La princesa y futura Reina de Archenland, Aisha, se prepara para su coronación.
Pero todo no es felicidad, una antigua noble Calormena formó una orden para hacerse del trono y conquistar las tierras fuera de Calormen.
Aisha deberá armarse de valor...
Por fin llegó el día tan esperado por todos: la Coronación. Ya todos los preparativos estaban listos y la princesa también. Las puertas del Palacio estaban abiertas de par en par, dejando entrar la luz del sol en su máximo esplendor, hacía muchos años que en la capital de Archenland no se veía un festejo como el que tendría lugar aquella tarde: los adornos, la comida, las flores... Todo estaba colocado de manera perfecta y ordenada.
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El salón del Trono adornado con la alfombra azul, los lirios blancos engalanando todo el recinto, y en el centro, el trono plateado del Rey, que en unas pocas horas pertenecería a Aisha. Te preguntarás por qué la joven sería coronada Reina si el Rey Cor y el Rey Lune aún vivían; bueno, en Archenland existe una extraña tradición, en la cual, cuando el heredero directo al trono cumple la mayoría de edad, debe tomar el cargo como rey. Y este era el turno de Aisha.
-Luces hermosa con ese vestido, Su- Le decía Lucy a su hermana.
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-Y qué decir de ti, hermana. Apuesto que más de uno se enamorará de ti esta noche- respondió La Benévola mientras le guiñaba un ojo a su hermana. Lucy se sonrojó un poco y no pudo ocultar una tímida sonrisa, pues sabía que Susan se refería a Henry, el cortesano de la Corte de Anvard, con quien llevaba tiempo forjando una amistad.
-¿Están listas?- dijo Edmund mientras entraba a la habitación donde se encontraban las reinas
-¡Ed! ¿Cuántas veces debo repetirles que deben tocar antes de entrar? - exclamó Susan
-Así lo repitas mil veces, hay cosas que nunca cambiarán, Alteza- respondió Edmund mientras miraba a Susan. Lucy soltó una risita, pues era costumbre de los hermanos menores jamás avisar cuando entraban a algún lugar.
-Será mejor que nos demos prisa, no queremos hacer esperar a nadie- dijo Susan- y será mejor que sea yo quien vaya a buscar a Peter y a Ava - exclamó mientras miraba a sus hermanos como reprendiéndolos por sus malos modales.
No pasó mucho tiempo para que los cuatro reyes de Narnia y Ava (que mantuvo su rango de princesa a pesar de ser la esposa del Sumo Monarca) se reunieran en el salón del Trono. Dentro se encontraba casi repleto. La gran mayoría de los miembros de la Corte de Anvard se encontraban presentes, entre ellos Lady Deva y Lord Henry, en el ala izquierda. Y en el ala derecha, se encontraban el Rey Lune, Cor y Aravis, destacaba a un lado del Rey Cor una silla vacía, la que correspondería al aún desaparecido, príncipe Corin. Sólo faltaba una persona, la princesa.
