Capítulo 2

3.5K 264 259
                                    


-¿Está seguro de que no quiere que lo acompañemos Juudaime?- Preguntó Gokudera con una expresión que casi parecía un puchero.- Podría necesitar a su fiel mano derecha.

Tsunayoshi sonrió, esperando que fuera tan tranquilizadora como lo había querido.

-No te preocupes Gokudera-kun, Gesso-senpai y Rokudo-senpai me ayudarán.

-En ese caso nos iremos primero.- Takeshi estaba sonriendo, pero sus ojos delataban cierta preocupación.- Nos vemos mañana Tsuna.- Se despidió con un gesto de mano y empezó a caminar.

-¡Juudaime, si me necesita para cualquier cosa llámeme por favor, siempre estaré a su servicio!- Aseguró con ojos brillantes de determinación antes de seguir al moreno.

El castaño siguió sonriendo mientras agitaba su mano en forma de despedida para sus dos amigos. En cuanto ambos estuvieron fuera de su vista, se detuvo en seco y soltó un suspiro de agotamiento. Subió la mirada al cielo y contempló los hermosos tonos cálidos del atardecer en el horizonte.

-"Tal vez ésta sea la última vez que veo un atardecer."- Lloriqueó para sus adentros.

Se tomó unos cuantos minutos para juntar valor, pero finalmente se giró para ingresar de nuevo a la escuela, su destino bien fijo en su mente. Entre más se acercaba, sus piernas se sentían más pesadas. Nuevamente escuchó lo que Mukuro le había murmurado antes de que la asamblea se diera por finalizada.

<<-Ven a la Sala del Consejo Estudiantil al terminar las clases, aún tienes una última prueba.- Sonrió burlón>>

-La prueba del Demonio de Namimori.- Un gran escalofrío le recorrió la espalda.- Sólo espero que esto no termine tan mal, con que pueda moverme lo suficiente para ir a casa luego, me basta; de otra forma Gokudera-kun se preocupará mucho.

Luego de otro acuerdo silencioso con Takeshi, decidieron no hacerle saber a su mutuo amigo ojiverde acerca de la "Prueba Secreta" para los miembros del Consejo Estudiantil. Habría dos posibles reacciones; o se culpaba a sí mismo de poner en peligro al castaño, o se enfadaba e intentaría hacer la prueba en su lugar. Ninguna resultaría en algo bueno. Además, si eso terminaba mal, ya inventaría una excusa sobre caer de las escaleras, ser atropellado o ser atacado por un oso mientras iba a casa para explicar sus heridas. Las tres situaciones habían pasado realmente, así que no sería nada nuevo y Gokudera no se sentiría mal.

Con miedo, al final se detuvo fuera de la sala deseada. Con un último suspiro, abrió la puerta de la habitación estando más que resignado a que habría mucho dolor para él en su futuro cercano. Echó un vistazo dentro del cuarto... y la cerró nuevamente de golpe.

Con el rostro completamente rojo y temblando levemente, forzó a su cerebro a salir del estupor para poder decidir qué hacer a continuación. ¿Debería esperar afuera hasta que le abran? ¿Debería correr directo a su casa? ¿Debería dar una vuelta por la escuela y rezar para que hayan terminado con sus asuntos la próxima vez que volviera?

Afortunada o desafortunadamente, Tsuna no tuvo que hacer la decisión.

-Tsunayoshi-kun.- La puerta fue nuevamente abierta, esta vez por Mukuro, cuyas ropas estaban arrugadas y desacomodadas. Le dedicaba una brillante sonrisa al menor mientras ataba su cabello en su peinado normal.- ¿Qué haces ahí parado? Pasa.

-¡Hola Tsuna-chan!- A espaldas del peliazul, podía verse a Byakuran parado al fondo del cuarto mientras se terminaba de abotonar la camisa con una sonrisa.

-¡Ah, lo lamento, no quise molestar!- Hizo una reverencia, totalmente avergonzado.- ¡Puedo volver luego, no hay problema!

El castaño estaba a punto de echarse a correr, pero Mukuro rápidamente lo tomó del brazo y lo jaló hacia dentro de la sala de un solo tirón, volviendo a cerrar la puerta para que no intentara escapar de nuevo.

Presidente = ¡¿MASCOTA!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora