Hay días brillantes.
Días de sol, cálidos de primavera que lo envuelven todo a su paso. El rocío matinal, el cielo azul que te obliga a mirar, el trino de las aves, el rayo de sol que traspasa e ilumina las hojas de los árboles, la brisa suave y cargada del suave aroma de las flores...
Levi observaba todo con displicencia, como si estuviera tan acostumbrado a observar lo mismo, como si la vida no representara para él ningún tipo de atractivo ni interés.
Salía todos los días de la casa que compartía con su madre, Kuschel, una hermana menor, Mikasa, y su tío, hermano de su madre, Kenneth, a quien todos llamaban Kenny, excepto él, que sólo se refería a éste como "Viejo".
Levi era el socio y director de una compañía que hacía la gestión para la renta de gran maquinaria para realizar limpieza en espacios de gran extensión. Las universidades y empresas solicitaban constantemente sus servicios y éste se encargaba de tener capacitado a todo el personal y la maquinaria en condiciones de uso.
En la universidad se había graduado como Licenciado en Gestión Humana y tenía un Doctorado en Administración de Capital Humano. Preparado estaba para tratar con personas, no cabía duda. Y lo hacía de manera funcional, pero carecía en absoluto de paciencia y empatía, razones por las que constantemente su conflicto interno le hacía estallar cuando había cosas que escapaban a su comprensión como que un empleado faltase porque iba a casarse o cuando alguna empleada renunciaba porque iba a tener un hijo.
Era verdad que Levi no era muy bueno expresándose en general, por eso era excelente en el trabajo que hacía y así era como había obtenido el puesto que ahora desempeñaba. Su jefe, Erwin Smith, tenía una fe en él que para muchos era conmovedora, empezando por su madre, que no creía que alguien pudiera, sin conocer a su hijo, poner su empresa y su dinero en sus manos.
Mikasa, por su parte, tampoco era la chica más expresiva del mundo y solía enfrascarse en argumentos férreos con Levi, en los que si bien no ganaba, ciertamente nunca lo cortaba sin darle batalla. Pero Mikasa no dejaba de observar que pasaba por el corazón de su hermano una especie de cambio que ella no podía entender por ser una chica más joven, pero que no le era secreto.
En ocasiones lo veía taciturno, estoico e irritable. Incapaz, como se sentía de ayudarle, siempre intentaba no involucrarse, pero informaba a su madre de cualquier signo de depresión que apreciaba en su hermano, motivo que para Kuschel, era, más que nada, de profunda preocupación.
Ella no conocía todo de sus hijos, ni aspiraba a hacerlo, porque también había sido joven y alocada, y todo cuanto pudo ser motivo de vergüenza para su familia, jamás lo expresó. Pero podía ver en la preocupación de su hermosa y joven hija que no estaba de más prestar más atención a la actitud extrañamente violenta de Levi.
No es que fuese de aquí para allá golpeando o hiriendo a nadie o maltratando a las personas. Pero en sus ademanes, en su manera de hablar y sobre todo, en su silencio, se sentía estallar una misteriosa ira indescifrable que no era cercana a nada que Kuschel conociera nunca.
Kenny, sin embargo, no necesitaba adivinar lo que sucedía, pero consciente de los pensamientos de su sobrino, se mantuvo al margen en tanto estos no lo metieran en un lío. Sabía que su sobrino internamente era un desastre pero que nunca había sido motivo de preocupación en cuanto a darle problemas a su familia en ningún sentido, por ende no podía solo involucrarse en su vida como si Levi fuese un mocoso malcriado. Kenny había aprendido a respetar a Levi y Levi había aprendido a tolerar la existencia de este. Y ambos habían aprendido a mantenerse lejos de los asuntos del otro, como hombres Ackerman que eran.
Pero como todas las tormentas, que comienzan con una abrumadora calma anterior, la vida de los Ackerman iba a cambiar totalmente y con un suceso que no solo los llevaría a reconocerse a sí mismos dentro de un momento que nunca imaginaron vivir, sino que además los haría, nuevamente, luchar para sobrevivir.
Al llegar a casa una noche, Mikasa estaba en la estancia de la pequeña e inmaculada casa blanca y gris de los Ackerman en la Avenida Rose. Sentada, con un libro en la mano, tenía apoyados los pies sobre la mesa de centro y leía apoyada en el pecho de Eren Jeager, su novio de la universidad y su actual prometido. Solían pasarse las noches allí hasta la cena, y cuando esta terminaba, salían a algún sitio y generalmente Mikasa no dormía en casa de su madre. Kenny decía que ella había salido lo vaga que debía haber salido Levi. Este siempre solía ignorarlo; no le gustaba pensar mal de su hermana y no la criticaba por vivir su juventud como deseaba, pero no era el estilo de vida que él buscaba para él mismo y si hubiera tenido una relación, claro que se habría acostado con su novia y pasado por su casa todos los días, pero definitivamente la devolvería a una hora razonable y se comportaría tan caballerosamente como había sido educado. Por eso, cuando entró y vio a Mikasa y a Eren, hablando relajadamente en el sillón de la estancia, su madre en la cocina ajustando el horno y a Kenny sentado con los jóvenes, riendo y fumando, se sintió algo desplazado, viejo, como si no fuese la primera vez que los veía a todos, pero como si fuese la primera vez que los veía juntos. Se sintió hecho de lado, pero también se sintió contento de ver cómo la vida transcurría placentera y aparentemente en orden. Solo él era el único que sentía que estaba incompleto. Entonces esta palabra hizo eco en su mente y por primera vez encontró qué le pasaba. Estaba incompleto.
Pero ¿Porqué hasta ahora resentía ese vacío, esa sensación de abismal enfado y aburrimiento?
Ni siquiera el refrescante olor del desinfectante de pino le hacía sentir mejor y eso que era un maniático de la limpieza.
"Maniático de la limpieza", pensó, como si lo hubiera dicho otra persona. A él.
Mikasa levantó los ojos del libro y se levantó bruscamente, asustando a Eren y a Kenny y haciendo que Kuschel saliera de la cocina.
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On Melancholy Hill
FanficReincarnation AU. Las historias de vida suelen repetirse. Lugares, situaciones, personas, sentimientos... Y para Levi Ackerman esta nueva vida, aunque no acorde a su temperamento, no es la excepción. En búsqueda de su pasado, emprende una travesía...