SERENDIPIA

CAPITULO CUATRO: ¿AMOR?

Al volver, Xcaret tomo el mismo camino. Deseaba elegir solo una vocación, dirigir su esfuerzo a un solo objetivo, pero no podía, no quería elegir. Arruinar su imagen, defraudar a las personas cercanas a ella y perder la oportunidad de atrapar a ese maldito que ya le había quitado las ganas de continuar como si fuera libre.

-Luis.- entro en la oficina del abogado de lo familiar.

-¿Es otro caso?- recibió la carpeta.- Tu padre nos echara juntos si se entera. Rafael está furioso y Leticia ya no quiere arriesgarse tanto.

-No se preocupen, mientras entreguemos todo, no se enterara.

-Eso espero.- sonrió.- Estoy haciéndolo por ti, aunque me dijiste que no me explicarías nada, lo acepte, pero debes tener cuidado.

-Gracias.

Salió de la oficina cruzando la sala de espera, entonces tropezó con Fabiola.

-Lo siento.

-No, yo tuve la culpa por estar atrapando ideas.- sonrió.

-¿Está el abogado Quintero?

-Sí, ¿tienes una cita?

-Sí.

-Entonces pasa, acaba de llegar. Con permiso.

Fabiola entro a la oficina que le había señalado Xcaret.

Aún estaba asombrada con la personalidad de aquella mujer que olvido tocar, sin embargo Edmundo no se molestó la entendía perfectamente.

Xcaret pego un brinco al entrar y encontrarse a César sentado en su sillón. La seguridad era buena, sin embargo él era amigo y cliente, no se preocupaban por anunciarlo.

-¡Dios! Me has asustado.- fue directo a abrazarlo.- ¿Qué haces aquí?

-Volviendo.- sonrió.- Pensaba en plantearte algo importante.

-Adelante.- tomo asiento frente a él.

-Estudiare de nuevo administración. Revalidare materias, debo retomar mi carrera.

-¿De verdad?- estaba emocionada por él. No había estado de acuerdo con que dejara sus estudios por ella, así que aquello realmente se debía celebrar.- Es un gusto saberlo. Ahora me serás de mayor utilidad.

-Siempre he sido útil.- dijo tomando su mano.- ¿Qué hay de mi hermano? ¿Ya te has enamorado?

-Es el tema de mis días.- sonrió ampliamente.- Me agrada, lo estimo, pero en realidad no puedo verlo como esposo.

-Él dice lo mismo ¿Qué pasa con ustedes? Pensé que ya habían progresado.- Camino hasta la fotografía en la pared.- ¿No hay ni una esperanza?

-Lo siento.- era honesta con su disculpa.- No podría ahora.

-Bueno, continuara como un soltero apuesto y millonario ¿Qué has sabido de Isaac?

-Está bien, estable, aún en coma, pero no es por él.

-¿Entonces por quién?

-Por mí. Lo de Isaac termino mucho antes del accidente, incluso sabía que no funcionaría antes de comenzar. Soy yo quien no está preparada para el amor. Es que no me siento libre del todo.

-Pensé que estabas esperándolo, lo visitas todo el tiempo, pagas su estancia en ese hospital y apoyas las causas que le importaban, no importa si te arriesgas también.

-No voy a negar que siempre será importante para mí, fue quien me enseño el camino, yo soy quien lo acepto y si no lo hago no me siento bien.- suspiro.- Probablemente no me entiendas, pero es algo que elegí mucho antes de que el terminara en esa cama. Lo admirare siempre como abogado, como mentor.- observo la fotografía y sonrió.- A veces creo que no fue amor, más bien era idolatrarlo.