XXI

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Capítulo 21


Cuando mi vida parpadea ante mis ojos me pregunto si volveré a ver otro amanecer de nuevo.



Chaerin no estaba loca. 

Aunque todos se empeñaran a decir lo contrario, ella se encontraba en pleno uso de sus facultades cuando hizo lo que hizo con aquella chica. Si las imágenes son un poco borrosas en su mente es simplemente por lo rápido que pasaron las cosas. 

Esa era la vuelta número seis que le daba a su reducido cuarto, en el que solo cabía una pequeña cama, una mesita y una silla en la que se sentaba a ver por la ventana de plástico duro asegurada con barrotes. Intentaba unir todas las ideas de su cabeza y formar algo concreto, era muy difícil mantenerse serena en ese lugar y había alguien afuera que se divertía echándole leña al fuego. A su fuego. 

Alguien que no iba a estar tranquilo o tranquila hasta verla quemarse en la hoguera. Primero fueron las flores, luego los pocos reportajes de periódico que salieron, después el anuario de ella en la escuela y aunque los “regalos” ya habían dejado de llegar desde hace varias semanas, Chaerin no podía pasar la pagina, tal vez era por tener tanto tiempo libre pero de pronto solo podía pensar en conocer a esa persona, pedirle que le gritara en su cara todo lo que tuviera dentro y así ella podría decirle también lo que pensaba… 

Una terapia, esa clase de terapia era buena. 

Por eso mandó a llamar al abogado, la única razón por la que estaba aislada era porque ella se lo había auto impuesto pero era momento de gozar de los privilegios de estar en ese lugar.

— Tiene que ser la familia de la mujer. — dijo convencida

— No lo sabemos y aún si son ellos, dice que los regalos dejaron de llegar, deje las cosas como están Señorita Lee.

— Quiero hablar con alguno de ellos, si no me ayudas buscaré quien lo haga.

El abogado insistió tanto como pudo pero ya conocía lo suficiente a Chaerin como para saber que encontraría la manera de salirse con la suya, así fuera matando a todo el personal de la clínica para poder salir. 

Llamó al abogado de los Shin y les planteó el problema, este a su vez habló con Suni, la madre de Suran. La mujer dijo que no tenía nada que ver con ningunos regalos pero le parecía interesante la idea de pararse frente a esa mujer y ver si podía encontrar alguna respuesta que le dejara medianamente satisfecha. 

Ese día se vistió de negro y asistió al sanatorio en compañía de su abogado, vio a Chaerin de arriba abajo, una mujer normal, como ella, sin ningún rastro que la identificara como una maniática homicida.

— ¿Por qué? — fue lo único que dijo cuando la asesina se sentó frente a ella, era lo único que quería saber.

— ¿Usted me mandó las flores y todo lo demás?

— No, ¿Por qué lo hizo? — Chaerin decidió que le creía, quizás porque en realidad no le importaba quien era el responsable, solo quería que dejaran de hacerla sentir culpable porque no iban a conseguir nada.

— Era la vida de su hija o la de mi hijo, ni siquiera tuve que pensarlo. — respondió con frescura mientras se encogía de hombros. Suni rompió a llorar al no encontrar por lo menos un poco de remordimiento, un “lo siento” hubiese sido suficiente, aunque no fuera real.


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Yoongi se estrujó los ojos y respiró profundo para llenarse de paciencia. 

You can't break a broken heart • YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora