Capítulo 24

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El resto del día pasa extremadamente lento. Por quinta vez en lo que lleva de rato me tiro en la cama quedando boca arriba, un rugido de mi estómago hace que lleve mi mano a esa zona. No sé muy bien cuanto tiempo ha pasado desde que uno de los corpus de Cristopher me ha dejado encerrada en esta diminuta habitación. Pero puedo intuir que debe ser algo más tarde de las ocho observando por la ventana que el día ya ha oscurecido y solo entra la luz de la luna y las estrellas. No puedo creer que el muy canalla haya tenido la desfachatez de separarnos y encima dejarnos sin comida. Menos mal que al menos se ha tomado la molestia y decencia de entregarnos una jarra de agua para que no muramos de sed. Desde ese momento no he vuelto a entrar nadie más a la habitación y creo que ya comienzo a volverme loca. El cuarto no dispone de mucho, un pequeño baño, una mesita de noche y la cama, por lo que no encuentro nada con lo que entretenerme. Cosa que solo logra que mi cabeza piense y piense, imaginándome escenarios de lo que puede ocurrir el día de mañana o incluso intentando adivinar qué es lo que puede estar haciendo ahora mismo Aarón.

Aarón.

Increíblemente le echo mucho de menos. Me pregunto si él sentirá lo mismo.

Miro hacia la ventana, lo único que se ve son árboles y más árboles.

"Estará muerto de la preocupación", pienso con una sonrisa. Aún recuerdo su cara la última vez que le vi. Siento mi corazón contraerse, por primera vez en lo que le conozco pude ver miedo en su mirada, derrota. No me gusto eso. Deseo con toda el alma verle una vez más, solo una vez más. De nuevo me sorprendo por estos pensamientos, estos sentimientos que solo él puede provocarme. No quería, realmente no quería enamorarme de él. Aarón no es de los que se enamora, y eso lo sabía. Lo tenía claro desde un primer momento, entonces, ¿Por qué me he dejado llevar por este sentimiento?, ¿Por qué no lo he detenido cuando tenía la oportunidad?

Un clic en mi cerebro hace que me incorpore en la cama con gran rapidez. Espera un segundo, ¿por qué debería tener miedo?, ¿desde cuándo he tenido miedo de lo que pueda conllevar un sentimiento así? Como decía mi abuela, los sentimientos son la cosa más hermosa del mundo. Es lo que hace funcionar a cada persona, esos pequeños sentimientos nos permiten vivir. Y no hay nada más bonito que el sentimiento del amor. Cuando alguien ama, ese pequeño motor funciona y hace que la persona sea feliz. Con ser capaz de ver a la persona que ama, de hablar con ella, de estar con ella o incluso de poder compartir ese amor. A veces, ese sentimiento no es correspondido pero no por eso debemos contrarrestarlo. Ese amor puede convertirse en real o simplemente puede tener la oportunidad de encontrar a otra persona a quien amar. Uno no debe avergonzarse de un sentimiento así, y como me enseño mi abuela hay que saber arriesgarse en la vida. Porque uno no sabe cuándo las cosas le pueden salir bien.

Me levanto de la cama emocionada, con la intención de confesarle mis sentimientos a Aarón una vez que le encuentre. Porque ahora más que nunca sé que le voy a encontrar.

Un ruido me distrae haciendo que mi mirada se dirija a la puerta.

-¿Qué haces aquí? –gruño molesta al ver aparecer entre las sombras a Cristopher –pensé que lo habíamos dejado todo claro.

-Y así fue, mi pequeña protectora –sonríe el brujo llevando sus manos a la espalda tras cerrar la puerta.

-¿Entonces? –pregunto con tono ofuscado, odio cuando no responde a las preguntas directamente. Me mira divertido señalándome la cama.

-¿Te importa que me siente?, hay algo de lo que quiero hablarte.

-Pues sí, me importa –digo mirándole directamente –ya que después voy a tener que dormir ahí, y no me gustaría tener que dormir en un sitio donde tu trasero se haya apoyado. –suelto con una sonrisa al ver la expresión molesta que el brujo ha puesto. Pero rápidamente borra eso y se dirige a la ventana mirando a través de ella.

Icreíblemente maravillosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora