Capítulo 11

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Tsunayoshi tarareaba alegremente mientras jugaba con el gatito entre sus brazos. Natsu estaba de espaldas, tratando de atrapar con sus dos patitas delanteras la mano del castaño, la cual le hacía cosquillas en la barriga. Era una escena realmente adorable que normalmente atraería miradas enternecidas de las personas que lo presenciaran, pero nadie era tan suicida como para mirar de más al conejito del "Demonio de Namimori". Con más razón aún cuando el castaño estaba cómodamente recargado en el pecho de dicho demonio, con éste abrazándole de la cintura con ambos brazos desde atrás.

Hibari estaba tranquilamente apoyado contra la baranda que delimitaba el Parque Central de Namimori, observando con deleite la brillante y relajada sonrisa de su pareja mientras jugaba con su nueva mascota. Por primera vez, desde la noche anterior, el pelinegro se sentía contento y en paz, sabiendo que la persona más importante de su vida estaba feliz de nuevo.

Y pensaba mantenerlo así.

Tsuna merecía una vida llena de alegrías, así que ésta vez se aseguraría de dársela.

Llevaban esperando en ese lugar por casi diez minutos a que Kusakabe llegara para que se llevara a Natsu a casa. Por muy encantado que estuviera Tsuna con el nuevo integrante de la familia, Kyouya no estaba dispuesto a compartir la atención del menor en un día tan importante cómo lo era su primera cita. Por lo tanto, el pelinegro le mandó un mensaje a su mano derecha diciéndole que comprara los aditamentos necesarios para un gato y se encontrara con ellos en la puerta principal del Parque Central de Namimori.

Conociendo la eficiencia de Kusakabe, ya debería estar por llegar.

-Me pregunto si Natsu se llevará bien con Hibird y Roll.- Musitó pensativo mientras acariciaba la carita del minino.

-Roll tardará un poco en acostumbrarse.- Descansó su mentón sobre la cabeza del menor.- Pero Hibird no tendrá problema alguno.

Tsuna asintió contento y suspiró aliviado, observando a Natsu mordisquear con suavidad su dedo.

-Me alegro de haberme perdido.- Frunció el ceño ligeramente, afligido.- De otra manera, Natsu seguiría en ése árbol siendo atacado por piedras.

Al escuchar al castaño, una preciada memoria llegó a la mente del pelinegro.

-Suena a la ocasión en que te conocí.- Murmuró para sí.

Al estar tan cerca, el castaño pudo escucharle perfectamente.

-¿Cuándo nos conocimos?- Le miró confundido.- No creo que se parezcan en nada.- Se sonrojó al pensar en su embarazoso encuentro con él usando el traje de conejita playboy.

No había podido tirar aquel traje pues, a pesar de todo, fue un regalo hecho por Mukuro, pero sí estaba bien escondido en el fondo de uno de sus cajones. No dejaría que volviera a ver la luz nunca.

-Me refiero a cuando yo te vi por primera vez.- Curvó una pequeña sonrisa en sus labios al pensar en ello.- Fue en el estanque koi de este parque.

-¿En serio?- Parpadeó sorprendido y confuso.- No lo recuerdo, ¿Me lo podrías contar?- Pidió apenado.

Kyouya dudó por un momento y entonces se quedó pensativo, como teniendo una discusión consigo mismo.

Tsuna no sabía porqué pero el pelinegro parecía estar pasando un mal momento tratando de decidir si contarle o no. El castaño tenía mucha curiosidad, sin embargo, no quería obligar a Hibari a nada. Menos cuando tenía esa expresión tan indecisa.

-No importa Kyouya.- Sonrió tranquilizador, restregando su mejilla en el pecho del mayor con suavidad.- Esta bien si no quieres decirme.

El pelinegro se tensó por un momento, pero rápidamente se relajó, dejando escapar un suspiro de pesadez.

Presidente = ¡¿MASCOTA!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora