drei-und-zwanzig

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Leo Casals - Cupido 34

Miré como el portal se cerraba después de que Ariel cruzara diciendo aquellas palabras que suponía a Caden le habían dolido, nuevamente miré hacia el chico rubio quien había caído de rodillas y miraba el suelo.

-Amigo -Alec corrió hacia él y trató de taparlo con una toalla-. Levántate, cuéntanos lo que ha pasado
-¿Qué nos debería de contar? -hablé seriamente-. Si todos lo hemos visto
-Pero es que no ha pasado nada -Alicia habló cubriéndose con las sábanas-. La verdad, yo no recuerdo como llegué aquí
-Ni yo -Caden susurró-. Lo último que recuerdo es que estaba cambiándome para ir al bar y luego... -frunció el ceño-. Nada más
-¿Qué los portales de los cupidos no son morados? -preguntó Milton llamándonos la atención a todos-.

Abrí los ojos con sorpresa dándome cuenta que él había estado con nosotros, y se supone que aún no conocía nada sobre los cupidos, al menos que Trent se lo haya comentado pero al juzgar por la cara que puso, en no había dicho nada.

-¿Cómo? -preguntó Alec-.
-Los portales son de distintos colores, y el de los cupidos es morado -me miró-. ¿Verdad 34?
-Esto me está dando miedo -susurré-. Pero si, es cierto
-Bueno pues, no sé si lo notaron pero... -hizo un silencio aterrador-. El portal que cruzó Ariel era negro

Mierda.

Había pasado un rato desde que nos enteramos que Ariel pudo cruzar un portal equivocado, la cuestión era, en dónde estaría en estos momentos

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Había pasado un rato desde que nos enteramos que Ariel pudo cruzar un portal equivocado, la cuestión era, en dónde estaría en estos momentos.

-Tengo que hablar con padre -murmuré tomando mi teléfono-. Ariel puede estar en peligro
-Puede ser -habló Milton mientras se sentaba sobre el escritorio-.
-No no puede -Caden comenzaba a alterarse-.
-Tienes que tranquilizarte -Alec lo abrazó-. Ariel estará bien
-Por mientras debemos saber qué pasó entre ustedes -habló Trent-.
-Esperen, antes que todo -miré a Milton tras mandarle el mensaje a Eros-. ¿Cómo sabes de nosotros?
-No son las únicas criaturas en la tierra -rodó los ojos-. Soy un semidios -se miró las uñas-. Hijo de Poseidón y una humana
-¿Qué? -fruncí el ceño-. ¿Desde cuándo vives en la tierra?
-Desde que nací -sonrió-. Soy algo tímido y por eso no pude acercarme a ustedes cuando los reconocí como cupidos
-Me estoy confundiendo más -susurró Alicia-.
-Lo importante aquí es salvar a Ariel -Milton habló-. Y pronto
-¿Sabes dónde está? -lo miré fijamente-.
-No, pero tengo una suposición -ladeó la cabeza-. Si Hades fue encarcelado y soltó las almas...
-Alguien debe controlarlas -completé-. ¿Hades tuvo hijos?
-Muchos -alzó sus hombros-. Pero la mayoría murió a excepción de uno -sacó su teléfono y comenzó a teclear algo-. Creo que se llama Nicolás o algo así
-Debemos detenerlo -miré mi teléfono-. Padre necesita hablar conmigo, vuelvo pronto

Un portal morado se abrió y yo crucé rápidamente, pronto me encontraba frente a Eros quien estaba caminando de un lado a otro con una expresión de preocupación en el rostro.

-Treinta y cuatro -habló al verme-. No sabes lo que ha sucedido -removió su cabello-. Se han llevado a varios cupidos
-Además de Ariel -fruncí el ceño-. El hijo de Poseidón dice que al parecer Hades tuvo un hijo y él está controlando las almas y a cerbero
-¿Poseidón tiene un hijo? -rio-. Vaya que no perdió el tiempo
-Padre -rodé los ojos-. ¿Qué haremos?
-Por ahora vuelve a la tierra y ayuda a los cupidos que irán ahí, creo que están más seguros en la tierra -suspiró-. Iré al Olimpo y veremos que hacer, cuídense

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