Capítulo 7: La indagación que por fin me atrapó como minino...

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El sonido de la alarma que traía su celular se le hacia molesto... En especial aquel día pues con anterioridad había tenido que "apagar" su despertador, que como si fuera algún tipo de broma pareció haberse descompuesto pues no dejaba de sonar. Estuvo a punto de lanzarlo contra la pared a igual que como hizo con aquel reloj, pero sabia que si lo hacia no le comprarían un celular en mucho tiempo, así que mejor no arriesgarse y solo apagó la alarma deslizando el dedo sobre la pantalla. Tomó con mucha pereza aquel aparato entre sus manos y visualizo la hora.

—Siete y vente —Era malditamente temprano ¿¡Por que tenia una alarma a las siete de la mañana un sábado!?

Respiró profundo y volvió a dejar el aparato en su mesita de noche mientras se recostaba boca abajo buscando asfixiarse con su almohada. Ese día especialmente se sentía algo irritable, en pocas palabras... Sentía que se moría.

Ya saben que las mujeres tienen aquel periodo que llega cada mes en el cual son especialmente mas vulnerables por los cólicos y todas esas cosas que no le importan en realidad... Pues como una muy mala pasada, ahora parecía que por haberse girado en el útero de su madre y tener lo que tiene entre las piernas le ofrecían un castigo divino....

¡Maldito malestar!

Nunca antes había sufrido tantas vueltas con su condición en su pasado... Ni siquiera sentía cuando es que pasaría pero sabia que pasaría, así que siempre estaba preparado para no alterarse. Pero ¿Cómo es que sabia que se trataba por algo de su condición? ¡Pues por que ese era la respuesta mas lógica, joder! Desde que llegó a esa estúpida ciudad su condición lo había atacado de la peor forma. Nunca antes había pasado nada malo y ahora incluso parecía estar padeciendo de alguna condición terminal, con esos desmayos y extraños dolores de cabeza, literalmente parecía que tenia algo muy grabe. Lo peor del caso es que en los múltiples exámenes médicos que se había realizado hasta la actualidad todo parecía estar en orden ¡Incluso mejor!

Lo que el tenia era un desequilibro mental, y en cierta forma estaba desquician pues solo se imaginaba todo y esos 'hilitos rojos' eran un signo de que podría estar padeciendo de esquizofrenia sin saberlo.

¡Ya había conseguido su respuesta! Necesitaba internarse en un manicomio lo antes posible y así se acabaría todo su maldito infierno al no saber que era lo que exactamente tenia.

—¡MAMÁ! —grito como pudo aun estando aplastando su propia cabeza en aquella afelpada tela, pues estaba dispuesto a informarle sobre sus descubrimientos. No estaba seguro de si esta todavía seguía en casa, pero bueno, si no estaría hablando solo.

Pasaron los minutos y al ver que esta no hacia acto de presencia decidió levantar el rostro, soltó un corto bostezo y se restregó el ojo derecho, miró a su alrededor y notó cómo se encontraba su habitación, después de todo no era alguien muy ordenado, pero no había en si un gran desastre, incluso seguían algunas cajas sin abrir de la mudanza.

Se levantó cómo pudo de su cómoda cama y tomó una liga que se hallaba en su mesa de noche para recogerse la cabellera que estaba a punto de lograr tocarle los hombros. Se sentía algo pesado a decir verdad. Salió de su habitación arrastrando los pies sin ánimos absolutos de ponerse a caminar bien algo que su mamá odia que haga.

—Deja de caminar así, Bonnie —Se sorprendió al escuchar aquella voz perteneciente a su padre y bajó rápidamente las escaleras, arrepintiéndose de inmediato pues al llegar al final de estas quedó temblando tal cual haber sentido un terremoto. El albino frente a él teniendo un periódico en mano, lo inspecciona de pies a cabeza—. ¿Te sucede algo?

Rápidamente nuestro querido peli-morado niega de forma rápida sin saber que decir... No solía convivir mucho con su padre, y sus conversaciones se limitaban a comentarios casuales y algunos saludos. Suspiró de forma calzada comenzó a rascar su nuca.

Hilo Rojo (BxB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora