Capítulo 6

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En el transcurso de las siguientes casi 3 horas, Tsunayoshi, Kyouya y Kusakabe recorrieron la ciudad, acudiendo a los lugares en donde se habían reportado incidentes. Los criminales estaban esparcidos en pequeños grupos y en diversos puntos; algunos intimidando gente, otros extorsionando, había quiénes estaban robando tiendas. Era un completo caos.

Al estar excesivamente irritado, el "Demonio de Namimori" le hacía honor a su sobrenombre, abatiendo con brutalidad a los delincuentes que iba encontrando en su camino. Uno o dos golpes eran suficientes para dejarles malheridos e incapaces de levantarse.

Normalmente, Kyouya no se permitiría tal despliegue de violencia extrema frente a su conejito, pero su segundo al mando lo tenía cubierto. En cuanto se cruzaban con un grupo de los debiluchos maleantes, Kusakabe se alejaba un poco de la pelea junto con Tsuna y se ocupaba de su seguridad a la vez que le distraía con una charla amena. La mano derecha de Hibari era bastante observador después de todo y sabía que, si bien el castaño ya había presenciado como otros infractores eran mordidos hasta la muerte, la actual sed de sangre de Kyouya era mayor a lo usual.

En un principio, Hibari no dejaba fuera de su vista al par, aún si estaba peleando, para medir las reacciones del castaño. Luego de la primera media hora quedó satisfecho al asegurarse de que Tsuna en ningún momento actuó como si aún se sintiera intimidado por Kusakabe y les dejó ser. Supo que había cumplido con otro de sus deberes cuando vio al menor felizmente entablar conversación con otros miembros del Comité Disciplinario, quienes esperaban para llevarse a los brutalizados delincuentes.

<<X A la hora de presentarle a tu conejo animales más grandes, empieza por interacciones cortas, gradualmente aumentando el tiempo y siempre con supervisión hasta que se acostumbre>>

Estaban a punto de llegar al siguiente lugar reportado, un supermercado que estaba siendo vandalizado con el propósito de que el dueño pagara una "cuota por protección", cuando Tsuna se detuvo un momento, captando la atención de sus acompañantes quienes también pararon.

-Hibari-senpai, me estoy muriendo de sed.- Comentó con una sonrisa apenada.- Iré por algo de beber, ustedes adelántense y los alcanzo en unos minutos.

-¿Sabes a donde ir, Tsunayoshi?- Frunció el ceño levemente, preocupado de dejarlo fuera de su vista con la ciudad aún en caos.

-¿Eh? Bueno...- Soltó una risita culpable, uniendo sus dedos índices en un gesto nervioso.- no conozco muy bien esta parte de la ciudad, pensaba ir preguntando a quién pasara.

Se podría llegar a la conclusión de que lo más sencillo sería llegar al supermercado al que se dirigían y conseguir ahí una bebida, pero había 2 inconvenientes respecto a ello. En primer lugar, tomando en cuenta locales anteriores con similares reportes, los criminales ya podrían haber destruido la mercancía como ejemplo de lo que pasaría si se negaban a pagar por la protección. En segunda, Kyouya no quería que viera como lucían los lugares luego de darles su merecido castigo a los herbívoros molestos.

-El supermercado puede esperar.- Decidió de inmediato.

Miró a sus alrededores, tratando de recordar el lugar más cercano donde poder comprar algo que beber. Después de todo, no podía descuidar sus principales obligaciones.

<<X Asegúrate de que esté bien hidratado y que tenga agua fresca para beber siempre>>

En cuanto Tsuna abrió la boca para protestar que no era necesario, unos gritos llamaron la atención de los 3. La tienda a la que se dirigían estaba a la mitad de la siguiente cuadra, si ponías atención podías escuchar gran cantidad de cosas ser destrozadas y risas mal intrncionadas. Los gritos venían de, a juzgar por el uniforme, un dependiente del supermercado quién había salido a gatas del local y pedía por ayuda mientras corría en dirección opuesta a ellos.

Presidente = ¡¿MASCOTA!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora