Una vez más, Tsunayoshi hizo gala de sus increíbles, y recién descubiertas, habilidades de adaptación. Ciertamente estuvo a punto de darle algo al enterarse de que ahora viviría en la escuela y que su madre había accedido como si nada a ello. Llegando incluso a meter todas sus cosas en maletas y entregándoselas en instantes a Kusakabe, quién había sido el encargado de explicar la situación.Sabía que su madre le amaba, era imposible negarlo después de haberlo cuidado tan bien a lo largo de muchos años. Sabía que ella simplemente era de mente muy abierta y que había estado de acuerdo porque creyó que era algo que Tsuna quería hacer y simplemente le estaba dando su apoyo. Todo eso era algo muy claro en su mente, no dudaba de que hubiese sido el caso.
Sin embargo, tratar de explicarles a sus nuevos amigos que su madre no era negligente, simplemente demasiado descuidada y excesivamente relajada conllevó un esfuerzo titánico. Pero igualmente todo había sido inútil pues, aun cuando habían afirmado que lo entendían y creían en sus palabras, todavía atrapaba de vez en cuando a alguno de ellos mirándole con la lástima que se le tiene a un niño maltratado. Tampoco es que se molestaran mucho en fingir. El drástico aumento de abrazos que recibía de cada uno de ellos era prueba de que aún pensaban que había sido criado sin el amor suficiente.
A Tsuna le incomodaba que dudaran del buen corazón de su madre, pero al parecer no había nada que pudiera decir para hacerles cambiar de idea. Bueno, igualmente no le molestaban los abrazos extras, siempre había sido muy asiduo al contacto físico con otras personas. A menos que fuera violento.
Especialmente disfrutaba de los abrazos del "Demonio de Namimori", jamás se había sentido más cómodo y protegido que cuando estaba en brazos del mayor.
Acostumbrarse a vivir tan repentinamente en una nueva casa, junto con personas cercanas a su edad, no había sido tan difícil, extraño o aterrador como lo había creído en un principio. Si Tsunayoshi tuviera que dar una razón, diría que tiene mucho que ver con que la casa estaba en un ambiente sumamente familiar para él, como lo es la escuela.
Habituarse a sus nuevos compañeros de vivienda tampoco le había resultado complicado en absoluto. Ya conocía lo suficiente tanto a Mukuro como a Byakuran para que sus presencias constantes no le fueran extrañas. La convivencia con Hibird y Roll, el pequeño erizo mascota de Kyouya, fue viento en popa en el instante en que Tsuna les dio algo para comer y les hizo cariños.
Con Hibari había sido un poco diferente.
Los primeros días había estado constantemente nervioso siempre que el pelinegro estuviera en las cercanías. Kyouya siempre terminaba arrastrando al castaño a la cama por las noches, dado que a éste le daba vergüenza en sobremanera. Fueron unos momentos difíciles en los que sentía que el corazón le saltaría del pecho con más frecuencia de la que se consideraría saludable, pero toda la atención y paciencia del "Demonio de Namimori" dio sus frutos. Luego de un poco más de una semana, Tsuna finalmente alcanzó un nivel de comodidad con Hibari, al punto de que no sentía que tuviera que huir al verle acercarse y ya no saltaba asustado cada vez que éste le tocaba. Por supuesto los nervios permanecieron, pero ahora eran puramente nacidos de tener tan cerca a alguien tan atractivo y no porque temiera por su integridad física.
Incluso se las había arreglado para mantener cortas conversaciones con el chico. Toda una proeza si se tomaba en cuenta que Kyouya no era de hablar mucho.
Durante ese tiempo, también se logró familiarizar con los miembros del Comité Disciplinario, quienes iban y venían cumpliendo sus deberes y acatando órdenes de su líder. Siempre le habían intimidado, pues todos eran grandes y corpulentos, pero se dio cuenta de que no eran malos en absoluto y ya no temblaba cada vez que alguno entraba de repente.
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Presidente = ¡¿MASCOTA!?
FanfictionLograr ser parte del Consejo Estudiantil en la escuela de Namimori no era tarea sencilla, sobre todo por culpa de una "Prueba Secreta" que todo aspirante debe de realizar a manos de cierto Demonio. Hace mucho tiempo que el Consejo Estudiantil no tie...