Capítulo 6

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Con mi maleta me dirigí hacia la estación de autobuses de Madrid.

No sabía por qué, pero sentía que me faltaba algo muy importante que no llevaba conmigo. Supongo que eso siempre pasa antes de irse de un sitio.

Llegué al autobús que me llevaría a Marbella y una vez allí llamaría a Jade para ir hasta su casa.

Le enseñé mi ticket al conductor y éste me permitió subir. Una vez que llegué a mi asiento, apoyé mi cabeza en la ventana y suspiré.

Sería un largo viaje de cuatro horas, y puesto que no había dormido mucho esa noche, decidí dormir.

Horas más tarde una señora mayor me despertó.

-Ya hemos llegado, hay que bajar del autobús. –me dijo antes de marcharse.

-Gracias.

Eran casi las dos y decidí llamar a Jade para que viniese a por mí, ya que no conocía Marbella y me perdería.

-¿Jade?

-¡Dani! ¿Estás ya aquí?

-Sí, acabo de llegar. ¿Dónde estás?

-En mi casa, he mandado a un chico para que te recoja. Va con un cartelito que pone Dani. Él es mi chófer personal. Te espero.

-Está bien, llegaré cuanto antes. Nos vemos.

La llamada finalizó y yo comencé mi búsqueda.

Vi a un chico de unos treinta años con el cartel que llevaba mi nombre, así que suponía que era él.

-Hola. –dijo al ver que me acercaba. -¿tú eres Dani, la amiga de la señorita Jade?

-Sí.

-Pues vamos, tenemos unos diez minutos de camino hasta llegar a su casa.

Monté en su coche de siete plazas y me llevó hasta la casa de Jade. Fuimos todo el camino en silencio, sólo se escuchaba la radio.

Una vez allí, Jade salió de casa a recibirme.

-DANI.

-JADE.

-Aún no puedo creer que tus padres de hayan dejado venir aquí conmigo.

-Tengo dieciocho años, así que supongo que eso es la razón suficiente para no tener que hacerles caso.

-¡Por fin! Ven, tengo que presentarte a alguien.

-¿A quién?

-He invitado a dos amigas más. La casa se veía muy vacía, así que he decidido llenarla un poco. Pero ya verás cómo te caen genial. –dijo tirando de mi brazo.

Llegamos a su salón. De verdad que la casa era enorme.

-Dani, te presento a Sara –dijo señalándome a una rubia de ojos verdes.

-Hola –la saludé.

-Encantada Dani. –me respondió ella.

-Y esta otra loca es Elena –dijo esta vez señalándome a una chica con el pelo negro y las puntas terminadas en azul, que hacían juego con sus ojos.

-Hey Dani. –me saludó ella.

-Hola. –saludé.

-Bueno, vamos a la piscina, ¿no? –preguntó Jade y las tres asentimos.

208 | c.h.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora