P.V de Jimena
Devoro a grandes mordiscos el último sándwich de jamón con queso que me queda. Tras unas horas de larga caminata hemos decidido detenernos a comer y reponer energías. No hablamos entre nosotros, solo nos dedicamos a comer. Desde lo último que ha ocurrido las cosas han estado un poco tensas. Por un lado está Dylan, que mantiene una expresión seria e ilegible, lo que no da muchos ánimos a la hora de acercarse. Amanda por otra parte intenta aparentar su expresión dura como si nada de lo que estuviera ocurriendo le pudiera afectar, pero no hay que ser muy listo para darse cuenta de que por dentro se está muriendo de los nervios, podrían llamarse celos. Desde que la rubia se ha enterado de que mi hermana se encuentra sola con Aarón lo único que hace es meter prisa para encontrarnos con ellos. Y por último estoy yo, sin saber muy bien qué hacer ni que decir. Las heridas de los brazos apenas me duelen, lo cual es un alivio.
-Deja que te ayude a cambiarte las vendas -se ofrece Dylan acercándose rápidamente hacia mí al ver como comenzaba a quitármelas por mí misma -No queremos que se te infecten -dice agachándose a mi lado con todo lo necesario.
Una sonrisa se dibuja en su cara, una sonrisa tan sincera y llena de amor que derretiría hasta el iceberg más grande del planeta. Esa es la sonrisa por la que me enamoré de él en un primer lugar y a la cual podría estar mirando durante toda mi vida sin llegar a cansarme.
Le doy un asentimiento con la cabeza agradecida y emocionada al ver que por lo menos por un segundo vuelve a ser el Dylan de antes, el que yo tanto adoro. Pero al ver mi expresión borra con rapidez su sonrisa, agachando la cabeza para evitar de esta manera mi mirada.
-No, por favor -le ruego, levantándole la barbilla con delicadeza -Nunca dejes de sonreírme de esa manera, es lo único que me da fuerzas en momentos como estos.
-¿No será más bien por el sándwich que te acabas de comer?- Bromea el moreno haciéndome saber que parte de lo que le estaba molestando se ha desvanecido.
-Eso también -admito sacándole la lengua -Pero no hay nada mejor que esa sonrisa tuya para alegrarme el día y quitarme todos los malos pensamientos de la cabeza.
-Entonces tendré que sonreír más a menudo -ríe Dylan enternecido por mis palabras.
-Eso me haría la mujer más feliz del mundo -exagero para seguir sacándole esa hermosa risa que tiene.
-Pues no hay nada más que hablar -sentencia el moreno siguiéndome el juego.
Con extremo cuidado me comienza a desarmar el vendaje y una sonrisa de alivio se plasma en su cara al ver que mis heridas se encuentran en buen estado, no llegarán a infectarse. Agarra la nueva venda y la comienza a enrollar con delicadeza.
-¿En qué piensas? -la voz de Dylan me saca de mis pensamientos, haciendo que me dé cuenta de que ya tengo completamente colocadas las nuevas vendas.
-Solo pensaba... -dudo antes de contestar, no creo que le guste mi respuesta. Había estado pensando en esos secretos que todo el mundo tiene, no sabría decir el por qué pero hay algo que me dice que Dylan esconde algo más, algo que no incluye a ninguno de sus amigos guardianes. Algo que le afecta o le influye a él solamente.
-Puedes decírmelo, no pasa nada -me anima el moreno sentándose a mi lado a la vez que agarra mi mano.
-Estaba pensando en lo de antes -confieso soltando todo el aire contenido hasta el momento.
-Mira Jimena, no tienes que seguir preocupándote por eso más -dice Dylan colocándome un mechón de pelo tras la oreja.
-¿Y eso por qué? -pregunto sorprendida al creer entender que me iba a contar todo. De todos los escenarios que me había imaginado en la cabeza de cómo y dónde iba a ser, no se parecía absolutamente en nada a esto. Pero no quise dar más vueltas a todo y me concentré de lleno en lo que el moreno tenía para contar.
ESTÁS LEYENDO
Icreíblemente maravilloso
Teen Fiction~ Me quedo petrificada al verle, ¿Quién es?, ¿Qué quiere?, ¿Por qué me mira así? Me siento pequeña ante su mirada, por dentro un escalofrío me recorre de arriba abajo, una fuerza inexplicable me empuja a acercarme a él, ¿Quién es?, ¿Por qué siento e...