n e u n z e h n

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Ariel Müller - Cupido 69

Día 23 y al parecer estaba casi cerca de lograr mi objetivo, Caden y Alicia se habían declarado novios formalmente frente a todos pero por alguna extraña razón aún no se daban el último beso que lograría juntarlos para toda la vida.

-Hola amiguito -saludó Leo acercándose a mi con una bandeja de comida seguido por Alec y Noah-.
-¿Qué hacen aquí? -fruncí el ceño-. Estoy algo ocupado -apoyé mi espalda contra el tronco del árbol y fijé mi mirada nuevamente en el pergamino que llevaba en la mano-.
-¿Qué lees? -Noah se tumbó junto a mí-. ¿Pero qué demonios...? -preguntó extrañada al ver el extraño idioma en el cual estaba escrito el pergamino-.
-Esta leyendo el "hechizo" que debe de recitar cuando clave sus flechas en los corazones de los innombrables

Alcé mi rostro hacia Leo enarcando una ceja al oír la palabra que había usado para referirse a Caden y Alicia. Reí levemente negando la cabeza y seguí leyendo en voz baja tratando de memorizarlo.

-Joder si que es largo -suspiré cerrándolo de golpe-. Necesito algo de beber
-¿Vamos al bar? -Noah preguntó entusiasmada-.
-Claro que no -Alec rodó los ojos-. Estamos en finales, ¿Les recuerdo?
-Esperen -Leo ladeó la cabeza-. ¿Qué día es hoy?
-21 de noviembre -Noah respondió-. ¿Por qué?
-¡Es tu cumpleaños 69! -chilló y se lanzó sobre mí-.
-Joder 34 -gruñí-. Estás algo pesado
-Me da risa cuando dicen sus nombres de cupidos -rio Alec levemente-. Y, espera... -me miró a los ojos-. ¿¡Hoy es tu cumpleaños!?

No puede comentar nada más cuando Alec y Noah se lanzaron sobre mí tal como lo había hecho Leo, reí levemente y agradecí sus buenas felicitaciones sobre mi cumpleaños.

-¿Y cuántos cumples? -preguntó Noah algo curiosa-.
-Eso no lo quieres saber -susurré divertido-.
-¿Cómo que no? -rodó los ojos Alec-.
-La verdad es que ya perdí la cuenta, ¿no Leo?
-Es cierto, con solo decirle que tenemos siglos de nacimiento -rio-. Pero en el mundo terrenal tenemos 21 años
-¿Siglos? -Alec susurró sorprendido-. ¿Es decir que mi novio es una momia?

Todos reímos a excepción de Leo que frunció el ceño sintiéndose "ofendido" por el apodo.

-Cupido amor, no momia -le corrigió a su novio-. Además uno muy bueno -le guiñó el ojo-.
-Todos los cupidos somos guapos Leo -rodé los ojos-. No te sientas especial
-Tú cállate -me señaló con el dedo y posteriormente me sacó la lengua tal como lo hubiese hecho un niño-.

Reí nuevamente y giré mi rostro hacia un lado solo para notar como Noah fruncía el ceño mientras leía algo en su teléfono.

-Chicos -nos miró-. Lo había olvidado, joder -gruñó y se levantó sacudiendo la tierra se su pantalón-. Hoy se cumplen diez años del fallecimiento de la madre de Caden

Sentí una extraña opresión en el pecho, y el aire me faltó por unos leves segundos, suspiré y miré a Alec quién también se había puesto de pie.

-Tenemos que irnos chicos -avisó la peliazul-. Lo siento por no pasar tu cumpleaños contigo amigo
-No te preocupes, tienen que ir con Caden y apoyarlo, debe de ser difícil
-Cada año lo es más -suspiró Alec-. Cree que puede llegar a olvidarse de ella

Asentí con la cabeza y los vi alejarse lentamente cuando una idea fugaz cruzó por mi mente, arranqué una hoja de un cuaderno que llevaba y tomé un bolígrafo empezando a escribir con rapidez sobre él, me levanté y corrí hacia los chicos deteniéndoles.

-Esperen -les tendí el papel-. ¿Pueden darle esto?
-¿Pero qué dice? -Noah trató de leer y la golpeé levemente-.
-Está en alemán -mordí mi labio levemente-. Él lo entenderá
-De acuerdo -Alec le quitó la hoja a Noah y la guardó en su bolsillo-. Nos vemos luego
-Adiós

 Nos vemos luego-Adiós

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Caden Black

Estaba sentado frente a la tumba de mi madre, suspiré mientras pasaba mi mano sobre el viejo mármol quitando la suciedad que se hallaba sobre ella. Alicia había intentado acompañarme pero realmente no quería que nadie viniese conmigo, hasta me negué a la compañía de Noah y Alec aunque este último me dio un papel doblado asegurándome que debía leerlo cuando llegase al cementerio.

-No sabes cuanto te extraño mamá -susurré y me limpié la lágrima salvaje que se había escapado de mi ojo-.

Suspiré nuevamente y comencé a abrir el papel que mi amigo me había entregado, a penas logré abrirlo por completo pude notar las finas letras casi dibujadas sobre el papel y en un notorio idioma alemán, fruncí el ceño puesto que no conocía a nadie que hablara tan bien el alemán a excepción de mi difunta madre y de...él.

"Querido Caden,

Siento que no debería de escribir nada pero supongo que debo de hacerlo, hoy me enteré que tu madre cumplía diez años de fallecida, y lo siento mucho. Seguro debes de odiarme en estos momentos por saber algo que tal vez nunca quisiste que yo supiera, pero ahora que lo sé te escribo esto en el idioma natal de tu madre, para que tengas algo que te recuerde a ella, a pesar de ser solo unas simples letras en otro idioma. Espero que esto te recuerde a ella, supongo que fue una madre sensacional y te amaba mucho por lo cuál escribiré algo que tal vez ella hubiese escrito para ti.

Te amo Caden.

Atte. Un chico alemán "

Al terminar la carta me di cuenta de que estaba llorando, estaba llorando tanto como lo haría un niño al enterarse de que acaba de perder a su madre, porque así me sentía a pesar de que yo lo había vivido hace diez años atrás, pero realmente dolía, aún dolía.

Dolía tanto como leer ese "Te amo" por parte de él, porque aunque yo quisiera hacerlo, no podía odiarlo. Porque aunque lo deseara con todo mi corazón, no podía dejar de pensar en él, yo aún seguía enamorado de él.

Y estaba decidido, no me iba a rendir, voy a luchar por él, voy a luchar por Ariel.

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