Desperté, bueno me despertaron. Unos dedos tocaron mi hombro haciendome dar un pequeño salto sobre la cama.
-uuh. Me queje mientras trataba de levantarme.
-Do..do..dónde estoy? Balbucee aún no siendo capaz de abrir los ojos.- Mi Lady, se encuentra en Bajo Tierra o Bajo Terra como muchos lo conocen.
Me despegue totalmente de mi almohada al escuchar donde estaba.
-¿Cómo llegue aquí?
Los vagos recuerdos de las últimas horas volvieron a mi mente.-Se desmayo en la barcasa que la traía mi lady.
Lo miré aturdida, frente a mi se encontraba un hombre de mediana que tenía tez blanca, cabello y ojos castaños, vestía con un brillante traje negro y una corbata morada a juego.
¿quien era este? Antes de que pudiera hacer alguna pregunta, el señor de mediana edad hablo primero:-Mi lady, le comunico que el rey Tristán solicita su precensia de inmediato en el vestíbulo de la planta baja.
Sin decir otra cosa se fue, dejándome sola en la enorme habitación que no me había dedicado a contemplar hasta ahora. Bueno ya habría tiempo para hacerlo. Me levanté tirando de las blanquecinas sabanas que me envolvían y sin preocuparme por el calzado, corrí hasta la puerta. Al abrirla vi al señor esperándome.
-¿Lista? Me observó críticamente de cabeza a pies, aunque podría jurar que se le escapó una leve sonrisa al observar estos últimos.
Comenzó a caminar y yo lo seguí, llevándonos a través de un hermoso pasillo de enormes ventanas, decorado por flores de loto en llamas, el piso tenía una suave alfombra de terciopelo negro que hacía juego con los ardientes pétalos de las flores. Fue inevitable no observar el paisaje tras esos ventanales mientra caminábamos, al verlo me percate del horrible paisaje que opacaba todo rastro de belleza que había visto en esa fracción del palacio. Miré como se apilaban muchas tablas y latas formando pequeñas medias aguas amontonadas. Era un cerro lleno de estas, no veía gente ni animales, solo se veía la devastación de flores y árboles secos que relucian sus esqueleticos cuerpos en algunos lugares desocupados. No imaginaba como era el resto del reino, pero se me contrajo el corazón al ver tan horrible paisaje que lo acompañaba un cielo infernal de color rojo.
Las ventanas habían terminado y habíamos llegando a una enorme escalera que estaba en medio del pasillo, vi que por el otro lado desde donde venía había mas habitaciones. Bajamos los peldaños que eran forrados con el mismo terciopelo del suelo acompañado con un elegante pasamanos negro. Al llegar al final de este, el hombre nos condujo otra vez haciendonos atravesar un enorme comedor, me quedé anonadada con las hermosas murallas de piedra que decoraban rusticamente el lugar, combinando con una enorme mesa de madera color caoba barnizada, acompañada con múltiples sillas que a la cabeza de estas, sobresalía una silla con respaldo en forma de llamas. Sin poder apreciar mas, salimos por un patio lleno de rosales seco y espinos. llegamos a un castillo pequeño en comparación al palacio que estaba a delante de este. El señor empujó las enormes puerta de madera que nos separaban del interior, haciendo rechinar mis dientes por el desagradable crujido que soltaban. Al entrar no había nada mas que una larga alfombra que se dirigía exclusivamente a un trono y en este se encontraba sentado un perturbador anciano, de espalda curvada. Mientras nos acercabamos me dedico una siniestra sonrisa de filosos dientes.-Bienvenida a mi reino Kyra.
En ese momento mi estómago se retorcio dejandome un malestar horrible. Finalmemte estaba frente a el, frente a Tristán.-¿Como es que sabes mi nombre? Fue lo único que se me ocurrió decir.
-Shh, las preguntas aquí las hago yo.
Lo mire insegura ¿había sido buena idea venir hasta aquí?-Mi nombre es Tristán, y este hermoso reino es mío y bien... que tendría que haber hecho una muchacha tan atractiva como tu para llegar hasta este lugar.
Unas repulsivas nauseas vinieron de mi estomago hasta mi garganta.-Parece que no tienes voz... Bien que podría hacer contigo. Analizó lentamente mi cuerpo para posar finalmemte sus ojos en mis senos.
-No te atrevas ni siquiera en pensar en tocarme. Dije asqueada.
Una diabólica risa escapo de su boca mientras se levantaba y se acercaba en mi dirección.-¿Y quién eres tú para decir lo que puedo o no hacer?
Retrocedi chocando con el señor que se encontraba ahí.-Por favor. Suplique. Ya que no sabía si había remota posibilidad de ganarle en batalla.
Miré directamente a sus ojos dorados y vi una pequeña chispa de emoción que comenzo a irradiar de ellos. ¿Qué era? ¿tristeza?-Sígueme. Dijo con voz dudosa. Me di vuelta a mirar al señor que supuse que era sirviente y lo encontré igual de anonadado que yo.
-Sígueme. Repitió, lo miré y se encontraba subiendo una pequeña escalera en espiral. Me entumesi al pensar que me llevaría algún cuarto, no estaba dispuesta a seguir ni un paso mas. De pronto sentí una calidas manos que apretarom mis hombros, era el sirviente y se dirigió a mi oido:
- No le hará daño mi lady.
Sus palabras no eran una razón suficiente como para moverme pero el siguió apretando mis hombro en un intento de tranquilizarme.
Caminamos juntos mientras subiamos la escalera en espiral, llegamos a una habitación de madera que semejante a la anterior no había nada, solo un ventanal con una pequeña terraza de madera. Miré fuera de esta y estaba Tristán afirmado del endeble balcón. Me acerque a el dejando al sirviente muy detras de nosotros, me detuve atrás del anciano rey esperando alguna acción de este, pero Tristán solo tenía la vista fija en el paisaje que estaba frente a nosotros. Era el mismo que había visto a través de los ventanales del palacio.-No soy lo que piensas.
Me sorprendí ante tal aclaración ya que la verdad no me había dedicado a pensar tan solo un poco como era el.-¿A que viniste kyra? Me hablaba sin despegar su mirada del rojo cielo.
-Eeeeeeh.. yo pues. No sabía como resumir todas mis preguntas en una respuesta. Tomé aire y le volví hablar.
-Necesito que me quites esto. Hice arder mis manos mientras el se giraba hacía mi. Su rostro no fue de asombro, si no, mmm ¿como decirlo? -Maravillado.
-¿Puedes solucionarlo? Repetí ya que seguía maravillado mirando mis manos.-Yo no respondo, ni soluciono los problemas de nadie.
-Por favor. Suplique arrodillandome frente a el.
-Levantate.
Lo hice rápidamente para ver si mi obediencia cambiaba algo la situación.-Kyra, todas las persona que llegan a Bajo Terra, no son obligadas a permanecer en ella.
Antes de poder protestar sobre mi poco conocimiento de su reino, el prosiguió.-Si quieres la solución ya sea que pueda o no, solo lo averiguaras aceptando tu estadia en este lugar.
-Pero... yo quiero volver.
-Entonces, puedes largarte por donde viniste.
Aunque no sabía exactamente de donde había venido. El se movió para volver a entrar a la habitación, pero antes que lo hiciera lo detuve. Miró sorprendido ante mi acercamiento. Quizás nadie tenía permitido hacer eso...-Espera por favor. Suplique -Necesito respuestas.
-Entonces decide ¿te quedas o te vas?
Dijo acercado su rostro al mío.¿Estaba dispuesta a renunciar a mi libertad o a mi familia? Pero no había llegado hasta aquí para nada.
-Me quedo.
Me sobresalente al escuchar el ensordesedor sonido que se produjo detrás de nosotros, me giré en dirección del paisaje y vi como una falsa ilusión caía como agua.-¡Que carajos! Dije mientras me daba vuelta hacía Tristan, pero este igual había cambiado. Tanto el como el reino habían desaparecido y lo que los sustituyo era algo verdaderamente hermoso.
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Trono de fuego.
Fantastik¿Que pasaría si naces con un don del cual a todos tienes que ocultar? Esta historia narra como tres hermanos dividieron al mundo en tres, y de como uno de ellos hara lo que sea para poder llegar a tener el poder sobre la humanidad y destruir todo lo...