba a la chica de negros cabellos.

—¡¿Y dónde se supone que está?! —pregunta notablemente alterado.

—¡¿Ah?! ¡No lo sé! ¡Búscalo!

Eileen vio de reojo como Othello avanzo y su vista lo perdió cuando atravesó la otra puerta. Apretó la mandíbula molesta, empujo con fuerza y se dirigió al shinigami, que se estampo de espaldas al otro extremo.

Las notas de Eileen 『Undertaker』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora