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Ariel Müller - Cupido 69

Abrí los ojos lentamente tratando de adaptarme al iluminado ambiente donde me encontraba, fruncí el ceño al sentir una punzada en mi cabeza y al llevar mi mano a ella sentí que estaba cubierta por una venda o algo de ese estilo, miré al rededor y noté que estaba en una habitación de un hospital y en una de las esquinas se encontraba Caden acostado en un sillón en una posición que se notaba muy incómoda, pero igual seguía viéndose hermoso.

-Caden -susurré su nombre levemente y noté que mi voz sonaba rasposa-. Caden
-Uhmm -murmuró mientras se removía en su sitio-. ¿Ariel? -entreabrió los ojos-. ¡Ariel!

Se levantó del sillón de un salto y juro que escuché algunos huesos tronar, ladee la cabeza cuando lo vi correr hacia mi con su hermoso rostro luciendo preocupado.

-¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? Te pusieron muchos puntos en la cabeza -hizo una mueca-. Soy un idiota, debía de haberte visto, perdóname
-Caden, cálmate -le sonreí levemente-. Me duele un poco la cabeza pero creo que puedo soportarlo
-Lo siento tanto -volvió a decirme-.
-¿Cómo llegué aquí?
-Yo te traje -me sonrió-. Ah cierto, hay unas personas que quieren verte

Antes de que pudiera decir algo más la puerta se abrió salvajemente y por ella ingresaron Leo, Jordan y Alec mirándome fijamente.

-Estás bien amor mío -dijo Leo dramáticamente y se lanzó a los pies de la camilla-.
-Leo -rodé los ojos-. Fue un golpe nada más
-Lo sé, pero es que estaba preocupado

Jordan me sonrió y me comentó que Caden había estado llamando a media universidad avisando que estaba en el hospital y que él como mi nuevo compañero de habitación y ahora amigo debía venir a ver que todo estuviese en orden. Miren a Alec esperando que dijera algo más él desvió la mirada y en menos de un segundo ya se había llevado a Caden de la habitación.

-¿Llevo mucho tiempo aquí? -pregunté algo curioso-.
-Dos días exactamente -suspiró Leo y luego miró a Jordan-. ¿Nos puedes dejar a solas unos minutos?
-Claro -le sonrió-. Fue un gusto verte mejor Ariel

El pelirrojo salió de la habitación cerrando la puerta tras cruzarla, miré a Leo seriamente puesto que sabía que hablaríamos acerca de mi misión.

-Faltan tres besos -soltó mientras se recostaba en la puerta-.
-¿Qué?
-Ayer Caden vino a visitarte, estaba asustado de que no despertaras, Alicia lo acompañaba -suspiró-. Fui al baño dejándolos solos, cuando volví -se mordió el labio-. Se estaban besando

Sentí una dolorosa opresión en mi pecho, apreté mis puños e inhalé todo el aire que pude tratando de no alterarme.

-Que bueno -sonreí falsamente-. Vamos por buen camino
-Ariel -comenzó-. Soy tu hermano, tu mejor amigo, a mi no puedes mentirme
-No estoy mintiendo -miré mis manos-. Estoy feliz de que ellos progresen
-Eso nadie se lo cree -rodó los ojos-. Por cierto, mañana te dan de alta
-Bien -suspiré-. ¿Sabes algo de Trent?
-Si, vino ayer -asintió-. Dijo que mañana vendría a recogerte
-De acuerdo
-¿Estás bien? -se acercó a mí-.
-Si, lo estoy -lo miré-. Quiero estar solo

A la mañana siguiente me desperté temprano y esperé a que Trent llegara por mí, de hecho no tuve que esperar mucho tiempo ya que llegó puntual en su carísimo auto deportivo, me ayudó a subir y pronto nos encontrábamos camino hacia el campus univer...

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A la mañana siguiente me desperté temprano y esperé a que Trent llegara por mí, de hecho no tuve que esperar mucho tiempo ya que llegó puntual en su carísimo auto deportivo, me ayudó a subir y pronto nos encontrábamos camino hacia el campus universitario.

-¿Cómo te sientes? -me miró de soslayo mientras seguía conduciendo-.
-Supongo que bien -recosté mi cabeza en la ventana-.
-¿Supones?
-Faltan tres besos -susurré-.
-Ahh claro -hizo una mueca-. Lo siento
-No lo sientas, no es tu culpa -le sonreí algo desganado-.
-Bien, ya llegamos -me avisó-.

Suspiré y bajé del auto tomando la mochila que Leo me había llevado el día anterior al hospital con algunas de mis cosas, miré a Trent quien solo me sonrió y rodeó el auto para llegar a mi lado y pasar su fuerte brazo al rededor de mi cintura.

-Vamos

Caminamos hacia las habitaciones, nos cruzamos con muchas personas que nos miraban realmente sorprendidas puesto que nadie sabía que Trent y yo estábamos en una "relación", aunque ellos no sepan que todo es falso.

-Debo de ir a entrenar -habló el mariscal al dejarme frente a la puerta de mi habitación-. Hablamos luego bro...¡amor! -gritó algo asustado-.
-Tranquilízate -reí-. No hay nadie cerca
-Cierto -rio igualmente-. Nos vemos -sacudió mi cabello y se alejó por el largo pasillo-.

Entré a la habitación y noté que Jordan no se encontraba en ella, dejé la mochila en un lado y me tiré sobre la cómoda cama, cerré los ojos y estaba dispuesto a dormir hasta que mi teléfono sonó.

"-¿Aló?
-Tic toc mi cupido -soltó el jefe con su profunda voz masculina-. El tiempo se acaba
-Aún faltan trece días -bufé-.
-¿No lograste nada en diecisiete días y esperas hacerlo en trece? -soltó una carcajada-.
-Soy un buen cazador y lo sabe -gruñí-. Nunca he dudado a la hora de disparar una flecha
-Lo sé, eres bueno -hubo un silencio-. O al menos lo eras hasta que...
-No tiene que recordármelo -rodé los ojos-. Me sé muy bien esa historia
-Entonces espero que hagas las cosas bien esta vez -se escuchó un extraño ruido-. Por ahora necesito que ochenta y nueve termine de hacerme la mamada a gusto -rio-. Hablamos luego
-Que asco -colgué rápidamente-."

Me lancé nuevamente a mi cómoda cama y me quedé mirando el techo por un buen raro más esperando tal vez que este me cayera encima y acabara con mi miserable vida humana de una vez por todas.

Leo golpeó la puerta unas veinte veces más mientras gritaba que me abriera, peor mi flojera era mayor y la comodidad de mi cama no me dejaba levantarme y abrirle, pero me sorprendí al escucharlo maldecir y segundos después la puerta estaba abierta

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Leo golpeó la puerta unas veinte veces más mientras gritaba que me abriera, peor mi flojera era mayor y la comodidad de mi cama no me dejaba levantarme y abrirle, pero me sorprendí al escucharlo maldecir y segundos después la puerta estaba abierta.

-¿Pero qué...? -Lo miré-.
-A veces olvido que soy un cupido y tengo magia -rió levemente-.
-No me interesa -rodé en mi cama hasta darle la espalda-.
-Amigo, ¿Qué te sucede?
-Nada -suspiré-. Solo quiero dormir
-Faltan trece días
-Lo sé -me giré para verlo-. El jefe me llamó
-Problemas -canturreó burlón-.
-No te burles -lo señalé-. Todo está poniéndose cada vez más difícil
-¿De qué hablas? La misión va bien -sonrió de lado-.
-A veces siento que no eres mi mejor amigo -le miré mal-.
-Oh es cierto -suspiró-. Lo siento amigo, es que la verdad yo ya soporto estar en la tierra
-¿En serio? -alcé una ceja-. Eso no parecía cuando te veías tan feliz con Alec
-Esa es otra situación -golpeó mi cabeza levemente-. Entonces, ¿seguimos con la misión?
-Si -suspiré-. Seguimos con la misión

Leo me sonrió levemente y yo rodé los ojos tratando de evitar que la tristeza acabara con mi patética vida, y todo esto era culpa de Caden Black por haber entrado en mi vida de aquella manera y tenerme completamente enamorado y babeando a sus pies.

Odio a Caden Black

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