Febrero del año en curso.Eran alrededor de las 8:48 p.m. cuando en un auto, Dacia Sandero color azul menta, ya hacía una mujer detrás del volante aparcando en el estacionamiento de sus apartamentos del centro de la ciudad.
Apagó el auto dejando liberar de sus labios rosados un suspiro, giró con delicadeza su rostro hacia su bolso en el asiento del copiloto, lo tomó en sus manos para colgarlo de su hombro y salir del auto.
El edificio de su apartamento estaba ubicado en el centro de la ciudad en las áreas más culturales y artísticas que la platinada pudo haber escogido y mejor, su edificio constaba de 3 pisos con sólo 6 apartamentos en total. Dos en cada piso. Así era toda esa cuadra, edificios de tres pisos.
La suerte de la chica cuando compró su apartamento fue que estaba en lo más alto con el acceso de la terraza para ella y dependiendo de su vecino del frente, el cuál no tiene.
Subió las escaleras hasta su apartamento con toda la calma que sus piernas le brindaban esa noche, llegando a su puerta con el número 5 grabada en ella, comenzó a sacar sus llaves para introducir la de su hogar.
Cada pasillo de cada piso tenía acceso a aire libre siendo unos perfectos balcones acompañados de las plantas verdes y flores más coloridas que los propietarios de ese piso decidan.
Ella tenía cactus y suculentas de entrada junto a una buganvilias moradas en una gran maceta, cada que llega siempre les sonríe, pero esta vez no fue la excepción.
Esta vez entró aun con su pendiente en mente.
La entrada era recibida por una ventana a su costado derecho que da vista a las calles, encendió la lamparilla de su izquierda para apartar su chamarra amarilla y tenderla en su ropero de entrada.
Caminó de frente y giró a su izquierda para subir tres escalones que dan paso a su apartamento rústico y hogareño que ella siempre ha sabido cuidar y amar.
Dejó el bolso tendido en su pequeño comedor de círculo de madera, caminó hasta su baño donde tomó entre sus manos un chorro de agua para expandirla contra su rostro. Tomó la toalla de mano para secarse y por unos segundos miró su rostro en el espejo.
-Será lo que será....-Murmuró con debilidad.
Extendió su mano al espejo para abrir la repisa tras ella y ver los dos test de embarazo dentro, los miró y ni siquiera marcaba una respuesta positiva o negativa, no creía en aquellos aparatos que no cuestan lo más barato.
Dejó caerlos en el lavabo sin tomarles importancia, caminó hasta su comedor para abrir su bolso y sacar del interior el sobre de los laboratorios clínicos del hospital que quedaba a dos cuadras cerca de su apartamento.
Hizo una abertura sin mal tratar el papel informativo, lo toma entre sus dedos y lo desenvuelve con cuidado.
Tuvo que acercar su mirada a las letras por causa de la miniatura de éstas.
MUESTRAS DE SANGRE.
*Elsa Arendelle de 24 años de edad.
*Día 21 de Febrero a las 6:15 p.m.
*Resultados: Positivos de embarazo/ un mes.
Bajó el papel sobre la mesa mientras llevaba su perdida mirada hacia a los ventanales de frente a su comedor, su corazón palpitó con velocidad de poder confirmar con exactitud lo que sucedía con ella.
Las náuseas de ciertos aromas que para ella antes amaba, las terribles sensaciones "estomacales". El sueño que la consumía en pleno medio día y el haber querido vomitar tres veces en el día con sólo haber probado algunos alimentos.
Para Elsa el tema de la familia en su vida nunca la vio tan necesaria o simplemente no tenía prisas por conseguirla, siempre pensó primero en ella y vivir sus días tal como ella quería, si conocía a alguien quien la amara y ella a él ya dependería de ellos lo que quisiera en su futuro.
Pero la vida le jugó una vuelta rápida y sin preparaciones, pues este no era el caso de que amara al padre del bebé que estaba procreando, ni siquiera lo conocía con exactitud, lo que le vino a Elsa una terrible sensación de tristeza.
No quería a ese bebé pero no tenía que corazón para deshacerse de él.
Unas lágrimas afloraran de sus ojos para resbalaras en sus mejillas y quedar tendidas en su barbilla, las limpió con su palma para no darse más aires de tristeza, pues sabía que en un embarazo era malo la depresión de la madre para el hijo.
Con su pijama puesta y acurrucada en su cama, miraba hacia la noche de su ventana entre unas aberturas de sus cortinillas blancas.
Mañana decidiría una decisión, ya sea el decidir no tenerlo o darle la noticia a su única familia, su hermana menor.
Recordó a su padre quien antes de morir solía acariciar el cabello de Elsa dándole las buenas noches.
-No llores ya por él –Le dijo después de haber roto con un novio de la preparatoria – Hazlo porque supiste amar y porque sólo extrañarás esos segundos a su lado, pero no por él.
Elsa asentía con sus ojos irritados de haber llorado y con un corazón roto.
-A veces la vida da millones de vueltas en un solo día, unas son buenas y otras malas pero siempre hay que salir adelante con cualquiera de ellas, siempre.
Y culminaba dejando un beso de cariño en la frente de su niña.
Ahora Elsa claro que se lo diría a su hermana, pasara lo que pasara, pero una persona más llegó a su mente si en decírselo o no. Lo cual ella rápidamente se lo negó, pues ya no tenía nada que ver con él, pero lo recordó simplemente.
El único pensamiento que le rondaba por la cabeza era el poder haber tenido un bebé con alguien que ella amara y no con alguien que no le contestaba los mensajes ni los buzones de llamadas.
Ella se dijo que pasara lo que pasara cuidaría de ese hijo al máximo ella sola, que no necesitaba una figura paterna para el bebé todavía pero si llegara el día que un hombre la amase quería que amara a su hijo igual o mucho más que a ella.
Pero lo dudaba, pues ¿Quién querría enamorase de ella siendo mamá soltera?
ESTÁS LEYENDO
Dulces lágrimas de mamá.
FanfictionSu vida estuvo realizada cuando cumplió su sueño de vivir en San Francisco, con una vocación de artista visual pero ese sueño se vio interrumpido dos años después tras haberse enterado de su embarazo. ¿Cuenta con el padre? Para nada. A pesar de ve...