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Capítulo 6: ¡LA PEOR TRAVESURA DE AKIRA!

Me salgo de mi cama para ir a bañarme porque ya mi semana de descanso en mi trabajo pasó, hoy me toca integrarme de nuevo toda esta semana hasta que la próxima vuelva a estar de descanso.

Desayuno y tomo mis llaves veo la hora en el celular, ¡Voy atrasada!

—¡Akira! Ven mi amor —se acerca a mi meneando su cola peluda al igual que todo su cuerpo y dando besos al aire como se volvió costumbre en ella—, mami se tiene que ir hoy así que haz todo bien y mamá te dará un premio ¿Sí? —beso su cabecita con mucha ternura y aplano todo su cabello mientras la dejo ir y empiezo a caminar a la puerta; pero por lo visto Akira no quiere que me vaya ya que comienza a ladrar y a llorar desconsoladamente—.Bebé yo regreso temprano, así que no tardaré mucho ¡Adiós! —digo al momento que salgo del apartamento y emprendo mi camino al restaurante.

No tardé tanto en llegar ya que apresuré el paso y llegue a tiempo, de una vez empecé a trabajar.




Narrador Omnisciente:

Mientras Marlene trabajaba ¿Qué estará haciendo Akira?

Fue en ese momento en donde lo que una vez llegó a leer Marlene sobre los cachorros abandonados se hizo realidad por un lapso corto en el que Akira estuvo sola.

Akira corretea por todo el apartamento, se sienta detrás de la puerta; llora, ladra, juguetea sola, hasta que encontró algo mejor para entretenerse...

Estaba en la habitación de Marlene y comenzó a tirar de una ropa que tomo del perchero, estaba tan grande que llegaba a la altura perfectamente la ropa paso por una trituradora llamada «Dientes» decorando todo el suelo de tela desgarrada. Marlene hace apenas unos días la había puesto allí para recordar tener que lavarla, cuando note que ya ni siquiera para lavarla le iba a servir.

Para terminar su acto de travesura, fue a la cocina porque un olor exquisito la llamaba, cuando se subió a la isla. Observo que había una deliciosa mezcla de panqueques afuera, estaba sola, y no había nadie en casa, aprovecho y comenzó a babear la isla y batallando por llegar al bol con la mezcla que ansiosamente el olor le pedía que la alcanzara y fue verdad lo que una vez dijeron los goldens son muy traviesos. 

Cuando logro su objetivo toda la mezcla se desparramo por la cocina llenando el suelo, la isla, su pelaje y sus revoltosas patas. Sin saber la gravedad de lo que hizo siguió corriendo por toda la casa llenando más lugares de pegajosa mezcla. Tomó las sábanas de la habitación y las embarró también de la mezcla. Su inocencia y a la vez su dulzura no le dejaban en claro lo grave del asunto; pero Marlene temía regresar y conseguir hecho un desastre; sin embargo la realidad sería otra.

Incluso mucho peor.

Marlene no recordó haber guardado la mezcla y en su apuro ni siquiera un buen desayuno se pudo preparar. 

Todo es un desastre y Akira está de lo más contenta y relajada.

¿Qué hará Marlene después de un día de trabajo ajetreado y conseguir ese desastre por parte de Akira?

:O



Marlene.

Ya por fin salí del trabajo y como ya estoy por llegar a casa y no hay ruido de nada todo está silencioso. Lo cual en cierta parte me tranquiliza, puede que Akira no haya hecho nada. Meneo mis llaves a ver si hay algún ruido proveniente de la casa y ¡Sí! Akira se acerca a la puerta porque sus largas pezuñas se sienten mientras corre y comienza a arañar la puerta. Entro con ánimos de verla, saludarla y darle mucho amor; pero todo eso se fue a la basura cuándo entré...

Akira tenía sus patas llenas de algo pegajoso y blanco que emanaba un olor extraño y al estar seco se endureció por completo. Y cuando observé un poco de lo que la puerta me permitía divisar mi estómago y mi cabeza palpitaron horrorizados.

—¡Santo cielo! ¡¿Akira que has hecho?!— veo la ropa que estaba en el perchero de mi habitación desgarrada completamente.

Mi apartamento esta hecho un asco total, sábanas de mi cuarto embarradas de la mezcla extraña que tenía Akira en sus patas y hasta papel de baño había regado por todo el lugar. 

¡Dios! O.O

Lo peor de todo no es eso sino que después de trabajar, me tocaría limpiar todo este desorden y con lo agotada que me encontraba y lo molesta que también estaba no recibí ni permití que Akira me saludara, no me queda más de otra que comenzar a limpiar todo.

La cocina estaba sucia, la mezcla de panqueques del desayuno que olvidé guardar Akira la desparramó por toda la isla que estaba completamente llena de la mezcla, igual que el piso.

Tengo bastante trabajo y tengo la vista con muchos puntos blancos haciéndome sentir mareada por lo desagradable que huele la mezcla, se descompuso mientras estuvo sin refrigeración y olía muy muy rancia ademas que la levadura desprendía aquel olor a cerveza o cucaracha.

No sabía cuál de los dos se asemejaba más, y no, nunca he olido una cucaracha, ni tampoco había probado una cerveza rancia pero imaginé que serían olores semejantes y el estómago no tardaría mucho en volcarlo por eso.

—¿Akira por qué lo hiciste? ¡Mira todo esté desastre! —le recrimino—. ¡Estás castigada! ¡Vamos afuera! —corro la puerta de cristal que da al pequeño patio y le ordeno que salga, me mira con sus preciosos ojos; pero no, ha ido muy lejos—, ¡Lo siento, mira todo lo que hiciste! ¡Dormirás afuera hoy!

Cierro de nuevo la puerta y ella comienza a llorar, me quiebra el alma dejarla sola y desamparada pero de igual forma tengo que castigarla de lo contrario hará esto las veces que quiera.

Suspiré y respiré muy hondo.

Tragué la gruesa capa de saliva que se me había formado y empecé.

Empecé a regar agua a ese olor a cucaracha en mi cocina.

Mi Compañera y Yo. © [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora