Un guapo hombre de pelo castaño y ojos gris caminaba con su sombrero en mano, parecía todo un vaquero, de eso que salen en las películas de los cincuentas.
-Joven, la señora marco, la fiesta será esta noche.
-Gracias.- dijo sonriendo, luego camino hasta las caballerizas. Era difícil tomarse su tiempo libre para pensar en el siguiente movimiento, además, estaba claro que su madre tenía un plan bastante incomodo, así que se tomaría ese día como el ultimo descanso antes de la gran batalla contra sus padres y esa mujer frívola con quien querían que se casara.
-¡Abdel!- saludo agitando su mano aquella joven morena de cabello largo trenzado.
-¿Qué haces aquí aún?- pregunto mientras le dedicaba una cálida sonrisa como cuando eran niños- ¿Te has quedado para despedirme?- sujeto su mano con tanta familiaridad que parecía los años no habían pasado, como cuando él iba seguido, antes de que iniciara el rumor de que se iría a otro país y lo dejaría de ver.
-Me entere que te vas mañana a la ciudad, quería verte antes.
-Gracias Chelo. Espero volver pronto porque me falta ese mole que me prometiste.
-Hace seis años prometiste lo mismo, antes de irte de intercambio.
-Sí, pero hubo muchas cosas que me detuvieron lejos.
Abdel sabía que aquello era por alguna razón diferente, no estaba reprochándole el pasado, entonces supo que probablemente el rumor de su futuro había sido ya esparcido por todos lados.
-¿Qué has escuchado?- cuestiono a su mejor amiga de infancia.
-Que te vas a encontrar con tu novia y tal vez no vuelvas por aquí.
La observo sereno, mirando a lo lejos, como recordando viejos tiempos, entonces volvió a sonreír.
-No tengo, mi hermano es el único que podría casarse con una mujer que no le convenía. De cualquier forma ha sido bueno que no viniera a la boda, ya que duro muy poco.
-Pobre, no deberías hablar así, seguramente él la amaba.
-Es culpa de él, por casarse con una mujer hueca. La ciudad las vuelve flojas, desobligadas, mentirosas. Son como muñecas.
-Eso quiere decir que te casaras con alguien de acá.
-Te lo dije hace años y lo sigo pensando, nada como volver a lo que te hace tan feliz. Ahora vete que ya es un poco tarde, prometo que volveré muy pronto y tendremos más conversaciones largas.
-Más te vale.
Los dos se quedaron en silencio unos segundos, luego sonrieron y ese fue su adiós.
La verdad era que desde que habían comprado aquel lugar sus padres, Abdel y César habían amado ir cada fin de semana y vacaciones, solo que eso había ido cambiando poco a poco conforme el tiempo pasaba, hasta que un buen día dejaron de ir. Después de seis años y medio había vuelto por fin otra vez a ese hermoso lugar donde se respiraba aire fresco.
Al día siguiente, antes de las seis de la tarde, Verónica observaba a su media hermana, parecía que iría a conocer a su futura presa.
-Te falta el rifle.- comento divertida mientras apuntaba al espejo.
-Sí.- sonrió- Mamá ha dicho que debo causar impresión al hijo de Carlota.
-Parece que al fin vuelve después de mucho. ¿Sabes a que viene?
-Dicen que a casarse. Hable con Che, dice que tomara las riendas de la empresa, su padre ya no tiene ganas de hablar con los socios.
-Escuche que César se divorció de Yatzil. Pobrecita, pensó que la clase social no iba a arruinar su matrimonio.- dijo de forma casual, como si fuera muy obvio aquello.
YOU ARE READING
SERENDIPIA
Mystère / ThrillerOMITIR, OCULTAR Y ENGAÑAR ERAN TRES COSAS CON LAS CUALES HABÍA APRENDIDO A VIVIR, MÁS AÚN AL VOLVERSE ABOGADA. PERO NADA DE TODO LO ADQUIRIDO CON EL PASO DE LOS AÑOS LA HUBIERA PREPARADO PARA LO QUE ESTABA A PUNTO DE DESCUBRIR. XCARET ESTABA EN LA B...