Capítulo 2. Comienzo.

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Año 805 Desde la creación del mundo.
Reino Selt.

*Corría sangre sobre mi muslo, y el sudor me empapaba toda la diminuta tela que trataba de cubrirme muy poco de mi cuerpo. No sabía dónde estaba. Algo aturdida me tome la cabeza y di cuenta que mis manos se encontraban encadenadas ambas juntas con unas cadenas que estaban oxidadas. El dolor se apodero de mis muñecas, que estaban siendo estranguladas por dichas cadenas: trate de gritar, un intento de pedir ayuda, pero mi intento de grito se disipo en un simple soplido. Tenía la garganta seca quizás cuanto tiempo había estado inconsciente en este lugar, así que trate de levantarme pero me di cuenta que la cadena que estrangulaba mis manos estaba ensamblada contra el piso y solo pude levantarme, pero no avanzar, estaba prisionera. Trate de divisar donde me encontraba para hacerme una idea donde posiblemente estaba pero solo logre ver una montaña y arriba un tipo de asiento, pero por el gran tamaño y variedad de detalles que tenía parecía más bien un trono, semejante al que se encontraba en las historias que mi madre nos contaba sobre Amir nuestro Dios. Seguí observando el alrededor y vi que metros atrás del trono se figuró una silueta de un hombre. No lograba ver su rostro pero pude divisar en una de sus grandes manos, una cadena mucho más grande y gruesa que la que me sujetaba las muñecas. De pronto comenzó a caminar hacia mí. Mientras caminaba su mano donde llevaba la cadena se formó en un puño haciendo esfuerzo por arrastrar lo que llevaba amarrado, lo note porque gruñía a simple vista por el pesado trabajo que era arrastrar semejante cosa supuse yo, o quizás me gruñía a mí, pero de pronto se sumó otra sombra que se unía al otro extremo de la cadena que yacía en la mano del hombre musculoso, pero esta sombra estaba botada, mire sobre su otra mano y vi que llevaba una gigantesca espada que goteaba sangre. El pánico se apodero de mí, me levante trate de soltarme, tire con la poca y nada de fuerza que me quedaba pero las cadenas no cedían, se acercaba cada vez más, quiero gritar, quiero irme de este lugar, sentí como las lágrimas empezaron a arder entre mis mejillas que hasta ese momento no me había dado cuenta que tenían rasmillones y heridas abiertas. No sabía que haría quizás tenía que suplicarle por mi vida, o solo aceptar mi destino, La figura del hombre se hizo gigante frente a mi pequeño cuerpo y finalmente se colocó frente a mí, pero unas sombras negras muy espesas ocultaban el rostro de aquel fornido hombre y el del otro pobre hombre, podía escuchar sus lamentos en un idioma que no me era posible de reconocer, el gran hombre de brazos y torso musculoso lanzo al otro prisionero hacia mí y quedamos a centímetros de nuestros cuerpos, trate de ver su rostro pero la sombras también acompañaban su cara, entonces con las cadenas trate de tomar su cabeza pero no lo logre sin embargo el hombre que yacía arrodillado frente a mí me miro y lo único que pude ver de las sombras de su rostro fueron su ojos dorados que brotaban lágrimas, tuve deseo de abrazarlo y decirle que yo estaba en el mismo estado que él, pero en ese momento se acercó a mí el temible hombre fortachón y desplego su enorme espada sobre el aire y supe que esa filosa hoja iba justo sobre mí. en los segundos en que su espada descendía, hacia mi cuello, escuche del hombre que seguía arrodillado frente a mí un grito
-- ¡Kyra!
Y la espada me degolló.*

Desperté empapada en sudor frente a una oscuridad aterradora, seguía de noche, trate de acomodarme sobre la cama deshecha en la cual estaba. Por varios minutos trate de volver a conciliar el sueño pero no lo logre después de tan horrendo sueño no pude ni siquiera cerrar los ojos por el terror que me provocaba ver nuevamente a tan horrenda criatura, Así que decidí que era mejor salir de la tienda, me levante sigilosamente para no despertar a mi hermano que yacía dormido en la cama de al lado, tome un chaleco de lana que estaba sobre mi cama de paja y me puse mis zapatos de piel, al abrir mi tienda me di cuenta que debía ser lo bastante tarde, ya que todos dormían y la enorme fogata que nos brindaba calor a nuestro grupo se apagaba, tome una de las antorchas que hice con paja seca esa tarde y con las brasas que quedaban prendí una antorcha para vislumbrar en medio de tanta oscuridad, me encamine hacia la salida de mi grupo y me dirigí al lado norte de los territorios, mientras caminaba, vi como todos los demás grupos estaban dormidos, Mejor para mi pensé, camine más hacia el fondo pasando por varias tiendas , camine hasta el final de los grupos donde se ubicaba el área de los arqueros , ellos tenían a lado de sus tiendas la gran entrada hacia el bosque , pero que esa hora no estaba interesada en aventurarme a entrar. Me escabullí cautelosamente en medio de las tiendas y fui hasta el extremo de estas donde entrenaban, corrí en medio de ese mini campo de batalla verde, pude advertir muñecos de pruebas llenos de flechas, algunos cascos y armaduras esparcidas, pensé que irónico que justo el grupo que solo está formado por hombres fuera tan desordenado, seguí corriendo hasta que finalmente llegue hasta el final de su campo de batalla y allí estaba El, el gigante que me saludaba agitando sus hojas mientras que sus ramas me invitaban a subir, me acerque e hice el esfuerzo por treparme en tan grandes y anchas ramas. El enorme ahuehuete que había crecido ahí, era el único ejemplar que nació fuera del bosque, él era como yo mientras que toda su familia crecía en comunidad en medio del bosque él estaba apartado y excluido de ella. Trepe el enorme tronco hasta que llegue a una de las ramas que se encontraba más cercana y con su ayuda pude trepar a otro que se encontraba más arriba y así lo hice sucesivamente hasta llegar a una altura adecuada donde lograba camuflarme y a la vez si requería de un imprevisto escape no morir en el descenso. Me quede arriba tendida en esa gran rama mientras la helada briza revolvía mis cabellos y hacían bailar a las hojas. Estire mis brazos apuntando hacia arriba en dirección contraria, la piel de mis brazos se tornó roja y dispare en dirección contraria a las tiendas dos llamas de fuego, las cuales ascendieron en lo más arriba del cielo disipándose como meteoros. Hice esto repetitivamente hasta que me agote y me tendí como si fuera mi propia cama de paja sobre la rama en la cual me encontraba. Sabía que al dejar de ocupar mi don durante mucho tiempo ocasionaba pesadillas y hace días que no me escabullía a liberarlo, no había encontrado el momento de escaparme de los inútiles entrenamientos que solo lograban destacar cada vez más lo diferente soy. Observe como caían pequeños puntos de fuego que provenían de las llamas lanzadas y que antes de llegar al piso se extinguían, me pregunte ¿por qué algo tan hermoso puede ser mortal? Pregunta que quedo volando a través de la briza mientas que el cansancio se apoderaba de mis ojos, junto antes de entregarme a los brazos de la oscuridad del sueño, escuche el aullido de un lobo y supe que a lo lejos alguien respondía a mi pregunta, todo se volvió oscuridad.

Trono de fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora