CAPITULO N° 3

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En la mañana ya se sentía mejor, más como el mismo "Nowhere to Run" seguía en su mente cuando se levantó. Decidió que se habia tratado solo de un sueño causado por la ansiedad. Era imposible que realmente hubiese abandonado su habitación en medio de la noche.
Solo para estar seguro , se reviso las plantas de los pies. Estaban limpias. Se sintió más aliviado de lo que quería admitir. Tendría que retomar el Plan A:encontrar un teléfono.
Sus padres , o al menos su madre , volverían a buscarlo , y pronto. Su mamá no podía vivir sin su pequeño Osito. Volvería a buscarlo , con o sin Butch, porque era demasiado débil y frágil como para no hacerlo. No era un insulto, solo era la verdad.
Ella no podía vivir sin el, no podía ocuparse de las decisiones cotidianas ni de las responsabilidades más importantes, no podía ocuparse de nada.
Maldición. Casi la había convencido en el vestíbulo, pero Butch había tenido que arruinarlo. Esa era la razón por la que ella se había casado con el después de que el verdadero padre de Ricky desapareciera. Después de un año, un tribunal le concedió el divorcio por "abandono", y para ese entonces Butch ya era parte de sus vidas , como si hubiese estado esperando ansioso para tomar el lugar de su padre. Su madre no podía estar sola. No podía hacerse responsable de nada. Ricky no sabía si odiaba a su madre , pero definitivamente no le caía bien.
Aun así , a pesar del dicho , la sangre podía no tirar , en su opinión, pero al final sería lo que lo ayudaría a obtener su libertad. Pronto estaría de regreso en Boston , en su cuarto, rodeado de sus pósters de John y Paul, su ropa y sus cosas, sus libros y sus tarjetas de béisbol. Era probable que incluso consiguiera que le devolvieran el Chevrolet Biscayne, su verdadero pasaje a la libertad, del cual casi no habia podido disfrutar antes de que comenzará su seguida de extravagantes "castigos".
Ricky ya no podía imaginárselo: las ventanillas bajas ,la música alta , la brisa de primavera que transportaba el glorioso aroma de hamburguesas y salchichas cocinandose en docenas de parrillas suburbanas.. Su mamá al menos no lo había dejado comerse una ultima amburgesa ayer , antes de llegar al hospital, pero Butch se habia rehusado a poner cualquier otra cosa que no fueran los resultados de béisbol en la radio.
Oyó un golpecito tímido en la puerta. Se incorporó y luego se sentó con las piernas a un lado de la cama mientras se pasaba ambas manos por el cabello despeinado. La puerta se abrió y una enfermera pelirroja con rostro amable entró en la habitación.
-¿Hola? No estoy interrumpiendo nada ,¿o si?
Ricky resopló mientras se ponía de pie y se apoyaba contra la cama.
-¿Ese tipo de bromas hacen por aquí?
No era necesariamente bonita. Más bien inofensiva. Pulcra y casi tan ángulosa como una grulla de origami. Se quedo mirando , claramente desconcertada.
-Oh. No. No era una broma -dijo mientras sostenía una tabla sujeta papeles firmemente contra su pecho-. Soy la enfermera Ash y supervisare sus cuidados aquí en Brookline.
-Ash. Enfermera Ash. Aja. Como ceniza en ingles. Un nombre apropiadamente macabro para este encantador calabozo.
Lo observó con una expresión impasible y se encogió de hombros.
Luego bajo la miranda hacia sus notas.
-No me quejare si tomarse todo esto con humor lo ayudar dijo con un tono casi despreocupado-.Vamos a tener que conocernos y prefiero a mis pacientes estén de buen humor, si es posible. Dispuestos a cooperar,  al menos.
-A la orden-respondio Ricky con un saludo militar.
En general tenía que lidiar con terapeutas conservadores que lo observaban con furia por detrás de sus lentes, pero quizás podría divertirse un poco con esta chica. Tenían casi la misma edad .
Era sorprendentemente joven para ser enfermera . Si Ricky jugaba bien sus cartas podría hacerse una amiga, y una amiga podría ayudarlo a hacer una llamada a su madre.
-¿Y Cómo maneja el Gran Buque Loquero , capitana? ¿Con mano dura o relajada?
Coquetear un poco nunca estaba de más al tratar de hacerse amigos, aunque esa estrategia hubiera fracasado con los psicólogos viejos y anticuados que lo trataban generalmente.
-Se que esto debe ser difícil para usted dado que...
La enfermera Ash escudriño sus notas , que incluían el papeleo que había completado Butch. Dejo sin terminar la frase y Ricky pudo identificar casi con exactitud el momento en el que la enfermera encontraba razones precisas por las que el estaba allí. Después de su nombre (Carrick Andrew Desmond , a pesar de que nadie lo llamaba Carrick excepto su abuela y Butch cuando estaba enfadado), su edad , su peso y su fecha de nacimiento, aparecía el eufemismo que Butch hubiera escogido esa vez para describir su problema.
Las últimas dos veces también había mencionado "arrebatos violentos" en los formularios. Pero eso habia ocurrido una sola vez y , en realidad,  Butch se merecía que le alcanzará un tenedor a la cabeza por las cosas que le estaba diciendo.
-Dado que me atraparon en la cama con el chico de al lado.
Bien, el joven de al lado , en realidad. No soy tan pervertido.
-No creo que sea un pervertido en lo más mínimo , señor Desmond- respondió ella rotundamente. Aja. Eso era nuevo-
No me gustan ese tipo de palabras . Solo sirven para humillar y el tratamiento no tiene nada que ver con la humillación.
Quizás esa enfermera era diferente de verdad. Lo dudaba , pero todo era posible.
-Me sorprende , enfermera Ash. Pero de la mejor manera.
Ella sonrió y eso la hizo casi bonita.
-Por favor, hagame saber si tiene algún problema para instalarse.
Adaptarse a la vida aquí puede ser.. -La enfermera se mordió el labio , titubeando-, complicado.
-Oh, confíe en mi, no es nada que no pueda manejar .Fui engendrado por carceleros
Eso quizás era una exageración.
Cuando disponía a irse , ella frunció el ceño y mientras negaba con la cabeza agregó:
-Me temo que la vida debe haber sido muy injusta con usted. Pero eso era quedarse corto.
-Me temo que es muy injusta con todos. Usted puede no pensar que soy pervertido pero por desgracia, usted no es la que manda aquí. No es la que tiene las llaves.
-Volveré a verlo pronto- dijo ella, mientras apresuraba hacia la puerta.
Pareció darse vuelta demasiado rápido , quizás para ocultar que se habia ruborizado.
Ricky ya se estaba sintiendo mejor, incluso presumido , cuando el grito familiar de una niña perforó el silencio. Oyó que la puerta se cerraba y su sonrisa se desvaneció. Ese no era sólo el grito de alguien preso de la locura. Era un alarido de dolor.

Escape del asylumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora