Capítulo 8

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ADVERTENCIA: Este es un capítulo de sexo explícito, si no te gusta puedes saltarlo.
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Por un momento Tsunayoshi se quedó congelado, no creyendo lo que su mente estaba insinuando que pasaría a continuación, lo que Kyouya quería realmente decir con aquellas palabras. Necesitaba una confirmación concisa.

-Hibari-senpai, ¿Vamos a...? ¿Tendremos...?- Sentía que no podía respirar de los nervios.

-Voy a hacerte el amor en este mismo momento Tsunayoshi.- Comentó casualmente con una sonrisa seductora a la vez que desabotonaba su camisa. Sin querer, Tsuna siguió el trabajo de sus manos con los ojos.- No me contendré ahora que aceptaste ser mío y que he comprobado que tu brazo está bien.- Lanzó su camisa al suelo.

Hibari apoyó ambas manos en la cama, una a cada lado de la cabeza del castaño, y le miró fijamente a los ojos, inmóvil. Tsunayoshi le regresó la mirada confuso, pero entonces entendió la pregunta muda en aquellos ojos azules. Le estaba pidiendo su consentimiento para continuar.

Se sintió conmovido al comprobar una vez más que él era importante para Kyouya, que nunca intentaría forzarlo a hacer nada que él no quisiera. La tensión en su cuerpo se esfumó. Confiaba en Kyouya, en que jamás haría algo que le dañara. Con un suspiro de felicidad, le dedicó su más grande, brillante y amorosa sonrisa para luego pasar sus delgados brazos por el cuello del pelinegro y atraerle a un beso dulce y corto.

-Te amo Kyouya.- Musitó con la voz más honesta que tenía.- Yo también quiero ser uno contigo.

Eso fue todo lo que Hibari necesitó.

Tomó los labios del menor con un beso voraz, hambriento. Succionó sus labios con devoción y mordió uno con gentileza en una petición muda. En cuanto Tsuna abrió la boca, la lengua de Kyouya la invadió con rapidez. Probó cada rincón de aquella dulce cavidad, sintiéndose en el cielo cuando la tímida lengua del castaño salió a encontrarse con la suya, acariciándose la una a la otra con amor y pasión.

El menor soltó suspiros de placer, que murieron ahogados en sus bocas unidas, por las nuevas y agradables sensaciones. Se abrazó con fuerza al cuello de Kyouya al tiempo que luchaba por imitar los movimientos del otro. Soltó un suave gemido cuando el pelinegro succionó su lengua, sintiendo un tenue calor instalarse en su bajo vientre.

Se separaron jadeantes, lenguas fuera de sus bocas y con un hilo de saliva aun conectándolos.

-¿Por qué luces tan satisfecho con un solo beso?- Sonrió el mayor lascivo.- Apenas estamos comenzando.

Sin darle tiempo a recuperar el aliento, Kyouya atacó el cuello del menor con besos y lametones. A lo que el otro respondió con extasiados jadeos y hundiendo los dedos en la mata de cabellos negros, no queriendo que se detuviera. Hibari escogió un punto altamente visible en el delgado cuello blanco y succionó con fuerza, arrancando un suspiro del castaño que pronto se convirtió en un agudo gemido cuando hundió los dientes en el mismo lugar.

El "Demonio" retrocedió un poco y sonrió con deleite al ver lo rojo que estaba el punto que acababa de marcar. Se convertiría en un hermoso chupetón que declararía al castaño como suyo ante los demás.

-Kyouya, yo también quiero.- Se quejó jadeante.- También eres mío, ¿cierto?

Hibari sintió la lujuria correr como fuego por sus venas al escuchar a la persona que amaba llamarle por su nombre y pedirle que le dejara marcarlo. Sin dudarlo, bajó más su cuerpo y alzó la cabeza castaña con una mano para acercarle a su vulnerable cuello. Tímidas lamidas y ligeros besos le hicieron gruñir excitado, hasta que finalmente Tsuna eligió un lugar en la base del cuello para succionar con fuerza.

Presidente = ¡¿MASCOTA!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora