15.

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Una nueva semana comenzaba, de vuelta a los estudios.
Volvían a iniciarse las clases estresantes para todos y que nadie deseaba.

Menos para el rubio, luego de volver a una escuela e integrarse con el resto de estudiantes se le hacían completamente emocionantes los lunes.

Después de todo, sus notas eran buenas y no debía preocuparse por eso.
Podía pasar tiempo con su amigo la mayor parte del día, para luego pasar tiempo con él fuera del instituto.

¿De verdad había gente a la cual no le gustara ir a la escuela?

Entró al establecimiento puntualmente como siempre lo hacía.

A veces llegaba más temprano de lo que debía y le tocaba esperar dentro de algún aula a que lleguen el resto de los estudiantes.

Mentiría si dijera que no le gustaban esos momentos, era un espacio donde podía pensar y relajarse antes de que llegara todo el alboroto y ruido que se provocaba normalmente cuando empezaban las clases.

Aún estaba algo cansado por no dormir tanto como creía que debía hacerlo, no podía seguir una rutina de 8 horas diarias, con suerte dormía 4 horas.

Y no es porque le gustara desvelarse, últimamente le costaba horrores dormir.
Undirse en un profundo sueño para él ahora era una misión imposible.

El insomnio lo vencía por la noches, al parecer a su mente se le ocurrían muchas cosas para analizar en el medio de la noche, atormentando al rubio.

Ya habían pasado varias semanas desde que comenzó eso, todo coincidía con el tiempo en el que se había integrado al nuevo instituto.

Ya hundido en sus pensamientos sonó el timbre que daba inicio a las clases, todos los alumnos tenían que entrar a las aulas y no se tardaron en hacerlo ya que casi instantáneamente el salón se llenó de estudiantes.

Con ahora el barullo de las personas que lo rodeaba, Jimin decidió sacar sus libros por adelantado.

Había revisado su horario que resultó decepcionante al ver que no compartía ninguna clase con su único amigo.

Le tocará verlo únicamente en el almuerzo y los descansos que se les interponían a las clases.

Esperó impaciente a que el profesor de la primera clase llegara con sus libros ya abiertos, pero eso no parecía ocurrir.

—¿Se puede?— Una voz llamó su atención, el castaño lo había tomado desprevenido, no estaba prestando mucha atención.

Se quedó en silencio mirándolo de arriba abajo, como un escáner, como si no hubiese comprendido lo que le dijo o como si ni siquiera lo hubiese escuchado.

No recordaba cuando fue la última vez que lo había visto o dirigido una palabra.

—¿Me dejarás sentarme?— Nuevamente habló, esta vez alzando una ceja a causa del improductivo silencio, probablemente se estaría preguntando por qué se le había quedado mirando y no le había contestado.
Jimin ahora solo podía sentir verguenza.

Sacó su mochila que había estado en la silla que compartía el banco.
En realidad no sabía por qué se había situado en un banco doble, en verdad nunca lo hacía, prefería sentarse solo a compartirlo con alguien que no conocía.

El mayor se había sentado a su lado sin decir nada más.
Decidió quitar su vista de él, debía parecer embobado mirándolo fijamente.

—¿Empezamos de cero?— El castaño fue quién tomó la iniciativa a hablar, mirando solo de reojo al rubio.

—¿A que te refieres?— Jimin parecía no entender, no quería mirarlo de frente, no más de lo qué había hecho, pero no podía evitar verlo disimuladamente.

"Obsession" [kookmin.] ❃°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora