Capítulo 5 . Confianza.

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Año 805 Desde la creación del mundo.

Día 58 desde el exilio.

Reino Atlantiano


Me desperté con el estruendoso concierto que llevaba a cabo mi estómago, Ahg, -moría de hambre. Pasandome una mano por mi vientre sentí las tibias frazadas sobre mi cuerpo.
- Jamás me levantaré.
Pasaron unos segundos y me sobresalte abriendo mis ojos como platos al mismo tiempo que mi cuerpo trataba de levantarse bruscamente al darme cuenta que no estaba tumbada en el suelo del bosque. Mis piernas no me acompañaron, estaban adormecidas así que me limite a quedarme sentada bajo las frazadas, -¿Dónde rayos me encontraba?, ¿que había sucedido? Trate de recordar por breve cuando fue la última vez que me encontré totalmente cuerda, al cabo de unos minutos me costó, pero recordé cada momento desde mi exilio hasta el bosque.
Curiosamente observe dónde me encontraba, estaba acostada y bastante arropada en una cama que no era de paja, me cubrían frazadas lo bastante gruesas como para a ver muerto aplastada si me hubiesen envuelto en más de ellas, frente a mi había una puerta que no sabía a donde conducía. - si alguien me había secuestrado, se había tomado bastante molestias al cuidarme tan bien, supuse.
Al lado derecho la cama donde me encontraba había un enorme ropero, -quizás haya algo ahí para cambiarme. Recordando mis ropas cubiertas de fango. Me dispuse a levantarme. Forcé un poco mis piernas para hacerlas reaccionar a levantar mi débil cuerpo, después de unos segundos lo logré, me levante dejando tendidas sobre la cama las frazadas que me envolvían hace unos segundos.
Mirándome me percate de la ropa que llevaba. -¡Que carajos!?.- grite.
Alguien me había cambiado la ropa. Debo admitir que la ropa que ahora traía puesta era bastante acogedora, observe mi cuerpo algo aturdida mientras que unos cálidos rayos del sol aparecían por una ventana que se encontraba al lado izquierdo de la cama.
Contemple por unos instantes la ropa que traia puesta, lo pantalones color zafiro me quedaban bastante largos, aunque debido a mi metro cuarenta y seis de estatura hasta los pantalones de un niño me habrían quedado gigantes. La dueña tendría que ser una mujer y bastante voluptuosa como veo. Eran muy ajustados abajo y al subir iban ensanchándose, si no hubiese sido gracias al elástico que me sujetaba de mi contraído abdomen se hubiesen caído a penas me puse en pies.
-me veo cómo murciélago.
Mire mi torso y vi que la chaqueta que tenía puesta era del mismo color que los pantalones de murciélago, sin embargo era muy extremadamente ajustada. debido a mis grandes senos el cierre solo se cerraba hasta un poco más debajo de estos.
- Si hubiese comido algo en este momento, hubiese jurado que el cierre hubiese salido inyectado por la puerta del frente.
Camine lentamente alrededor de la habitación donde me encontraba, nunca había visto una así en mi vida.
-¿Quizás ya me fui con Amir?
Pero todo parecía tan real. Seguí inspeccionando la habitación y me percate de la puerta que estaba un poco más lejos de la cama, hacia el lado izquierdo. Me aventure a abrirla despacio y me di cuenta que era un baño, un baño de verdad, inspeccione con más intriga y vi una cortina opaca que cubría algo, la corrí y me asombre que era una tina, jamás había visto una tina de ese material, -Ja! En realidad nunca había visto una tina en mi vida. Donde vivía nos bañamos en el frío río que cruzaba en medio del territorio. Alejándome de ella me sobresalte al ver una joven delgada frente a un cuadro, al acercarme noté que era mi propio reflejo y en la dirección en la cual miraba era un gigantesco espejo. -Guau..- no pude evitar mi asombró, me observé durante varios minutos.
-de verdad que estaba bastante demacrada, había perdido un exceso peso, al abrír la chaqueta que ya estaba casi abierta por completo me percate de mis costillas se relucian con mucha intensidad. La tristeza me invadió, ¿hace cuánto que no comía bien.? Justo cuando mi estómago empezó a rugir nuevamente, escuché unos fuertes pasos que proveían desde fuera de la habitación. Rápidamente pensé que se debía al responsable de estar en este lugar. Como ex guerrera atiné rápidamente en tomar algo con que defenderme, ya que por mi pequeña estatura mi agilidad y rapidez era mi mejor estrategia en este momento, Observé desesperadamente al rededor del baño pero lo único que logré ver que fuera resistente para golpes era un objeto que estaba puesto al lado del inodoro, tenía mango de madera y en la punta un semicircunferencia de plásticom -Ni idea que es esta cosa. La tome entre mis manos, y me ubique sigilosamente tras la puerta del baño que se encontraba semiabierta. La otra puerta de la habitación de abrió y alguien entro de ella. Quize ver quién era, y dónde se encontraba para propinarle una buena paliza. Pasaron algunos minutos y no lo escuché moverse dentro de la habitación, quizás me quería hacer creer que ya se había ido, pero yo sabía estas técnicas básicas de estrategia. Hasta que lo escuché nuevamente, sus pasos aproximándose en dirección al baño.
-Bueno no es que yo tuviera mucho dónde esconderme. Pensé
La puerta en la cual estaba parada de tras empezó abrirse lentamente presionando mi cuerpo contra la fría muralla de mármol.

Trono de fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora