CAPITULO OCHO: PLAN EN MARCHA.

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Xcaret volvió a su casa cuando encontró a Abdel esperando de pie junto a la entrada.

-Lo olvide.- dijo recordando la cena que tenían en mente.- Lo siento, pero estaré lista en poco tiempo.

Abdel espero cuarenta minutos, luego la vio bajar con el cabello aún húmedo, un vestido pegado hasta la cintura, luego era un poco suelto, estilo griego, color esmeralda.

-En el camino me maquillare.- sonrió.

-Está bien.- respondió aún molesto.

Rumbo a la gran cita, ella comenzó a arreglarse, incluso detuvo de un lado su cabello con pasadores, ya que comenzaba a secarse y esponjarse.

-¿Qué te ha detenido?

-Un imprevisto, nada sin importancia.- sonrió.

-Bueno, espero no estés muy cansada.

-¿No dormiremos?- pregunto de forma coqueta, sin embargo él solo la miro unos segundos.- Bromeo.

-Llegamos.- dijo deteniendo el auto. Los dos bajaron.

El lugar se veía desolado.

-¿Vas a matarme?- él al fin sonrió, entonces ella observo el camino alumbrado con antorchas.- ¡Wow!

-Quería tener un momento a solas y proponerte matrimonio.

-Ya lo hiciste.- sonrió bastante emocionada, contemplando el lugar.

-De forma menos obligada, pero ya es tarde, así que pasemos el día de mañana juntos.- ella lo miro sin borrar la sonrisa.- Te estoy proponiendo quedarnos a dormir aquí.- ella tomo su mano.- ¿Qué haces?

-Solo quiero sentir tu mano cálida. Eres lo único real en mi vida en este momento. Hace frío realmente hace frío.

-Bien, déjame hacer algo por ti.- la abrazo de una forma tan protectora que ella simplemente disfruto el momento.

El resto de la velada estuvieron sentados en la banca de aquel jardín hablando de cosas que les gustaría hacer juntos en un futuro, la conversación jamás incluyo promesas, solo sueños que tal vez podrían realizar.

Después de ver el amanecer, se quedó por completo dormida. Fue justo ese momento en el cual él le dio un beso igual al que ella le había dado en ese momento.

-Ahora estamos iguales.

Xcaret continuaba durmiendo recostada en el asiento del copiloto, así que él prefirió ponerse en marcha hacía la ciudad.

Al despertar, el panorama ya no era el mismo de cuando se quedó dormida.

-¿Hemos vuelto?- pregunto aún somnolienta.- ¿A caso no duermes nunca?

-Solo si no estás cerca.

-Gracias por la visita a ese hermoso lugar, lamento haber arruinado la sorpresa, fue un día complicado, pero terminó justo de la mejor forma.

-Voy a estar siempre para ti.

Ella asintió entrelazando su mano con la de él. No quería que aquel momento terminara, pero debía hacerlo para que él también pudiera dormir, así que salió del auto, sin duda estar junto a él le daba un empuje para sentirse mucho mejor, incluso si no era real, se sentía como amor.

Abdel volvió a casa de sus padres, entonces se encontró con su madre.

-Supe que no llegaste anoche a dormir.- sonrió emocionada.- No intervendré, solo te pido que no me des otra sorpresa hasta después de la boda.

SERENDIPIAWhere stories live. Discover now