Capítulo 1: Lo imprescindible

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El calor insoportable del oeste hacía que mi piel se quemara a los segundos de pasarme bajo el sol, Jane simplemente se conformaba con llevar un agradable sombrero negro acorde al color de su cabello, paramos en una gasolinería y se quedó en completo silencio.

-¿Qué esperas?-se decidió a decir por fin, a lo que dubitativo la mire.

-¿El qué?

-No esperarás a que vaya yo a comprarla, ¿Verdad?

-De acuerdo, iré yo.-con la derrota en mis manos, abrí la puerta del carro y caminé hacia la tienda de autoservicio, no parecía muy conveniente darle la contraria, así que intenté caminar normal pero mientras más lo pensaba, más extraño me sentía, como una sensación de que alguien me observaba.

La paranoia desde aquella noche se había adueñado de mi cabeza, cada vez creía que alguien me reconocería y me llevaría ante la ley. No había manera fácil de verlo, siempre alerta de todas las personas que me veían, no podía caminar a gusto por las calles ni en las tiendas.

Abrí la puerta y sonó una campanita, a lo que la mujer en la tienda me observó de inmediato, no había nadie.

Caminé silenciosamente por los pasillos paseando mi vista por cada producto, hasta que se detuvo en una pequeña bolsa de gomas de sabores. Sin poder evitarlo, pensé en comprarla y una lata de refresco.
Después de ir a por el «botín» me reincorporé para ir a comprar la gasolina.

Hasta ese momento todo iba normal, la señora seguía observando la televisión mientras metía las manos en un tazón de comida, por lo que decidió seguir vagando por los pasillos.
Pocas ganas tenía de regresar, por el inmenso calor esperando afuera mientras que el interior de la tienda se mantenía fresco.

Caminé pronto hacia la sección de revistas, cuando escuché que la campana sonaba otra vez.
Intentando no cruzarme con lo que fuera el nuevo cliente o si Jane había venido a buscarme, decidí meterme al baño de hombres dejando a un lado todo lo que llevaba en las manos.

Un desagradable olor de una combinación de lavanda y un par de cosas desagradables más inundó mis fosas nasales, por lo que decidí permanecer sólo unos minutos para recuperar mi salud mental pero no lo suficiente para perderla.

Me aproximé al lavabo y abrí la llave dejando correr el agua mientras observaba mis ojeras en el espejo, mi aspecto comenzaba a estar más descuidado.

Sunergí mis manos en el agua para después lavarme la cara.
El metálico sabor del agua se equilibraba con lo fresca que era.

Di un susprio y me miré por última vez, después abrí la puerta y me dispuse a pagar lo que había tomado.

Justo al aproximarme hacia la estancia, percibí un par de cosas tiradas por el pasillo.

Imaginando lo peor, comencé a caminar con mucho más cuidado, intentando contener mi respiración y asomé mi cabeza hacia la caja...

Lo primero que mis ojos vieron, fue a la señora recargada sobre la mesa mientras un charco de sangre brotaba de ella.

Mi corazón se paró por un segundo y dejé caer todo lo que llevaba en las manos al suelo.
Comencé a correr hacia su lugar esperando a que aún no fuera tarde

—¿Señora? ¿Está usted ...—antes de poder terminar la oración, sentí un frío metal posarse en mi cuello mientras sentí como un cuerpo se pegaba al mío desde atrás.

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⏰ Última actualización: Mar 14, 2019 ⏰

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Recuerda mis heridas [ Jane The Killer y tú ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora