Capítulo 6

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Realmente no fue un fastidio aquel nuevo vecino, al contrario.

Es un vecino respetuoso, amable y solidario, esas fueron las palabras con las que describió la platinada a su prima en una tarde dentro de una cafetería con vista a las olas marinas de San Francisco.

Ahora la platinada estaba angustiada por su auto, pues últimamente la velocidad bajaba con el tanque lleno de gasolina.

-Es un problema con la bomba de la gasolina, no está carburando -Le dijo un mecánico de alrededor de 38 años.

-¿En cuánto tiempo podría repararlo?

-Le mentiría si le digo que en poco, pero esa camioneta de allá junto a ese camión escolar -Señaló los vehículos con la mirada de Elsa siguiéndolo – Están estancados con soldaduras hechas a perder y con mangueras perforadas, tardaría unas semanas en reparar su auto.

No había problema para ella, el hospital donde trabaja su ginecóloga estaba a una cuadra de su apartamento, tal vez la casa cultural del centro le quedaría más retirado pero sólo tendría que sacar de nuevo su tarjeta del tren vía.

-Podría llevarte -Surgirió Anna – Oh pero espera, tendría que mover algunas citas.....

-Tranquila Anna, yo podría acompañarte -Le dijo ahora Kristoff.

Los tres estaban compartiendo una cena en casa de la pareja mientras que merodeaba por debajo de la mesa Sven y su gran nariz.

-No se preocupen por mí, además necesito hacer más caminata.

-Pero sería mejor sin tus horarios de trabajo y en compañía.

Elsa no mencionó nada más, tomó en su tenedor un trozo de zanahoria al vapor para comerla, tomó otra pero ésta la embarró de puré de papa.

Esa noche, la platinada envolvió en papel cartón una pintura de un atardecer surrealista que entregaría al día siguiente. Procuró envolverla con cuidado de dos capas, un cordón que pasara por cada lado del cuadro y en medio una nota agradeciendo por la compra, dejando también su tarjeta publicitaria.

Un día se encontraba con su vecino ordenando en la cafetería, a veces cruzaban palabras o en otras ocasiones ni ella ni Jack tenían interés por saludarse, y mucho menos si estaba con esa mujer de Tooth.

Quien incomodaba a Elsa cuando se trataba de Jack quien la saludaba con Tooth a su lado, en esos momentos la platinada prefería darse la vuelta.

Era Hiccup quien más se detenía unos segundos para hablar con Elsa sin importarle lo que estuviese haciendo él o ella.

-Ay dios, que nervios – Habla Anna cuando ambas están siendo atendidas por la ginecóloga de Elsa – Es hermoso ya ver cómo tu vientre se vota.

Y ni tanto -Comenta la ginecóloga -Es un bebé muy pequeño, cualquiera diría que tiene desnutrición a simple vista pero....

-¿Eso es bueno o malo en Elsa? -Se adelanta a preguntar Anna.

-No, señorita. El bebé de Elsa está bien, sólo hago la observación que Elsa es una de las pocas mujeres con tener su vientre pequeño en el cuarto mes, te aseguro que para el quinto ya estarás usando prendas más holgadas.

Elsa levanta las cejas sin mucha admiración.

¿Y ya puedo saber el sexo del.......

-No -Niegan al unísono Elsa y la doctora.

-Oh por favor....no, olvídalo -Anna se cruza de brazos.

La doctora ayuda a Elsa a erguirse después de limpiar el gel de su vientre.

Dulces lágrimas de mamá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora