Capítulo IX - El Sitio de Anvard

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Pronto llegó la mañana del tercer día. Todo lucía en calma, los últimos Narnianos que recibieron el mensaje de los cuervos estaban llegando al palacio.

-Buen día, Majestad- dijo Henry en un tono serio al ver entrar a Corin al recinto

-No es necesaria tanta ceremonia Henry, somos amigos- respondió el príncipe, a lo cual Henry asintió con la cabeza

-Me alegra que hayas vuelto a ser el mismo de siempre- le dijo

Aisha que los observaba de lejos se sintió aliviada que todo se hubiera resuelto. Nadie habló del desacuerdo ocurrido el día anterior, pues como una vez Aslan les había enseñado, en Narnia no es necesario hablar sobre el pasado.

De pronto las criaturas con forma humana y atributos animales, los vastaya, ingresaron a la sala.

-Hace muchos años, su pueblo masacró al nuestro- comenzó a decir Alysha como para que todos la escucharan- y ahora su reino está a punto de ser destruido. Apuesto que todos en Shurima estarán encantados de escuchar la noticia del fin de Archenland.

Todos los presentes sintieron como si un balde de agua fría recorriera sus cuerpos, qué quería decir con todo ese discurso, ¿Acaso los vastaya estaban a punto de proclamarse en su contra?

-Bien, nuestro orgullo nos dice que debemos combatirlos y permitir su caída- continúo la princesa- pero nuestra naturaleza nos dicta que lo correcto es perdonar y ayudarlos a vencer a esa gran maldad que se está irguiendo sobre sus reinos-

Los ahí presentes respiraron aliviados, pues ya tenían suficiente con Tareesha como para tener que enfrentar también a los vastaya.

-Su perdón alivia nuestro espíritu- dijo Aisha, mientras hacía una elegante reverencia.

Después de aquel momento, transcurrieron rápidamente las horas en Cair Paravel. No se emitía palabra alguna, todos se encontraban muy atareados; se escuchaba por doquier el ruido de yelmos y cotas de malla, espadas siendo afiladas y arcos siendo ajustados. En un par de horas, el ejército Narniano partiría, por segunda vez en su historia, en auxilio de Anvard. Sin embargo, esta vez era distinta, en aquella primera ocasión lucharon por el honor de su reina (si has leído un poco de historia, sabrás de lo que hablamos), esta vez, lucharían por su destino, pues la derrota significaría no solamente la caída de Archenland, sino el fin de todo lo que amaban: Narnia.

-¡Todos, escúchenme!- dijo Aisha con voz potente desde la cima de la escalinata del jardín principal de Cair Paravel.

 -¡Todos, escúchenme!- dijo Aisha con voz potente desde la cima de la escalinata del jardín principal de Cair Paravel

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A pesar que su coronación se vio empañada por los eventos ocurridos, la joven lucía más noble y valiente que nunca. No parecía más una princesa, sino que todos pudieron ver en ella a la reina, recién coronada, de Archenland, aquella que los guiaría en la batalla.

-¡Narnianos!, ¡Archenlandies!- comenzó- y hermanos Vastaya - prosiguió mientras dirigía una mirada fugaz a Alysha, la princesa vastaya- Jamás en la historia de nuestros pueblos nos hemos enfrentado a una amenaza como esta. En el pasado hemos sorteado innumerables dificultades; algunas veces hemos salido victoriosos, otras no -hizo una pausa- incluso nos hemos hecho daño sin saber el error que estábamos cometiendo - al decir estas últimas palabras se dirigió totalmente a los Vastaya, como pidiendo perdón por aquellas Guerras de Antaño que ocurrieron entre Archenland y el pueblo Vastaya, culminando casi con la extinción de su especie.

Alysha miró a sus compañeros, parecía haber fuego en sus miradas, pero no del fuego que exige venganza, sino de aquel que añora libertad. Los Vastaya estaban más seguros que nunca que pelear del lado de Narnia era la decisión correcta.

-¡Hoy no somos sólo amigos, somos hermanos!- continuó la aún princesa, ahora dirigiéndose a todos- En nuestros cielos están escritas terribles señales, el "...tiempo oscuro, plagado de maldad, soledad y terribles augurios..." ha llegado- dijo citando lo que estaba escrito en el libro de la profecía- pero juntos, conseguiremos que ninguna estrella perezca. ¡Hoy el destino no está escrito, sino que lo redactaremos nosotros! - Dijo en un grito- ¡Por Aslan! - finalizó

-¡Por Aslan!- se escuchó la voz al unísono de todos los ahí presentes

Aisha bajó velozmente de la escalinata, montó a su yegua y avanzó hacia un costado de donde se encontraba el príncipe Corin.

-¿Estás lista? - preguntó él sin poder ocultar el brillo en sus ojos, realmente había extrañado estar en una batalla

-Nunca he estado más lista- respondió ella desenvainando su espada y blandiéndola hacia el aire.

Era la señal. Las brillantes puertas de Cair Paravel se abrieron, los corazones de todos latían en sincronía. Frente a ellos se extendían el Gran Bosque y el Mar del Este, su destino estaba a unas horas de distancia: En Anvard.

-¡Por Aslan!- volvió a gritar Aisha

-¡Por Aslan!- respondieron todos y esta vez iniciaron la marcha, primero a toda velocidad y después a medio galope pues, quién en su sano juicio gastaría todas sus energías en el camino hacia una gran batalla.

Las Crónicas de Narnia: Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora