Capítulo XI - El Gran Rey

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Uno siempre debe ser cuidadoso cuando de interpretar profecías se trata, pero en este caso, todo estaba ocurriendo tal como el libro había predicho. La primer estrella había colapsado presagiando la derrota de Archenland, y no pasó mucho tiempo para que en el firmamento todos observarán una segunda explosión: "... la doncella, inocente, pero del fuego cautiva, verá su final llegar...". Aquello representaba la caída, también, de Narnia.

Un silencio sepulcral invadió el campo de batalla, en los ojos de todos se reflejaba lo que en los cielos había ocurrido, la explosión fue tan colosal que por unos instantes pareció que no era de noche, pues la luz iluminó todo desde Archenland hasta Narnia y desde Anvard hasta Tashbaan.

El verde valle de Anvard estaba teñido de rojo, era la sangre de todos los caídos y de los que luchaban por mantenerse en pie

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El verde valle de Anvard estaba teñido de rojo, era la sangre de todos los caídos y de los que luchaban por mantenerse en pie. No había caras felices, sino solo rostros sucios y devastados. Amigos combatiendo a sus amigos. Hermanos viendo morir a sus hermanos.

-"...cuando el tiempo se acerque, una danza lo habrá de revelar..."- dijo Tareesha para sí misma al observar la segunda explosión- todo terminó- exclamó ahora con una voz más fuerte.

La profecía se había cumplido. Todo lo que una vez había sido bello ahora se encontraba sumido en la más grande miseria. Tareesha había logrado su cometido. El fin de Narnia y Archenland a manos de sus propios habitantes era el mejor sacrificio que podía ofrecer a Tash, el cual lucía ciertamente engrandecido. Conforme pasaban los minutos, la horrible criatura parecía cada vez más terrible; superaba ya por mucho la altura de Tareesha, era cada vez más fuerte y el olor a podredumbre era cada vez peor.

-Aquí estoy- repitió Aisha al pie de la escalinata

Su mirada aún lucía inexpresiva, pero sus ojos dejaron derramar una lágrima pues ver a su gente destruyéndose le generaba un dolor intenso.

-Querida mía- comenzó a decir la bruja- sube, ven aquí-

La reina de Archenland obedeció, comenzó a subir uno a uno los escalones. Con cada paso que daba, Tash parecía aumentar su tamaño.

-No te merecen, querida- dijo Tareesha en cuanto la joven estuvo frente a ella - tan sólo míralos-

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-No te merecen, querida- dijo Tareesha en cuanto la joven estuvo frente a ella - tan sólo míralos-

La mujer tomó a Aisha de las mejillas con una de sus manos y la hizo girar sobre sí misma, obligándola a contemplar el devastador panorama.

Las Crónicas de Narnia: Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora